El consultor económico Martín Kalos, asesor de la Secretaría de Desarrollo e Inversión de la provincia, aseguró, tras conocerse los datos de septiembre del INDEC, que el 2018 será el peor año en materia de indicadores, desde 2002. El nivel de inflación alcanzado no se registraba desde la crisis posterior a la salida de la convertibilidad y “hemos vuelto a las inflaciones más altas de los últimos veinte años”, dijo. Advirtió que esto se traducirá en un aumento de la pobreza, que no descendió del 25% de la población y esto implica que “la mitad de los menores de edad en Argentina están creciendo en condiciones de pobreza, preocupados por no comer”. Con estos datos y los que se esperan para octubre, anticipó que la inflación anual va a superar ampliamente el 40% y planteó que “nos quedamos cortos los que pronosticamos un 45%”. El escenario se complica porque “no se ve la luz al final del túnel”: las pymes no saben hasta cuándo se va a prolongar la recesión y, la decisión de “secar la plaza” quitando liquidez, traerá más desocupación. Frente a este panorama identificó entre los únicos beneficiados a las grandes empresas exportadoras, que han bajado costos fijos por la caída en dólares de los salarios; además de las entidades financieras, que “están disfrutando de tasas del 75%, hoy las más altas del mundo”.
Río Grande.- El consultor económico Martín Kalos, asesor de la Secretaría de Desarrollo e Inversión de la provincia e integrante de EPyCA Consultores, se refirió por FM La Isla a las implicancias de los datos del INDEC correspondientes a la inflación de septiembre, a lo que se sumó el pronóstico del ministro Dujovne de dos meses por delante en la que será mayor todavía.
El 6,5% del índice de precios al consumidor en septiembre camina hacia “el pico del año” en octubre, según el propio Dujovne, y para Kalos “el ministro se podría quedar corto, porque no es solamente la inflación más alta del año. Si uno compara hacia atrás, cuando asume Kicillof en el Ministerio de Economía a comienzos de 2014, tuvo un nivel de inflación parecido en febrero y, para encontrar una inflación más alta que esta, hay que irse a abril de 2002. Fue superior al 10% en ese momento. Estamos hablando de una inflación alta y revela que la lucha contra la inflación del gobierno de Cambiemos no tuvo ningún éxito. Hemos vuelto a las inflaciones más altas de los últimos veinte años”, aseveró.
A tres años del gobierno de Cambiemos, “las medidas implementadas para combatir la inflación claramente fueron un fracaso -sentenció-. Seguramente la inflación va a bajar en los próximos meses a partir de la decisión de secar la plaza, pero eso implica que no haya pesos para comprar absolutamente nada, no sólo dólares. Efectivamente el dólar ahora se va a abaratar porque nadie los va a estar comprando y bajará la demanda, pero no va a haber pesos para comprar nada, ni dólares ni ninguna otra mercancía”, sostuvo.
“Lo que busca este modelo monetario es una iliquidez, una falta de dinero en la economía argentina, que ayuda para bajar sólo una parte de la inflación, porque hay otra parte que depende del dólar, de los tarifazos, y eso puede seguir teniendo sus cimbronazos. Lo otro que genera esta política monetaria es profundizar la recesión. Esta es una versión moderada de lo que pasaba a fines de la convertibilidad, cuando se emitían cuasi monedas porque ni el Estado tenía pesos para pagar sus sueldos”, comparó.
Se le preguntó si en este escenario se puede esperar que algunas provincias comiencen a emitir cuasi monedas. “No creo, porque la cuasi moneda es una mala noticia: significa que el estado provincial no tiene dinero para pagar. En la Patagonia hoy tenemos los peores ejemplos con provincias que no llegan, que están pagando diez días, un mes y hasta dos meses tarde, como Chubut y Santa Cruz. Río Negro y Neuquén están tecleando, casi por caer en la misma; tenemos situaciones similares en Chaco y Jujuy, y hay provincias con administraciones actuales y pasadas que no han sabido hacer los cambios que había que hacer para administrar los recursos”, dijo.
“Si emitieran cuasi monedas, es porque ya no tienen fondos si la nación no las ayuda. Sería un paso extra en la crisis. Esperemos que eso no esté cercano, pero es cierto que a eso está encaminada la economía, en forma más moderada: a no tener para pagar nada”, reiteró.
