Zulema y ‘Marita’ Lodeiro pasaron por Radio Universidad (93.5) para dialogar sobre su llegada a Tierra del Fuego, el gran aporte a la educación fueguina y su vida en los bosques fueguinos. Gran charla con anécdotas, historias y mucho sentido de pertenencia. Escuchá la nota completa y visitá la galería de fotos.
RÍO GRANDE. – Las reconocidas hermanas Zulema y ‘Marita’ Lodeiro, visitaron los estudios de Radio Universidad 93.5 en el marco del “Personaje de los viernes”, junto a la participación en los estudios de “La Técno” del director de la emisora Alberto Centurión, la Locutora Lorena Vera, y en contacto directo con el corresponsal de Roma, Dr. Marcello D’Aloisio.
Cabe recordar que la docente Zulema fue la primera ministra de Educación que tuvo Tierra del Fuego tras dejar de ser territorio, mientras que ‘Marita’, fue una de las primeras docentes de música que tuvo la provincia.
Los Lodeiro llegaron desde La Coruña, España, en 1907, año en el que “nació mi padre. Mi abuela se dedicaba al campo y llegó un momento en el que no podía estar con los cinco hijos que tuvo y mi padre se vino con una madrina que era su tutora a Brasil, pero no se quiso quedar allí y vino a Buenos Aires donde tenía el hermano mayor. En barco también llegó a Tierra del Fuego. Y un señor italiano se hizo cargo de el y lo llevó a trabajar al mercado del Abasto y mi papá vio en el diario que en el Presidio de Tierra del Fuego estaban buscando un carpintero y fue allí cuando arribó en barco. No le gustó mucho pero también había lugar en Río Grande”.
Según relató Zulema, en esa época, “Tierra del Fuego era un lugar donde las nacionalidades no tenían mucha importancia, pero sí tenía importancia el trabajo que aportaba cada uno de los que llegaba. Entonces en la Policía te encontrabas con yugoslavos, croatas, españoles e italianos. Mi papá trabajó para la policía en Río Grande en 1938 y, en ese momento, del otro lado de la cordillera, venía mi mamá que la estaban preparando para mandarla a un liceo pupila para ser docente y se vino de pase a Punta Arenas donde encuentra una amiga que la trae a conocer a Río Grande y lo primero que quiso ella fue comprar la revista Billiken porque la conocía desde Chile y resulta que quien vendía la revista, era mi papá, quien trabajaba en la librería Caras y Caretas. Ahí se conocen, hacen pareja y en el año 40’ nace mi hermana y, al año siguiente, nací yo. Mi familia es muy religiosa. Cuando llegó mi abuela, hizo que se casaran mi papa y mi mamá en la Capilla de La Misión que hoy forma parte del Museo. Nuestra familia tuvo el bautismo y casamiento allí y mi abuela volvió a Chile porque recién en ese momento consideró que las cosas estaban bien”.
[slideshow_deploy id=’12241′]
Los cuatro hermanos son docentes pese a que, según reveló Zulema, su madre siempre “nos decía yo que siempre le escapé a ser docente, hoy me encuentro con que mis hijos fueron todos docentes. Para ellos fue un sacrificio muy grande porque Río Grande no tenía escuela secundaría en ese entonces, por lo cual tuvimos que ir de pupilas, gracias a la Hermana Berta Weber quien nos consiguió las vacantes en la escuela María Mazzarello de Morón, una escuela agrícola. Allí nos fuimos con mi hermana; yo con 12 años y ella con 14. Fue un sacrificio tremendo porque prácticamente ninguna chica de acá salía a estudiar y fuimos las primeras en salir. Viajamos en un avión de Marina con asiento de tropa y tardamos 14 horas en llegar a Buenos Aires y, como buenas fueguinas, no conocíamos las tormentas, rayos y relámpagos. En Bahía Blanca nos agarró una tormenta increíble y nos llevaron a un hotel porque no podíamos llegar a Buenos Aires. Esperamos varias horas y luego partimos hacia Buenos Aires. Gracias a esos aviones de marina, la gente podía salir de la isla porque tampoco estaba la barcaza para salir por tierra. Aproximadamente Río Grande tenía 3 mil habitantes en aquella época. Los diarios prácticamente no se leían y la radio que se escuchaba era la chilena”.
En Río Grande, Zulema fue alumna de la Escuela N°2 y volvió como docente con 17 años recién cumplidos. “Me dieron una suplencia para sexto grado y yo jugaba con los alumnos porque tenía poca diferencia de edad y al principio tenía miedo porque creí que mis alumnos no me iban a respetar. Pasé por todos los estadios de Educación.
La llegada de Zulema al Ministerio de Educación
“El 6 de enero de 1992 aparecen en mi casa dos alumnos míos, ‘Lito’ Castro, quien fuera electo Convencional Constituyente en 1991 y al año siguiente Vicegobernador junto a José Arturo Estabillo. Durante casi dos mandatos representó a la fórmula que gobernó por primeva vez a la Provincia. “Lito” llegó junto a ‘Cano’ Andrade (ministro de Gobierno de ese entonces) y me vinieron a avisar que la provincia ya tenía todas sus autoridades pero que le faltaba la ministra de Educación y se elegía entre los representantes del Ministerio de Educación que se encontraban en Ushuaia y Río Grande. El ministro de Gobierno, alumno mío, era ‘Cano’ Andrade. Me propusieron el cargo y estaban todos de acuerdo con que ocupara el cargo. El 12 de enero juré como secretaría de Educación en ese momento, para luego ser ministra”.
