El manejo arbitrario y discrecional de la obra pública en la ciudad de Río Grande se cobra una nueva víctima. Ahora el intendente Gustavo Melella no autoriza la construcción de la nueva Planta de Tratamiento Sanitario en la Margen Sur, una obra licitada y contratada por el Gobierno Provincial, a través de la DPOSS.
No es neutra la decisión del intendente. Aproximadamente, 150 personas (entre contrataciones directas e indirectas) no pueden empezar a trabajar y percibir salario. Una empresa constructora riograndense, en un contexto de profunda recesión económica nacional, no puede iniciar una obra que ayuda a reactivar el mercado interno.
Decenas de comerciantes de Río Grande no pueden vender insumos para la construcción, áridos, combustibles, entre otros elementos a proveer, por una decisión infundada y caprichosa.
Frenar la construcción de la Planta de Tratamiento Cloacal es una calamidad, en todo sentido. Los análisis de calidad de agua en la zona de Margen Sur indican niveles descomunales de contaminación por cloacas. A su vez, los reportes epidemiológicos del Ministerio de Salud indican que la zona es el segundo foco de incidencia de infecciones gastrointestinales y urinarias. La Planta viene a resolver justamente esto.
El intendente Melella ya había hecho algo así antes: primero suspendió la factibilidad de agua y cloacas a casi 300 nuevas viviendas (120 eran para afiliados de ATE). Luego suspendió la factibilidad para las obras de infraestructura en la Margen Sur que construye el Gobierno.
El 17 de mayo de este año el IPV presentó el anteproyecto de urbanización de la zona denominada “Cabo del Mar”, que el Gobierno había adquirido en 2017 para generar más de 2000 nuevas soluciones habitacionales.
O sea: El Gobierno compra un terreno para construir nuevas viviendas (en un contexto de amplia demanda habitacional), realiza una licitación pública en donde se adjudica a una empresa local una obra de 255 millones de pesos. En la zona están las peores condiciones ambientales y sanitarias de la ciudad de Río Grande. Allí es donde viven los vecinos con peor calidad de vida.
La obra ya podría iniciarse. Más de 100 trabajadores estarían con sus cascos comenzando a realizar una de las construcciones más importantes de la ciudad.
Pero Melella lo hizo de nuevo. Con excusas formales no deja construir la Planta.
Entonces, la campaña sucia es permitir que los vecinos de la Margen Sur vivan entre las cloacas crudas que circulan por las calles y que se vuelcan sin ningún tipo de tratamiento a menos de 30 metros de una escuela del sector.
Todos somos lo que hacemos, no lo que decimos ser.
Sino que Melella le de las explicaciones a los vecinos de la Margen Sur, quienes rehenes de los caprichos políticos del intendente deben continuar viviendo en las peores condiciones de vida.