El autor del crimen de Alberto Altamiranda, fue condenado a 9 años de prisión por el delito de homicidio simple. En su alegato, el fiscal Nicolás Arias había pedido 12 años de prisión por el mismo delito.
Ushuaia.- El Tribunal de Juicio en lo Criminal lo preside el Juez Maximiliano García Arpón, con las vocalías de los doctores Rodolfo Bembihy Videla y Alejandro Pagano Zavalía, condenó a Diego Ferreyra Colautti a la pena de 9 años de prisión por el delito de homicidio simple por el crimen de Alberto Altamiranda, conocido como “el huevero” ocurrido en enero. Los jueces lo declararon reincidente por una condena anterior.
El pasado viernes el fiscal Nicolás Arias había solicitado en su alegato una pena de 12 años para Ferreyra Colautti, por el delito de homicidio simple. En tanto, el defensor oficial Gustavo Ariznabarreta, había pedido su absolución.
Ferreyra Colautti de 24 años, actualmente alojado en la Alcaidía de la ciudad donde cursa sus estudios secundarios, había declarado ayer ante los jueces, justificando su accionar en la legítima defensa.
En su declaración de ayer, el imputado contó que hacía trabajos de construcción, que era ayudante de cocina y que estuvo purgando un año en prisión. Además, contó que consume estupefacientes desde los 11 años y que al cumplir la mayoría de edad, continuaba con la adicción. Incluso, sostuvo que a Altamiranda lo conoció en la calle porque también consumía, y de ahí en más se entabló una amistad entre ambos.
Según relató ante los magistrados, la noche del 7 de enero, Ferreyra Colautti se acercó a la casilla donde vivía Altamiranda, a raíz de la angustia que presentaba porque había concluido su relación de pareja. Contó que “a Altamiranda lo unía una relación afectiva ya que éste había conocido a su padre biológico”.
Tras haber estado bebiendo alcohol, Ferreyra dijo que comenzó una discusión entre ambos que incluyó la agresión verbal con insultos de parte de Altamiranda, situación que empezó a incomodar al imputado.
Mencionó que esa noche la víctima le sugirió que a los jóvenes como él los abusaba, frase que lo hizo optar por retirarse de la vivienda.
“El huevero no me quería dejar ir, estaba delante de la puerta y tenía un cuchillo de carnicero, y empezó un forcejeo entre los dos. De repente, yo me veo encima de él, sentí miedo por mi vida y cuando reaccioné, vi sangre, agarre a mi perro y me fui”, precisó el imputado.
Alberto Altamiranda tenía 58 años, vivía en una casilla rodante en el barrio La Oca y era vendedor ambulante. Fue hallado muerto con 21 puñaladas cuatro días después de su deceso, según determinó la autopsia.
Fuente: Reporte Austral