El desafío de Zulema era “transformar la educación. A mi me tocó recibir todas las escuelas primarias, secundarias, privadas y todo lo que era escuela porque cuando era territorio, los establecimientos eran nacionales y cuando pasamos a Provincia, pasaron a estar bajo nuestra órbita. Fue muy complicado”.
“Cuando se realizó la transferencia de escuelas por parte de Nación a las Provincias, tras una decisión del entonces presidente Carlos Menem, se desarrolló un encuentro en el Ministerio de Educación donde cada provincia exponía el estado en el que se encontraba la Educación y a mi me tocó disertar después de la provincia de Buenos Aires y sólo expuse que teníamos 13 escuelas y en dos minutos expliqué todo. No necesité ningún papel para exponer. Fue un momento de risas”, recordó. “Cuando Tierra del Fuego dejó de ser territorio, ese acto se transmitió en todo el país y cuando Menem comenzó su discurso, comencé a hacer unos gestos de disgusto y me preguntaba ¿quién le iba a creer todas sus promesas? Hasta que de repente me di cuenta de que había una cámara tomándome y luego me llamó una maestra desde Entre Ríos felicitándome por la asunción, pero a su vez me preguntó qué gestos estaba haciendo. Siempre fui muy apolítica. Creo en las personas que trabajan.
Visita a Santiago de Compostela, donde empezó todo
Santiago de Compostela es una ciudad y municipio de España, en la provincia de La Coruña. Es la capital de la comunidad autónoma de Galicia, y en ella tiene su sede el gobierno autonómico gallego y el Parlamento. La ciudad antigua de Santiago es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1985.
Y allí fueron las hermanas Lodeiro, quienes se reencontraron con su familia gracias a la Iglesia la Esclavitud, ubicada entre Padrón y Santiago de Compostela. “Nunca me imaginé que La Coruña es tan hermosa. Conocimos la casa del poeta Rosalía de Castro y el paisaje me hizo recordar partes del corazón de la isla (Tolhuin); los cerros, los árboles, y toda esa naturaleza maravillosa”.
“Mi papá llegó a Tierra del Fuego por un aviso del Diario. Buscaban carpinteros para construir el ahora Museo del Presidio El Presidio Terminó trabajando en la carpintería de la Policía de Río Grande y luego abandonó”.
El sueño de “La Escondida” en una base histórica
Zulema comentó que los cuatro hermanos “somos muy inquietos. Mi hermano ha hecho muebles, mi hermana teje y los cuatro tenemos habilidades que son innatas porque no fuimos a estudiar para pintar y ser carpintero. En el campo explayamos esas ganas de hacer cosas por eso hicimos muchas cosas nosotras dos solas. Todos los riograndenses salían al bosque a hacer el asadito de cordero. Elegíamos un lugar e íbamos los domingos a la mañana y cuando salíamos del lugar lo dejábamos impecable para que cuando volviéramos esté todo impecable. Estábamos acostumbrados a ir todos los fines de semana al campo. Luego se fue perdiendo cuando la gente comenzó a dejar todo sucio, rompían los alambrados y las estancias comenzaron a prohibir el uso público de estos lugares y nosotros siempre soñábamos con tener un lugarcito y, cuando era ministra, en los viajes a Ushuaia siempre le decía a ‘Lito’ Castro ‘qué lindo sería tener una casa en el campo’ y el me dijo que podía pedir un terreno, pero nunca lo hice”.
“Salió una oportunidad porque mi cuñado, amigo del Sr. Apollinaire que estaba a cargo de la estancia San Luis, me comentó que iban a vender lotes para proteger la entrada a la estancia y nosotros queríamos comprar, pero una sola hectárea, pero al final compramos más de 40. Costó pagarlo; costó la casa donde nos quedamos que la dibujamos nosotras, pero fue realizada por el extraordinario carpintero Navarro y después la fuimos terminando nosotras. En el año 1907, los hermanos José Menéndez trajeron desde Bahía Blanca un criadero de zorros y visones y se establecieron en el lugar. En esa época no había rutas ni caminos. Sólo carretas. Quedaron las bases, pero toda la edificación fue trasladada a la estancia Flamenco. Creemos que se trajeron de Inglaterra. Entonces quedaron las bases y nuestra casa está toda abulonada con los bulones que quedaron de esa estructura realizada por José Menéndez. No sé cómo hacían los trabajos, pero los trabajos de la gente de antes eran extraordinarios. Nunca hubo una fisura. No tiene hierro, son piedras, cemento, arena y el metal de los esquineros. Las bases que elegimos eran la del Administrador”.
Finalmente y según indicó ‘Marita, cada hermano tiene su casita y por supuesto tenemos el fogón para que los nietos, junto a sus amigos, puedan disfrutar del campo. Tenemos agua, gas y luz con paneles solares. Hicimos todos los trabajos nosotras. También tenemos un vivero hermoso y un laurel que ya nos llegó hasta el techo así que ando regalando laurel por toda la provincia. Tenemos tomillo, orégano, perejil, menta, lechuga, espinaca, acelga y romero. Un vivero maravilloso”.