El presidente de la Fundación Ushuaia XXI lamentó la falta de claridad del gobierno en torno al proyecto del corredor costero Canal de Beagle, y aseguró que a medida que pasan los días el panorama se va enturbiando. Surgen contradicciones de los propios funcionarios y, al haber accedido a la documentación de los pliegos, uno de los ingenieros que colabora con la fundación detectó varios errores, dijo. Lanzó el interrogante sobre un posible negocio inmobiliario detrás, al no existir un plan de manejo que determine qué actividades se podrán hacer en la ruta y cuáles no. Esto se suma a los cuestionamientos por el avance sobre yacimientos arqueológicos, sobre lo que están alzando la voz varias organizaciones ambientalistas.
Río Grande.- El presidente de la Fundación Ushuaia XXI fue entrevistado por FM Del Pueblo luego de la publicación que realizó sobre “las veinte verdades de la ruta 30”. En este artículo analiza la falta de anteproyecto, de plan de manejo, de acceso a información; también la decisión de dejar en manos de la empresa adjudicataria la traza definitiva y el estudio de impacto ambiental, la expropiación de tierras sin consenso de los propietarios, la indefinición sobre los bosques que serán afectados, la inobservancia del manual de Vialidad Nacional para rutas escénicas, la falta de consulta a expertos del CADIC o la universidad, la indefinición sobre el uso posterior de la ruta, entre otros puntos, y expresa que “todo parece indicar que esta zona terminará siendo objeto de una poderosa especulación inmobiliaria y/o política”.
Se le preguntó si hubo alguna comunicación con el gobierno de la provincia luego de las objeciones presentadas, y manifestó que “nosotros tuvimos una reunión muy interesante hace un par de semanas con gran parte de los funcionarios involucrados en este proyecto. Aclararon algunas preguntas y en otras sinceramente no hubo respuesta. Ya el año pasado habíamos tenido un par de encuentros desde la fundación con algunos funcionarios que están en este tema y habíamos volcado algunas inquietudes que estoy seguro que han tenido en cuenta en algunos casos y en otros no”.
“Todo este proceso va sumando controversias, cuando en realidad debería ser más claro. Todos tendríamos que tener más claro en qué consiste el proyecto en lugar de encontrar resistencia. Nosotros tenemos temores respecto de cómo se va a hacer la ruta y de qué uso se le va a dar a todo este espacio. Hay dos problemas: cómo se va a hacer la ruta y que eso no afecte al entorno, y el uso que va a tener el espacio que va a ganar la provincia logrando el acceso a un lugar emblemático, porque es uno de los lugares más bellos de Tierra del Fuego y merece un tratamiento especial, que no se le ha dado”, cuestionó.
“Este proceso se está desarrollando de forma apresurada, sin que haya habido pasos previos, como un buen plan de manejo, una traza tentativa con un buen estudio de impacto ambiental que nos vaya alertando de potenciales problemas. Lo que hay hoy son los pliegos de una licitación y la responsabilidad volcada en una empresa, y nosotros no tenemos conocimiento de quiénes son los que van a estar trabajando en este proyecto. No hay otros instrumentos indispensables a la hora de pensar en un proyecto de esta envergadura”, alertó.
“A nuestro entender no hay una traza. Lo que existe es una traza tentativa que le ha permitido licitar al gobierno y adjudicar la obra. Entendemos que la empresa adjudicataria va a definir la traza, y también va a ser la responsable de hacer el estudio de impacto ambiental. Ahí tenemos algunas objeciones, porque esto debió ser un paso previo. La elección de la traza debió ser fruto de un trabajo interdisciplinario, con una opinión vinculante de varios actores”, reclamó.
“No puede ser que en esta instancia en que ya se ha adjudicado la obra, uno de los antropólogos más reconocidos de la provincia y el país esté preguntando dónde está la traza. El licenciado Piana ya debió ser consultado hace un año atrás, si es que realmente pretenden proteger los yacimientos arqueológicos”, enfatizó.
“También falta la mirada de los biólogos, del turismo, de la historia del lugar, y de quienes están viviendo ahí y tienen ya un producto, como pasa con Harberton. Me da la sensación de que han puesto el caballo detrás del carro. No puede ser que el proyecto esté pronto a comenzar y tengamos la opinión de un arqueólogo que advierte que van a pasar por un yacimiento de 7.800 años”, subrayó.
