El titular del gremio gastronómico dijo que esperaban esta decisión “en cualquier momento”, luego del cierre de las salas de La Rioja y Mendoza. De los 80 trabajadores que había antes de la asunción de Macri, quedaban 30, más 60 del sector de juegos. Todos fueron indemnizados con montos superiores a lo que correspondía por liquidación, pero ahora deberán afrontar el desafío de conseguir otro trabajo. Calderón recordó un escenario similar con la crisis del 2001, con la proliferación de quioscos que abrían los despedidos y tuvieron que cerrar sus puertas al poco tiempo, por no poder sostenerse. Igualmente destacó la experiencia de los trabajadores y cifró expectativas de que encuentren un lugar en la temporada turística.
Río Grande.- Ayer el secretario general del gremio gastronómico, Ramón Calderón, confirmó el cierre del Casino Club de Ushuaia, que no resultó una sorpresa, porque “veníamos hace un año con problemas y ya se venían cerrando algunas salas en el país”, dijo por Radio Nacional Ushuaia.
“La primera había sido la sala de La Rioja, después siguió Mendoza y sabíamos que en cualquier momento nos podía tocar a nosotros. En las discusiones con el directorio se hablaba de una persecución política y que en muchos lugares prácticamente no se los dejaba trabajar. Empezaron a cerrar algunas salas, otras las estaban aguantando y una de ellas era Ushuaia. Mendoza era una de las más grandes, porque tenían hoteles; en La Rioja también estaban construyendo el hotel y terminaron cerrando. En Tierra del Fuego habían comprado un viejo hotel de Río Grande y no llegaron a construir”, señaló.
Hasta el momento sigue abierta la sala de Río Grande, donde “hay poco personal y es una sala mucho más chica. Tenemos algo de 6 gastronómicos y de juego no hay más de 12 personas. Todavía están, pero la situación es la misma. En Ushuaia teníamos 30 personas en gastronomía y 60 personas en la zona de juegos. Es muchísima gente, pero el planteo que hicieron es la persecución política que estaban teniendo”, reiteró, a partir de las causas en las que está involucrado Cristóbal López, a quien se le atribuye la propiedad de los casinos.
Calderón aclaró que la indemnización se pagó totalmente “e incluso hay gente que se fue con un poco más de lo que pensaba en las liquidaciones”, por lo cual no quedó ningún conflicto entre trabajadores y empresa.
“Los compañeros estaban sobreviviendo haciendo shows los fines de semana para ver si la podían pilotear, pero no daba para más. Habíamos hecho reducción horaria, porque al principio cerraron la sala de San Martín y llevaron el personal a Maipú, pero esto alcanzó para sostenerse por seis meses”, expuso.
Respecto de la posibilidad de reinsertarse laboralmente, destacó que se trata de “gente joven pero con muchos años de antigüedad. Hay compañeros con 10 y hasta 14 años, que se fueron con mucha experiencia como camareros, en el sector de cocina y de pastelería. Tengo confianza de que se logren insertar en algún lugar en la temporada”, dijo.
Igualmente lamentó que no dieran batalla para defender su puesto de trabajo, por las dificultades de reinsertarse en el contexto de crisis actual. “Es una situación muy complicada para quedarse sin trabajo, uno el consejo que le puede dar a los trabajadores es que traten de no arreglar y estirar la situación, porque está muy duro conseguir trabajo, pero muchos compañeros se vieron tentados por el dinero que les ofrecían. Me parece que vamos a vivir una situación muy similar a la de hace muchos años atrás, en la que todo el mundo abría un quiosco. Va a haber un quiosco cada dos cuadras, pero sabemos los resultados de esto. Más que nunca hoy como están las cosas, no duran mucho que digamos”, advirtió.
Edificio cerrado
Calderón no pudo informar qué va a ocurrir con el enorme edificio montado sobre la bahía de Ushuaia, y barajó dos alternativas. “El Casino Club estaba en la ciudad desde hace más de 15 años y hay un empresario de Río Grande -Nazareno “Cacho” Natale- que tendría interés en adquirirlo. Esto uno lo ve bien si se puede reincorporar a la gente que estaba trabajando, aunque por otro lado sabemos que es un empresario complicado al momento de pagar a los trabajadores lo que corresponde por el sindicato. Hace muchos años estamos tratando de encuadrar a los trabajadores de gastronomía, que es donde pertenecen, pero por distintas circunstancias no se logra”, manifestó.
La segunda alternativa es que lo mantengan cerrado, a la espera de un cambio político luego del proceso electoral de 2019, en función de la persecución que viene planteando el directorio de parte de la gestión Macri. Como fundamento de esta teoría, Calderón observó que “todavía no han vendido las salas que cerraron en otros puntos del país”.
Consultado sobre las sospechas de corrupción que involucran a Cristóbal López, dijo que nunca trataron con él, sino con el directorio. “El casino a nosotros nos daba mucha mano de obra y nos lastimó mucho desde el lugar de los trabajadores, porque llegamos a tener 80 empleados solamente gastronómicos en 2012. Desde el 2015 en adelante empezamos a perder puestos de trabajo y actualmente quedaban 30 del sindicato”, concluyó.