Lo respaldan datos estadísticos y es la cantidad que ingresa desde el continente por camiones fiscalizados por la comuna. El ingeniero Víctor Canalis, director de Bromatología e Higiene del Municipio de Río Grande, brindó detalles sobre el trabajo de fiscalización y resaltó el convenio con las autoridades aduaneras que permite hacer un control permanente a cada camión que llega a los predios fiscales de la ciudad. “El crecimiento poblacional ha sido exponencial y la capacidad de producir alimentos –de origen vegetal y de origen animal- no puede ir acompañando el crecimiento del consumo, con lo cual los fueguinos vamos a seguir siendo netamente importadores de alimentos para la población”, observó. Justamente la producción de carnes y vegetales solamente alcanza para cubrir un poco más del 20 % de la demanda.
Río Grande.- El ingeniero Víctor Canalis, Director de Bromatología e Higiene del Municipio de Río Grande, fue entrevistado por el programa ‘Buscando el Equilibrio’ que se emite por Radio Universidad (93.5 MHZ), oportunidad en que fue consultado sobre la fiscalización de la mercadería que ingresa por la frontera y brindó datos del último trienio.
Uno de estos datos –promediados desde el 2016- es que el Municipio fiscaliza unos 37 millones de kilogramos de alimentos por año.
En ese contexto, el conductor del programa, Alberto Centurión, detalló los datos de combustibles consumidos por los vehículos en Tierra del Fuego. “Con los responsables de distintas estaciones de servicios, chequeamos que durante el 2017 los vehículos de los fueguinos consumieron 60 millones de litros y en los últimos tres meses ya llevan consumidos 27 millones 300 mil litros, discriminados en 15 millones en Río Grande, 10 millones en Ushuaia y 2 millones 300 mil en Tolhuin”.
Otro dato que dio el Director de la emisora es que se consumen 25 mil kilos de pan por día en las tres ciudades.
“Nuestra provincia tiene un crecimiento exponencial desde hace muchos años, pero no se puede acompañar este crecimiento con la producción de alimentos”, lamentó.
Agregó en este sentido que “desde hace muchos años este crecimiento poblacional ha hecho que la capacidad de producir alimentos –de origen vegetal y de origen animal- no pueda ir acompañando el crecimiento del consumo, con lo cual los fueguinos vamos a seguir siendo netamente importadores de alimentos para la población”.
Observó que esta situación “hace que se surta mediante un importante sistema logístico de transporte permanente a la provincia y a las ciudades de una gran cantidad de alimentos –incluso primarios- elaborados en los distintos centros de producción del norte del país”.
Reveló que “en términos de alimentos de origen animal, nuestra producción solo alcanza a cubrir desde el 20 al 25 por ciento, dependiendo del año, de lo que se consume; estamos hablando de vacunos, ovejas, y algo de cerdo”.
Reconoció el ingeniero Canalis –quien proviene del sector rural fueguino- que “si nosotros nos dedicáramos a hacer una producción intensiva –por ejemplo, la producción de cerdo es intensiva- debiéramos importan cantidades significativas de alimentos para abastecer ese consumo de los animales; en el caso de la producción bobina y ovina, gracias a Dios nuestros sistemas ambientales y los pastizales de la provincia cubren en una gran proporción la necesidades para el crecimiento de los animales, lo que no se puede adaptar a la producción de cerdos o de aves, que dependen exclusivamente de alimentos concentrados”.
También observó que el hecho de llevar a pastar al ganado a otras provincias, ha incrementado la oferta de carne con hueso. “Antes cunado no se podía sacar animales en pie de la provincia, la oferta de carne con hueso era estacional, solo para los meses de febrero, marzo, abril y mayo y después la cantidad de pastos de calidad se acababa, venía el receso invernal y no había más animales terminados”.
En ese punto dijo que “este nuevo esquema de que salgan animales en pie a alimentarse a otros centros de producción dentro de la Patagonia, más allá de que no sea una situación ideal, permitan que se puedan engordar y que vuelvan después en forma de carne”.
