El pasado fin de semana se corrió la 7ª edición del Gran Premio de la Hermandad Histórico con récord de inscriptos que ascendió a 47 binomios. Mario Lurbé en la “A”, Gastón Carletti en la “B”, Daniel Gallo en la “C” y Daniel Farías en la “D” fueron los ganadores en sus respectivos segmentos.
Río Grande, (El Diario del Fin del Mundo).- El pasado viernes cuando iniciaba el clasificatorio de ida y vuelta a la Estancia María Behety, se ponía en marcha la 7ª versión del Gran Premio de la Hermandad Histórica. Una carrera que se está volviendo emblemática no sólo porque es un rally raid de regularidad con autos de todos los tiempos, sino que es una forma de emular a su competencia madre e icono de estas latitudes que realizó el pasado agosto su 44 edición: el Gran Premio de la Hermandad.
Este es un evento que en cada edición va marcando a fuego el corazón de los pilotos y que cada vez son más, binomios de Río Grande, Río Gallegos, Rada Tilly, Puerto Porvenir, Punta Arenas a los que se sumaron tres tripulaciones de nuestra ciudad: Guada Casas con Marcelo Acuña en la Fiat 125 Coupé con la que participaron en la primera edición. También con una Coupé 125 estuvieron Moreno Preto junto con su hijo Francesco, y con un Ford Fálcon Gonzalo Marcucci y otro histórico de los fierros como lo es «Pino» Ockoki para terminar conformando una grilla de 47 inscriptos, un número inusitado para los organizadores.
Esta no es una competencia de velocidad plena y de bandera a bandera como su versión original, por lo contrario es de velocidad controlada, esta se fija de antemano por la organización tratando que el más preciso en respetar las indicaciones sea el que se imponga en la clasificación. Velocidades de 80 a 100 km/h en asfalto y un poco menores en ripio ya que muchos son automóviles que promedia los 40 años de antigüedad sobre sus carrocerías.
En lo que fue la competencia en sí, tras el clasificatorio del viernes que sólo fue para ordenar la largada del día siguiente y que las tripulaciones aceiten un poco el andar y los cronómetros. E sábado salían desde Río Grande con destino a Radman donde cruzaron la frontera hacia Chile con destino a la comuna de Timaukel, Cámeron, Cruce de Onaisín, Baquedano para poner proa hacia Puerto Porvenir donde los esperaba el arco de llegada tras recorrer unos 326 kilómetros. El domingo el tramo era un poco más corto, 64 kilómetros menos, totalizando un cronometrado de 262K saliendo de Porvenir derecho hasta la frontera de San Sebastián – Cruce de Chorrillos -Aviles – Estancia San Julio – María Behety y llegada a Río Grande.
El domingo a última hora se daban a conocer los tiempos basados en 8 controles ocultos y 1 tiempo informado por los participantes, es preciso recordar que esta carrera consta de cuatro categorías, a saber: A, B y C clasifica a modelos que corrieron las primeras 15 Hermandades, en tanto que la D es para modelos que no corrieron las primeras 15 pero son anteriores al año 1999.
En la categoría “A” obtenía su primer triunfo la dupla conformada por Mario y Leandro Lurbé con un Autounion 1000 S modelo ´65 provenientes de la ciudad santacruceña de Río Gallegos. En la categoría “B” Gastón Carletti – Luis Comino con un Renault 12 modelo ´71 conseguían su tercer Copa en el segmento, las otras dos la había obtenido en el 2014 y 2016.
La categoría “C” tuvo como ganador a otro asiduo al podio, Daniel Gallo que estuvo navegado por Miguel Laiño a bordo de un Renault 18 ´83, tripulación oriunda de Río Grande. Gallo ya obtuvo la mayor presea de este segmento dos veces anteriormente, en 2015 y 2016.
Finalmente en la categoría “D” y quedándose con la Copa por segunda vez ya que en 2016 se apoderó también de ella, ganaba el riograndense Daniel Farías que junto a Silvia Madelaire en un Mercedes Benz ´82 eran los más precisos.
Como siempre, tres grandes jornadas donde primó la buena onda y la pasión por el automovilismo y sus raíces. Un fin de semana que pasó rápido para tripulaciones, y como su prueba madre, sólo hay que esperar 365 días para tomarse la revancha.
Un párrafo aparte se merece Gastón Carletti, alma máter de este gran premio y que supo desde el minuto inicial, allá por el 2012, que iba a crecer y trabajó muy duro cada año para que esta pasión siga creciendo y todo resulte una verdadera fiesta automovilística de velocidad, ingenio, precisión y sobre esas todo anécdotas que trascienden en el tiempo.
Fotos y texto: gentileza El Diario del Fin del Mundo.