Respecto de las aseveraciones de algunos funcionarios, que aseguran que la traza no va a pasar por allí y se va a modificar, se preguntó “cómo pueden decir eso, cuando ellos no han consultado a quienes saben por dónde van a pasar. Debe haber un trabajo en conjunto, porque es tan importante la opinión de Piana como la de un ingeniero civil que tiene que determinar cómo tiene que construirse la ruta. En el área de Obras Públicas de gobierno, ¿quién está en condiciones de decir que por determinado lugar no pasen porque hay un yacimiento que tiene 6.000 años, otro de 7.000? No hay nadie que tenga esa información y, quienes la tienen, son los que han hecho ese trabajo. Por eso desde el comienzo se debió armar un equipo interdisciplinario y la fundación lo viene reclamando hace casi dos años”, sostuvo.
Aclaró que “la idea no es decir que no queremos el proyecto, sino que queremos que se haga bien”, de allí la elaboración de este listado con veinte puntos de los cuales “hasta ahora no se ha salvado ninguno”, afirmó. “Esto no quita que mañana podamos juntarnos y ellos me puedan probar, no de palabra sino con documentos, que se han salvado algunos de esos puntos”, desafió.
“Nosotros tenemos un ingeniero que nos está pasando información luego de ver los pliegos de la licitación, donde hay errores y cuestiones en las que van a tener mucho cuidado, porque no están claras. Una de ellas es la traza. En los pliegos no está definida y eso da material para poner otros veinte puntos más. Algunos dicen que uno quiere poner palos en la rueda o que somos enemigos del desarrollo, pero les diría que hay que buscar otros argumentos, porque hasta es infantil pensar en eso. Todos queremos el desarrollo”, sentenció.
“Basta googlear información sobre rutas escénicas o ver el manual de Vialidad Nacional de Argentina, que habla sobre proyectos en rutas escénicas. Se van a agarrar la cabeza porque no han tenido en cuenta casi nada de ese manual, que es de un organismo nacional”, aseveró.
“Son cosas que deberían haber considerado a la hora de planificar esta obra. Nosotros queremos un desarrollo bien entendido y esa ruta puede llegar a ser una ruta turística excelente, pero no de esta manera. Entiendo el malestar de algunos funcionarios, pero nosotros queremos sumar, no restar”, expresó.
Información oculta
Lovece observó que “este proceso tiene ya casi dos años y ni bien asumió la gobernadora mandamos una nota pidiendo una entrevista para hablar de la ruta 30, entre otros proyectos. Esa nota tuvo respuesta seis u ocho meses después. Nos convocaron a una reunión y pedimos formalmente acceso a la documentación, pero ese acceso a la documentación se dio diez meses después”, manifestó, atribuyendo “gran parte de esta controversia no a las ONG, sino que es por culpa de cómo se ha manejado el gobierno hasta ahora”.
“Si están haciendo un proyecto tan novedoso, donde tienen en cuenta todo lo que planteamos, por qué no mostrarlo. Pero demoraron diez meses y hay muchas contradicciones. Ninguna ONG se oponía al proyecto de esta ruta y hoy en día ya estoy viendo en las redes sociales que las ONG se están oponiendo, y esto es lamentable”, sostuvo.
Advirtió que “hay que tener cuidado con el uso posterior de esta ruta y ahí encontramos algunas contradicciones. No sabemos si va a terminar siendo un negocio inmobiliario para algunos, y ni siquiera nos oponemos a que haya infraestructura bien hecha en determinados sectores de la ruta, para enriquecer el producto, como una buena confitería, una hostería, baños públicos, lugares para acampar, senderos. Lo de la especulación inmobiliaria lo estoy viendo desde otra óptica, y es que no terminen siendo tierras privadas, countries o quizás una infraestructura inadecuada. Siempre pongo el ejemplo de la fábrica de chacinados, que podrían instalar con vista al canal, porque ya sabemos lo que ha pasado en Ushuaia desde el período industrial a la fecha, y no tenemos que cometer el mismo error. Por eso hablamos de un plan de manejo, que debería determinar qué se puede hacer ahí y qué no. Eso no está hecho y es lo que nos preocupa. Supongamos que el gobierno actual tiene toda la mejor intención, pero no sabemos quién va a estar dentro de tres años”, concluyó Lovece.