En Río Grande hay 1.300 comercios que manipulan alimentos
Ya en materia de fiscalización, el funcionario municipal detalló que la cantidad de comercios que manipulan alimentos para vender, “está en un promedio de 1.300 y abarcan todos los rubros; se incluyen los que elaboran plenamente alimentos hasta los que los venden; es decir, desde supermercados hasta kioscos”.
Río Grande importa 37 millones de kilos de alimentos por año
El Director de Bromatología e Higiene municipal detalló que en promedio son unos 37 millones de kilos de alimentos los que ingresan a Río Grande por la frontera de San Sebastián.
Es así, por ejemplo, que consumen dos millones de kilos de carnes rojas –bobinos en su gran mayoría y algo de ovinos- (exceptuando el cerdo que en 2017 se exportaron 12.486 kilos), cinco millones de kilos de verduras, 650 mil kilos de huevos (la docena pesa en promedio 780 gramos); más de 10.500 kilos de grasas; 34 mil kilos embutidos, 12 mil kg de chacinados, más de 300 mil kilos de fiambres, unos cinco millones de kilos de lácteos (en el caso de la leche, un litro equivale a 1,032 kg), unos cuatro millones de kilos de frutas, diez millones de litros de bebidas, un millón y medio de kilos de aves; más de cinco millones de kilos de productos de almacén (harinas, fideos, arroz, yerba, etc.); un millón de kilos de papas, entre otros productos (se publican los cuadros respectivos).
“Nosotros podemos tener estadísticas y a partir de ello realizar un control de todo el transporte de alimentos que viene fundamentalmente en camiones que vienen consignados a Río Grande y que se desprecintan en los Depósitos Fiscales de nuestra ciudad”, explicó Canalis.
También aclaró que algunos alimentos que consumen los riograndenses pueden ir a un centro de acopio en Ushuaia por lo tanto se quita el precinto de la carga en la capital fueguina y luego son traídos de nuevo a Río Grande, “con lo cual el consumo es un poco mayor –aunque insignificantes- al que fiscalizamos nosotros en el ingreso”.
Control integrado y eficiente
Desde hace poco más de un año, el Municipio de Río Grande viene haciendo un trabajo significativo con el personal de la Aduana nacional y con los responsables de los resguardos aduaneros de la ciudad, a través de un acuerdo de cooperación mutua “para establecer los puntos de fiscalización directamente en los predios fiscales; es muy evidente el puesto que tenemos en el Fiscal de la Caleta La Misión y que aparte concentra un volumen significativo de todo el transporte, incluso los pesos de los camiones de carga que andan en las 24 toneladas cada uno. En el 2016 ingresaron 4.067 camiones de trasporte alimentos exclusivamente y en el 2017 fueron 3.512. En esos dos años confeccionamos 7.793 actas”, precisó el ingeniero Víctor Canalis.
El monto anual en dinero fueron: Año 2016: $3.615.395; en el 2017: $4.780,524 y en lo que va del 2018: $2.187.028.
“A través de esta estrategia de trabajar en conjunto con las autoridades aduaneras, hace que tengamos un control permanente de todo camión de alimentos que viene del continente a la provincia y que no se nos escape tráfico. De esta manera, al mismo tiempo que los transportistas están haciendo sus trámites aduaneros de liberación, nosotros tenemos la posibilidad de hacer la fiscalización y labrar las actas; es decir no solo el control documental de la mercadería y eventualmente a los grupos de riesgo de la mercadería, abrir los camiones ya que tenemos la potestad de Policía Sanitaria”.
En tal sentido explicó que “hacemos los controles pertinentes, por ejemplo, la cadena de frío es un parámetro a verificar inmediatamente, toda la documentación respaldatoria del origen, la rotulación y demás”.
Consultado sobre los alimentos vencidos, destacó que “todo lo que detectamos va al relleno sanitario, lo hacemos vía decomiso y también por la gestión propia de los tenedores que pueden solicitar un decomiso voluntario a nuestra área. Hay algunos establecimientos que tienen la capacidad de desnaturalizar el alimento vencido para quitarle su capacidad de ser consumido, a través de un medio físico, de un medio químico o de un medio térmico y dejarlo ‘no apto para consumo’ más allá del vencimiento del alimento”.