Más pobres todavía
El aumento de la canasta básica se traducirá “en un aumento de la pobreza en los próximos meses. Falta tener los datos de la medición del segundo semestre, pero va a dar muy mal, porque se va estar mezclando el desempleo, que va a aumentar; se suma que el empleo que se generó en estos años fue muy precario. Este año, por lo menos hubo un 15% de caída del salario real de los que tienen empleo. La inflación pega más en los alimentos y componentes de la canasta básica, y va a ser muy duro el golpe sobre los hogares que estaban intentando salir de la condición de pobreza, que con esto han vuelto a caer. No olvidemos que al menos un cuarto de la población argentina siguió siendo pobre, incluso con la mejora de los últimos años, y ahora esa cuarta parte de la población va a aumentar”, afirmó.
“Siempre me da un poco de escalofrío recordar que esto significa que casi la mitad de los menores de edad en Argentina están creciendo en condiciones de pobreza. Para el crecimiento y el desarrollo de nuestra sociedad, pensar que nuestros niños y niñas están en condiciones de pobreza, habla muy mal de una sociedad que pretende tener un futuro en el que esos niños puedan ser productivos, innovadores, tener niveles de nutrición, de capacitación. Hoy están preocupados por no comer, y es muy fuerte”, lamentó el economista.
Más del 45% anual
Con este pico del 6,5% en septiembre ya se superó el 40% anual de inflación y la proyección es que va a superar el 45%, cuando el presupuesto 2018 había estimado menos de una cuarta parte. “Los que hablábamos del 45% de inflación nos quedamos un poco cortos, porque para llegar a ese porcentaje la inflación de acá a fin de año debería ser del 3%. El número de octubre va a ser alto, porque va a tener el arrastre de este año más los aumentos que ya estamos sintiendo. Estamos muy lejos que sea de un 3% en los meses que restan del año. No creo que la inflación llegue al 50%, pero más del 45% no deja de ser un número enorme, sobre todo cuando uno compara esto con el aumento de los salarios”, expresó.
“Algún gremio negoció el 25% y el 30%, pero en general no fue más del 20%. La caída en promedio por lo menos es del 15% y es un número no visto desde 2002”, subrayó.
Para Kalos el 2018 “es el peor año en términos de indicadores sociales, laborales y productivos desde 2002. El único año malo que tuvimos en medio fue 2009 con la peor crisis mundial desde 1930”.
Pymes jaqueadas
Ayer comenzó en Mar del Plata la edición número 54 del Coloquio de Idea, y se le preguntó al economista sobre los ejes de la discusión en ese ámbito. “Hay dos grandes grupos de empresarios -diferenció-: los que orientan al mercado interno, que van a hablar de la recesión, de que hoy no se vende y que tampoco la perspectiva es que se recupere el año que viene, porque el propio gobierno habla de un año que arranca con las mismas caídas de consumo, de inversión y gasto público. El gobierno prevé una caída del 0,5% del PBI, pero vamos a arrancar mucho peor que eso, o sea que para que se cumpla la caída de sólo el 0,5%, el gobierno está esperando que el fin de 2019 sea bueno. Volvemos a hablar del segundo semestre del 2019 como esperanza de que se empiece a reactivar la economía. Esa es la expectativa de gobierno, fundada en una esperanza electoral, en un repunte muy fuerte de las exportaciones, que por lo menos es polémico, porque no va a ser tan alto como el gobierno espera”, vaticinó.
“El grupo de empresas que se vuelca al mercado interno no ve todavía la luz al final del túnel, y después tenemos que hablar de los que se manejan con el comercio exterior, que exportan con la devaluación”, observó del segundo grupo empresario, que vive una realidad paralela: “Con la caída del costo del salario en dólares, hay una serie de cosas que les pueden convenir como negocio, más allá de las mínimas retenciones que les han puesto. Ahí hay un grupo que está sacando ganancias de esto, además del sector financiero. Las empresas financieras, bancos, compañías financieras, etc., están disfrutando de tasas del 75% en un contexto de cierta calma del dólar. Son tasas de interés más que jugosas y hoy son las más altas del mundo”, cuestionó.
“La UIA tiene por un lado a las grandes empresas, pero las pequeñas pymes industriales están muy golpeadas y cualquier cámara del sector que uno mire seguro tiene una o dos empresas grandes, y alguna volcada a la exportación puede estar sobreviviendo. Pero hay un grueso de empresas muy golpeadas y es el gran riesgo de nuestra economía hoy: cuánto tiempo aguantarán esas pymes antes de decir que esto no da para más y cerrar, o declararse en convocatoria. Sin ventas y con una tasa de financiamiento tan alta, no hay estructura de empresa que aguante. Por eso es importante que el gobierno en algún momento muestre dónde está la luz al final del túnel y en qué plazo llegamos, que todavía no está claro”, concluyó.