Algunas compañías de Tierra del Fuego, las empresas están revisando a la baja los planes de producción y volviéndose más conservadoras en sus expectativas, razón por la cual desde las cadenas de retail hasta fabricantes fueguinos padecen el actual contexto, marcado por la devaluación y un costo financiero por las nubes.
Buenos Aires.- Estas postales se repiten en buena parte de los locales que vende artículos del hogar y tecnología en el país y sintetizan el momento de crisis que están atravesando todos los jugadores del sector.
Según datos de la consultora GfK a los que accedió iProfesional, en julio, cuando el dólar ya estaba embarcado en su rally alcista que lo llevó a romper récord tras récord, la venta de electrodomésticos registró una caída interanual del 13% en unidades.
«Tal como sucede con otras ramas de actividad, como la automotriz, el sector de la electrónica de consumo está sufriendo una contracción muy importante. La situación es muy mala para toda la cadena: para fabricantes y para el retail. Y lo más preocupante es que esto se está profundizando», agrega.
Baja la actividad en la isla
Según detallan desde algunas compañías instaladas en Tierra del Fuego, las empresas están revisando a la baja los planes de producción y volviéndose más conservadoras en sus expectativas.
Esto, en un contexto en el que hay pronósticos, como el de la agencia de calificación estadounidense Fitch Ratings, que apuntan a una caída de la economía doméstica del orden del 2,5% para este año.
«En julio tuvimos una contracción en las órdenes de compra por parte del retail y en agosto sufrimos una baja aun mayor. Esto, en momentos en que se acumuló un importante stock, nos obligó a levantar mucho el pie del acelerador», apunta.
Consultado por el estado de situación, un directivo de una empresa de primera línea que opera en el polo tecnológico de Tierra del Fuego no ocultó su malestar: «Hay mucha preocupación. Más allá del debate sobre si el tipo de cambio estaba atrasado o no, la realidad es que la devaluación fue tan grande que, inevitablemente, hubo que trasladar una parte a precios, ya que el 50% del costo promedio de un producto está formado por los componentes importados».
«El resto incluye, entre otras variables, a la mano de obra, donde no hubo subas porque tenemos un acuerdo firmado con el sindicato por dos años; pero sí logística, que se encareció muchísimo en estos meses», apunta el directivo.
Sin embargo, los empresarios de Tierra del Fuego advierten que no pudieron trasladar toda la suba, básicamente por la fuerte caída de la demanda, una crisis que funciona como «sostén» de los precios, pero afectando los márgenes de rentabilidad.
El relevamiento de GfK confirma esto: los televisores y los smartphones –más del 90% de lo que se comercializa es de producción nacional- subieron un 22% y un 26% en un año, respectivamente, muy por debajo del índice general de precios, que hasta julio acumulaba un avance anual de casi 32%.
Como contrapartida, notebooks –que ahora son 100% importadas- y heladeras –en general se producen en Santa Fe y el Gran Buenos Aires- fueron los productos que más se encarecieron: 69% y 40%.
¿De qué nivel fue la caída de la producción en el polo fueguino? En el bimestre julio-agosto, se registró un derrumbe del 40% respecto al mismo período del año pasado.
«El nivel de capacidad ociosa es muy elevado, con algunas empresas que llegan al 40 por ciento», señalan desde AFARTE, entidad que nuclea a las marcas instaladas en el sur del país.
En este contexto, las proyecciones no son positivas
En el caso de los televisores, a medida que las líneas de producción se van desacelerando, la expectativa es llegar a fines de 2018 con 3 millones de unidades, unas 200.000 menos que en 2017.
Esto, pese al fuerte empuje que, en el primer cuatrimestre, le había dado el Mundial de Fútbol a este rubro.
Sin embargo, el empresario consultado afirma que «es un clásico: cada cuatro años, hay un aluvión de demanda en la primera parte y luego el mercado se pincha, todo esto ahora agravado por la crisis».
En el caso de celulares, la meta ahora es producir 10 millones de unidades, unas 600.000 por debajo de los registros de 2017 y lejos del récord de casi 14 millones que se alcanzó en 2012.
En lo que respecta a los equipos de aire acondicionado, los empresarios aseguran que todavía es una incógnita. La meta es «empatarle» al volumen de producción logrado el año pasado. Así y todo, esto implicará un derrumbe del 40% respecto de la marca histórica, alcanzada en 2015.
Todo esto, a su vez, está creando un clima de mayor tensión en la isla, dado que la UOM, las empresas y el gobierno provincial y nacional, firmaron un acuerdo de competitividad por el cual se les congeló el salario por el término de 24 meses, contando a partir de junio pasado.
Sin embargo, el mismo fue alcanzado cuando la expectativa de inflación era del 15% para 2018 y del 12% para 2019, cifras que hoy lucen completamente irreales.
Desde el sector empresario se mantienen firmes en cuanto a que el acuerdo salarial debe continuar, si bien reconocen que están buscando vías para paliar la situación.
Como parte de esta iniciativa, se pusieron a disposición de los empleados adelantos de haberes y de aguinaldos, así como el ofrecimiento de préstamos a tasa cero para que los operarios puedan hacer frente a la pérdida de poder adquisitivo ocasionada por la inflación.
En este contexto, los expertos advierten que toda la cadena debe prepararse para una tormenta que será extensa.
«Esto recién está empezando y viene para largo. No es una cuestión de dos o tres meses», dispara Echevarría.
«El consumo va a culminar en negativo en 2018 y el poder adquisitivo se va a ver resentido al menos hasta la primera parte del año próximo. Además, no hay perspectivas de que el costo del financiamiento baje demasiado en los próximos meses. Es decir, no hay incentivos para la actividad», agrega.
Frente a este cuadro, desde GfK son claros al trazar un diagnóstico: «La crisis para el mercado de artículos del hogar y electrónica de consumo no debería aflojar sino recién al inicio del segundo semestre de 2019».
Frente a las urgencias del sector, esto es sinónimo de una «eternidad».