El presidente de la asociación que nuclea la pequeña y mediana empresa, Eduardo Fernández, advirtió que hay un plazo perentorio para la ruptura de la red de contención. Frente a la caída de rentabilidad de las pymes, planteó que no pueden trasladar a los precios el aumento de sus costos, y están consumiendo su capital.
Río Grande.- Eduardo Fernández, presidente de APYME, dialogó con FM La Isla sobre el impacto de la corrida cambiaria, que agrava la situación de las PYMES. “La corrida de estos días significa una enorme transferencia de recursos para sectores concentrados y especulativos. A media mañana ponen el interés pasivo al 60% y ya los bancos compraron cheques a muy buenos clientes a 60 días, con tasas arriba del 110 y el 150%. Esto es darle parte de las empresas al sector financiero. La verdad es una transferencia criminal y un robo descarado a una gran parte del pueblo argentino, a la gente que trabaja y produce”, fustigó.
Dijo que ayer estuvo en Alta Gracia y, ante la corrida del dólar, pudo ver que “muchas empresas de combustible suspendieron el aprovisionamiento porque no quieren perder. La harina a las 10 de la mañana la habían subido un 10%, a las 11 suspendieron la venta y a las 12 estábamos rogando que no nos dejaran sin harina. Logramos que el pedido salga, pero va con la factura sin precio”, aseguró, por lo que no saben cuánto terminarán pagando.
“Los distribuidores de grandes marcas como ARCOR ayer tuvieron que volver a su depósito, aun con pedidos ya facturados. Estamos en la peor de las pesadillas, donde se impone el sálvese quien pueda, pero las PYMES no podemos transferir el costo de los insumos a los precios. Sabemos que los combustibles están dolarizados y los expendedores están esperando que llegue el aumento. Además de todo esto, no hay ventas porque no hay clientes, y están anunciando ajustes que significan puestos de trabajo, salud, educación, todo es menos plata en el mercado interno”, indicó.
Según Fernández, mientras todo esto ocurre, desde el gobierno nacional “están mirando otra realidad, nos dicen que han agilizado los trámites de inscripción, pero nos están haciendo rápido el acta de defunción. Los empresarios no tienen para pagar los sueldos la semana que viene y no tienen banco adónde ir. Nosotros somos los que estamos en contacto con la gente, que viene a pedir fiado porque no tiene para comer; y el que fía es el almacenero, pero el que cierra las puertas y despide la gente son Walmart y Carrefour. El pequeño y mediano empresario es parte del tejido social, en un pueblo, en un barrio”, sostuvo.
Consultado sobre el discurso oficial, que plantea que la suba del dólar es un beneficio para las empresas porque favorece las exportaciones, dijo que “el 95% de nuestras ventas y el 98% de las pymes, dependen del mercado interno. Poder exportar lleva tiempo y políticas de estado, que no pueden ser el mamarracho de ahora. Todos los países están protegiendo su mercado, desde Estados Unidos a China, y necesitamos políticas inteligentes. Nosotros estamos pidiendo medidas específicas y se insiste con la apertura indiscriminada de los mercados. Este nuevo valor del dólar no agrega competitividad ni mucho menos. La energía está dolarizada y es cuestión de días para ver lo que pasa. La cuestión logística, el transporte, también está dolarizada por los combustibles, por la concesión de peajes. Muchos de los insumos en integración de partes son importados y no sé qué estudio han hecho para decir que podemos ser competitivos”, cuestionó.
“Tengo 37 años de dirigente empresario y tenemos estudios hechos sobre las cadenas de valor, que tampoco se hacen. Estamos cansados de los anuncios, porque hace tres meses atrás el presidente del Banco Central dijo que las tasas iban a ir a la baja, cuando estaban al 20%, y hoy estamos en el 60%”, contrastó.
“Lo peor es que las acciones van en el sentido contrario de las palabras. A las pymes nos dijeron que iban a acelerar los reintegros de exportación y a los diez días de ese anuncio, por decreto quitaron el 66% de reintegro de importación. Si ven los últimos índices de precio mayorista y minorista van a ver que está atrasado el traslado a precios, que se manifiesta en pérdida de rentabilidad. La menor rentabilidad se consume el capital de trabajo y todo eso tiene un plazo. Va a depender de la región y de los rubros para que se rompa la red de contención”, alertó.
Finalmente tuvo en cuenta otro agravante, que es “el ajuste que están tratando de llevar a las provincias y los municipios, que seguramente va a traer un atraso aún mayor”.