Este martes se conoció la infausta noticia del fallecimiento del profesor Víctor Hugo Fernández, creador del mítico Ballet Río Grande y embajador de la cultura fueguina en distintos escenarios nacionales e internacionales. Su partida deja un gran vacío en los corazones de los artistas fueguinos y en sus seres queridos. El profesor Víctor Hugo Fernández, además fue director del Ballet Municipal de Tolhuin hasta el 2014 y junto a la profesora Cora Itatí Leguina dirigía el Ballet Escuela de Danzas Nativas ‘Atahualpa’ de Río Grande.
Río Grande, (Ramón Taborda Strusiat).- Este martes falleció el profesor y director del Ballet Río Grande, profesor Víctor Hugo Fernández. Un ACV lo encontró en la flor de la vida y se lo llevó a los 56 años, tras dos días de internación en el Hospital Regional Río Grande.
Apasionado por la cultura nacional y las tradiciones argentinas, el profesor Víctor Hugo Fernández conformó el primer ballet riograndense en 1985 y al año siguiente tomó vuelo propio como ‘Ballet Río Grande’, que nos representó en por más de tres décadas en distintos escenarios internacionales, nacionales y regionales, dejando bien sentada la cultura fueguina y la danza nacional, cosechando aplausos allí donde actuaban.
Junto a la profesora Cora Itatí Leguina, enseñó a muchos alumnos en la Escuela de Danzas Nativas ‘Atahualpa’; también conformó y dirigió el Ballet Municipal de Tolhuin.
El Ballet Río Grande cumplió sus 30 años el 10 de julio de 2016, por lo que el 21 y 22 de octubre de ese año realizó un gran espectáculo que reencontró a casi todos los bailarines que han transcurrido por sus filas.
En una entrevista realizada por Radio Universidad (93.5 MHZ) realizada en esos días previos, el profesor Víctor Hugo Fernández recordó que llegó a la ciudad hace en 1985 por invitación del entonces intendente de Río Grande, Esteban ‘Chiquito’ Martínez quien le propuso conformar este primer ballet.
“El entonces intendente ‘Chiquito’ Martínez quería llevar adelante un desarrollo cultural de actividades a través de la primera Dirección de Cultura formada que la conducía en aquel momento Domingo Montes, que fue el primer director cultural que tuvo el municipio”, destacó el profesor Víctor Hugo Fernández.
En ese sentido valoró que “con quien pudimos llevar adelante una tarea maravillosa porque con él y con su gran empuje, porque Domingo Montes era un motor que llevaba adelante un montón de cosas y creyó en nuestro aporte cultural”.
Fernández confió que “pudimos aportar nuestro granito de arena a esta ciudad y darle un crecimiento desde lo que yo manejo como bailarín. En ese tiempo yo era bailarín estable del Ballet Brandsen, uno de los más importantes del país y una de las más fuertes del folklore y de la música argentina y de estar de gira internacional, por los países latinoamericanos y europeos, en una presentación hecha allá por Olivos para muchos funcionarios gubernamentales y de intendentes, tuvimos la suerte de intercambiar contactos y eso hizo la posibilidad de que podamos presentar un proyecto cultural y artístico para Río Grande, tanto con talleres educativos de contención y desarrollo de nuestro folklore argentino”.
Relató que “fue así que llegué a Río Grande para llevar un proyecto de uno o dos años y con ‘Chiquito’ Martínez, Domingo Montes, Daniel ‘Nene’ Martínez quien era Secretario de Gobierno del municipio, como Mario Ferreyra Secretario de Obras y Servicios Públicos y Oscar Lassalle Director de Deportes comenzó esta tarea cultural que prendió y creció en la sociedad de Río Grande de ese momento”.
En 1985 “vine con la expansión de la producción nacional folklórica y trajimos a Atahualpa Yupanqui, una de sus primeras llegadas; a la Camerata Bariloche; a la Misa Criolla con Domingo Cura y Ariel Ramírez -su creador-, el Cuarteto de los Andes y al Ballet Brandsen completo y en ese momento el único ámbito que teníamos nosotros era el Centro Deportivo de Alberdi y Belgrano, donde pudimos traer también a Alejandro Lerner y Sandra Mihanovich para la juventud”.
Nacimiento de la Casa de la Cultura
Debido esta expansión del arte y la cultura se hizo necesario contar con un espacio “y fue así que en el taller de la Flota Pesada del Municipio, en cuya dos naves, una completa y otra en diagonal, se proyectó la construcción de la Casa de la Cultura, con un trabajo maravilloso que hizo el ingeniero Mario Ferreyra en su momento”, recordó el profesor Víctor Hugo Fernández.
En este punto reconoció el trabajo conjunto también “con los arquitectos el Colorado Ibarra y Andrea Barra que concursaron los proyectos y salió lo mejor y así lo valoraron todos los artistas que pisaron sus tablas y que desde 1987 para acá la elogiaron como una joya, una de las mejores salas de la Patagonia argentina”.
Justamente recordó que ‘Chiquito’ Martínez les encomendó, tanto a él como a Walter Buscemi, de ir por toda la Patagonia con la invitación en mano a intendentes y gobernadores de toda la región para la inauguración de la Casa de la Cultura en 1987. En esos tiempos Fernández trabó amistad con grandes hacedores de la cultura, además de Buscemi, con Julio José ‘Mochi’ Leite y Freddy Gallardo, entre otros.
Crecimiento del Ballet Río Grande
El primer Ballet Municipal de la ciudad de Río Grande se conformó en 1985 y en 1986 se desprende como ballet autónomo y hasta tiempos muy recientes siguió representando a la provincia en distintas latitudes del país y del mundo como España, Portugal, Suecia, Francia y Chile. Su director confió que “estamos muy orgullosos de compartir ya tres décadas trabajando con la danza en Tierra del Fuego, desde aquella primera vez que nos trajo la Municipalidad de Río Grande a conformar principalmente el primer ballet municipal”.
Agregó el profesor Víctor Hugo Fernández que “esta propuesta creció, se consolidó y se hicieron cosas maravillosas. En ese entonces la ciudad tenía unos 15 mil habitantes que equivale a un diez por ciento de la población actual y hemos visto mucho. Tuvimos la suerte de hacer una tarea sustanciosa, donde realmente pudimos llegar a formar una escuela en la Municipalidad que nunca se pudo llegar a superar después hasta hoy. Solamente Esta escuela llegó a tener 500 alumnos, fue una cosa de locos para aquellos tiempos, estoy hablando de los años 89 y 90. No dábamos abasto con nuestra gente”.
Sus restos serán velados en el Centro Cultural Yaganes (Belgrano 319), desde el martes a las 16, y el sepelio se llevará a cabo el miércoles a las 10.