Este 28 de septiembre se cumplen diez años desde la desaparición de Sofía Herrera. Ese día los fueguinos sentimos que ya nada sería igual. Una niña de tres años había “desaparecido” en medio de la calma de un camping familiar. No podía ser otra cosa que un descuido, la nena aparecería, sin embargo a diez años del suceso nada se sabe de ella. Un hecho que nos marcó y lastimó para siempre. Razones de la necesidad social de saber dónde está.
(Por José Piñeiro).- De repente imaginé que apareciste, justo cuando menos te esperaban, cuando menos te buscaban, cuando la desesperanza iba a triunfar; definitiva. Apareciste allí mismo, en San Martín y Belgrano, cuando unos pocos pedían por vos, cuando los que siempre te buscaron reclamaban y deseaban que te busquen más.
Y entonces los que tantas veces hablaron sin saber se callaron, y los que perdían las esperanzas volvieron a creer. De pronto todo se iluminó, en esa misma esquina donde lágrimas cayeron alguna vez, por no verte. En ese mágico instante los que no te conocíamos te conocimos, y eras exactamente la que imaginamos, hermosa Sofía.
Un día me puse a pensar que por fin llegabas, y nos retabas por el tiempo perdido, por los años no vividos; pero igual nos sabías perdonar y desde esos ojos, que tanta veces miramos en tu foto, nos devolvías tu felicidad por el reencuentro.
Una mañana, de este septiembre primaveral y maldito, soñaba que podíamos recuperar la alegría de tenerte y podíamos volver a recuperar la certeza de no tener a ninguna niña perdida, la felicidad de quienes se saben familia completa. Aunque los diez años de ausencia no podrían olvidarse jamás.
Una tarde, como aquella cuando se comenzó a nombrar tu nombre y a tejer teorías, volví a creer que era posible. Entonces percibí que soñar que estabas era lo que correspondía, pensarte en una escuela era lo lógico, verte crecer con Giuliana era lo justo; porque no se puede comprender lo incomprensible.
Fue así que comencé a recuperar el aliento, las ganas de buscarte, el deseo de exigir por vos y reclamar que se sepa dónde estuviste y donde estás; porque tu ausencia no tiene justificativo alguno y la inacción de los que deberían obsesionarse con tu búsqueda tampoco.
Entonces sentí que al menos un poquito, muy poquito aún, comenzaste a aparecer. Sentí que no nos va a ganar el olvido ni lo urgente. Porque después de diez años, sigue siendo prioridad e imprescindible saber ¿Dónde está Sofía?