El economista Martín Kalos aseguró que el nivel de inflación de 2018 no se registra desde la salida de la hiperinflación en 1991; y el deterioro laboral y social es comparable a los índices de 2002. Cuestionó el “optimismo” del gobierno, por la leve reducción de las mediciones de octubre que igualmente llevarán a cerrar el año con un 50%. Además, puso en duda las previsiones del presupuesto nacional para 2019, de un 35% de inflación promedio y un 0,5% de caída del PBI: la expectativa puesta en las exportaciones es demasiado grande y no se tuvo en cuenta la posibilidad de una nueva fuga al dólar, por efecto eleccionario, que traerá otra devaluación.
Río Grande.- Combinando las peores épocas de hiperinflación y deterioro laboral, el 2018 estaría batiendo récords, según el economista Martín Kalos, asesor de la Secretaría de Desarrollo e Inversión de la provincia.
El índice de inflación de octubre fue del 5,4%, y se vio a los economistas del gobierno aliviados porque se redujo mínimamente respecto del mes anterior. Para Kalos hay un exceso de optimismo, no sólo ahora, sino en las previsiones del presupuesto 2019, que de por sí ya es muy malo.
“Es interesante que estén tan tranquilos porque vamos a tener la inflación más alta desde el año 1991, con la salida de la hiperinflación”, dijo por FM La Isla sobre el cierre del 2018.
“No estamos camino a la hiperinflación, pero que no hayan podido controlar la inflación al punto de decir que hace casi treinta años no tenemos un nivel tan alto, muestra un problema de política económica muy importante. Es lo que venimos viendo en todos los aspectos en los que interviene el gobierno, que no tiene nada para mostrar como éxito en términos económicos. Al contrario, en campaña dijeron que esto iba a ser lo más sencillo de resolver, y se les complicó al punto de llevar la inflación más arriba que cualquier otro gobierno, desde la hiperinflación”, sostuvo.
Precisó que el nivel actual de inflación es “del 45,9% desde octubre de 2017 a octubre de 2018. El optimismo del gobierno viene por el lado de decir que va a bajar pero, si no baja, realmente hay que empezar a despedir gente, porque sería un nivel de ineptitud todavía mayor del que ya hubo. El gobierno insiste con que la inflación va a bajar mucho, pero vamos a terminar el año en el 50%. Por más que baje mucho en noviembre o diciembre, aun así llegamos al 50% en el año”, afirmó.
Respecto del 2019, “el gobierno dice que va a bajar la inflación hasta el 23% en diciembre, pero el promedio da el 35%. Me parece demasiado optimista y es muy dudoso que lo puedan bajar al 23%. Igualmente en el presupuesto la inflación promedio para el gobierno el año que viene es del 35%”, reiteró del piso fijado que, si se toma como parámetro la previsión del 2018, puede estar muy lejos de la realidad.
Corrida electoral
El economista agregó un nuevo ingrediente preocupante para 2019 y es la posibilidad de una nueva corrida cambiaria: “Hay elecciones en octubre y es un momento clave para ver si pueden bajar los precios, porque en agosto, ante la incertidumbre de que gane uno u otro, los mercados van a querer cubrirse de lo que piensa hacer el próximo gobierno y pueden empezar a comprar dólares -advirtió-. Tendríamos el mismo episodio cambiario que este año y espero que el Banco Central lo limite mejor de lo que lo hizo hasta ahora. Si eso ocurriera, puede haber una devaluación que va a generar presión sobre los precios y ahí todo empieza a complicarse”.
“El gobierno está apostando demasiado a que el dólar esté muy estable el año que viene y que les permita usarlo como ancla para bajar los precios a partir de ahí, pero no es tan sencillo. Este año tenemos una recesión muy importante y se ha dado la mayor caída del salario real desde 2002. El 2018 es un año tan malo que estamos batiendo récords y comparando la inflación contra la salida de la hiperinflación del ‘91, y el deterioro laboral y social en indicadores, contra el año 2002, que fue el peor año de nuestra historia”, enfatizó.
Dado que, a diferencia del 2002, no cayó el gobierno de Macri, Dujovne lo tomó públicamente como una señal de éxito. “Lo que él dice no deja de ser cierto pero lo importante es que lo dice en voz alta. La pérdida de poder adquisitivo que hemos tenido este año es del 10% en una mirada promedio a nivel nacional, y el año que viene no se espera que se recupere. La inflación que el gobierno reconoce para el año que viene sería del 35%, y en las paritarias hay que ver cuánto le van a dar a los sindicatos. Ya nos pasó en 2016 cuando entró Macri, porque esa devaluación y pérdida de poder adquisitivo no se recuperó en 2017. En 2018 perdimos tanto, que ya estamos bastante más abajo. Los salarios que arrancan en 2019 están un 12 ó 13% debajo de cuando asumió Macri”, estimó.
Exportaciones en duda
Kalos recordó que para el año entrante “el gobierno apuesta en el presupuesto a las exportaciones, porque dice que va a caer la inversión un 10%, va a caer el consumo y va a caer el gasto público. Lo único que va a crecer, para que la caída del PBI no sea tan grande, dice que son las exportaciones, de la mano del campo, de Vaca Muerta y de Brasil, si se recupera, porque es una fuente de demanda de productos industriales. Pero Vaca Muerta pensaba que iba a tener precios de petróleo internacionales mucho más altos, y han caído en los últimos meses, así que no termina siendo tan buen negocio por ahora como se esperaba y las exportaciones no van a ser tantas como se esperaba. Puede pasar algo parecido con el campo, que no logre cosechar todo lo que se esperaba por el fenómeno del Niño y las lluvias, que están afectando la producción. Y Brasil por ahora es una incertidumbre, porque lleva muchos años de crisis, que es la más importante de su historia. Con Bolsonaro consolidado como gobernante esperemos que empiece a recuperar, por el bien de la sociedad brasilera, pero no sabemos si ese motor brasilero será tan importante para que las exportaciones aumenten todo lo que se espera en el presupuesto”, expuso.
“Para Bolsonaro no es prioridad el Mercosur, y quiere mirar a Estados Unidos, a Chile, Colombia y otros países de América. La alianza que tenemos con Brasil lleva tres décadas y es probable que no se profundice, y que Brasil no moleste al Mercosur, pero tampoco le dé mucho uso. Seguramente Brasil se pondrá más duro cuando haya que negociar los acuerdos que tenemos que renegociar, para compensar calzado, automotriz, que son productos que se importan y exportan a ambos lados de la frontera, porque quizás no le importe negociar con Argentina. En el cortísimo plazo, el Mercosur existe y, si Brasil crece, nos van a comprar más. Pero si Brasil no tracciona tanto, si Vaca Muerta tampoco es lo que se esperaba y lo mismo ocurre con la cosecha, es probable que el crecimiento que el gobierno espera para el segundo semestre no sea tal. Ya el gobierno prevé una inflación del 35% y una caída del PBI del 0,5% y, si esto resulta peor, es preocupante”, concluyó.