La economía argentina acumuló una caída de 2,6% durante 2018, debido a una crisis que comenzó a asomar, al menos en las estadísticas oficiales, en el mes de abril y se intensificó en gran medida hacia fin de año. El relevamiento del INDEC detalla que la actividad se desplomó un 7% en diciembre. El país ya acumula nueve meses de números negativos.
Buenos Aires.- Según el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del INDEC, diciembre mostró un desplome de la actividad de 7% contra el mismo mes del año anterior.
De esta manera, el índice oficial ya acumula 9 meses de caídas consecutivas, cuya progresión es un espejo de la retracción que sufrieron los sectores productivos y el consumo.
El período recesivo comenzó en abril (-0,3%), se pronunció en junio (-5%) y continuó en los meses siguientes: julio (-2,8%), agosto (-1,8%), septiembre (-6,1%), octubre (-4,2%) y noviembre (-7,5%).
En la comparación con años anteriores, el -2,6% de 2018 resulta peor que el crecimiento de 2,8% registrado en 2017 y el -2,3% de 2016. Es decir que, desde el punto de vista del PBI, fue el peor año de la administración Macri. Y no sólo eso, se trata de la recesión más profunda desde el año 2009.
La caída promedio del 7%, un número fuerte de por sí, logra esconder la situación dramática de los sectores pilares de la actividad productiva y el consumo en la Argentina.
El comercio (mayorista, minorista y reparaciones) tuvo un desplome de 15,7% en comparación al mismo mes del año pasado.
Le siguió en el ranking de los más perjudicados la industria manufacturera, con una baja del 14,2%. Y, a continuación, la construcción con descenso del 12,7%.
Agricultura y ganadería fue el rubro ganador de diciembre, con un crecimiento del 4,7%. Los únicos otros sectores en positivo fueron enseñanza (1%) y servicios de salud (0,4%).
En cuanto a lo que vendrá para 2019, todas las estimaciones apuntan a la continuidad del ciclo negativo. Según el informe LatinFocus Consensus Forecast -que reúne el pronóstico de bancos y consultoras- de este mes, el PBI de la Argentina se contraerá 1% durante este año. Es decir que la recesión se prolongará, pero golpeará menos duro que el año pasado. Ya en 2020, se dará el salto al terreno positivo, con un crecimiento estimado de 2,5%.
En este marco, los primeros síntomas del año naciente son preocupantes, debido a que las mediciones extraoficiales no revelan una pronta recuperación.
Mal comienzo de 2019
La actividad económica bajó 5,9% en enero en comparación con igual período de 2018 y acumuló diez meses consecutivos de caída, según un informe privado de la consultora de Orlando Ferreres.
El sector agropecuario fue el que tuvo mejor rendimiento dentro del indicador, pero pesó más el impacto negativo de la industria y el comercio.
Asimismo, la medición desestacionalizada observó una suba mensual del 0,25%, de acuerdo con el indicador que elabora el Centro de Estudios Económicos, que destacó este dato como positivo luego de cinco meses seguidos de bajas.
El índice acumula 10 meses consecutivos en terreno negativo, siendo el inicio de este proceso coincidente con el impacto pleno de la sequía de la campaña pasada y la exacerbación de los desbalances macroeconómicos, agregó la consultora.
«Concentrándonos en los datos del mes, los resultados positivos están asociados casi con exclusividad al sector agropecuario, el cual marcó un crecimiento del 7,6% interanual de la mano de la mejora en las cosechas de trigo, maíz y girasol», puntualizó la consultora.
En oposición, el principal lastre para la actividad económica provino del desempeño industrial, en donde la caída alcanzada fue del 8,3%, mientras que el segmento comercial anotó una baja del 8% respecto a enero del año pasado, sumamente influenciada por la dinámica de la rama mayorista.
El rubro electricidad, gas y agua anotó en enero una contracción del 3,1% de manera interanual, influenciado por el mal desempeño de la generación eléctrica, que experimentó una baja del 8%.
Agricultura y ganadería creció 7,6% interanual en enero, gracias al desempeño de la rama agrícola: la expansión registrada fue del 11,2%, reflejando las mejoras en la cosecha de girasol (13%), trigo (6,8%) y maíz (45%).
De esta forma, el segmento general se ubica en terreno positivo por cuarto mes de manera consecutiva.
Inflación versus actividad
En un contexto recesivo como el que retratan los informes del INDEC y las consultoras, entre los analistas del mercado crece la inquietud porque la inflación no se aplaca. Es de esperarse que un «apretón monetario» como el implementado por el Gobierno impacte en la actividad, pero a cambio brinde también un freno a los precios, lo que no está ocurriendo.
«Con estabilidad cambiaria, un programa monetario rigurosamente contractivo y un contexto recesivo como el actual, la inflación núcleo estabilizada en torno a 3% mensual (promedio noviembre-enero) luce muy alta (42,6% anualizada). Además, es probable que los efectos de segunda vuelta a partir de la suba de las tarifas ya anunciadas impliquen una nueva aceleración del índice `core´ en los próximos meses. Tampoco descartamos nuevos aumentos de las tarifas de servicios públicos, aunque asumimos que, en caso de aplicarse, se concentrarían post- elecciones», afirman desde la consultora LCG.
En este contexto, creen que el BCRA podría volver a ser más cauteloso al momento de relajar la política monetaria, lo que demoraría aún más la recuperación de la actividad. Y esto es algo que se vio en los últimos días con la suba de tasas apenas el dólar dio síntomas de volatilidad.
«Entendemos que a partir de los aumentos ya anunciados y por efecto de una baja base de comparación anual, la inflación seguirá acelerándose hasta mayo. A partir de allí, de mantenerse el escenario de estabilidad cambiaria, el ancla monetaria y una actividad recuperándose muy en el margen deberían empezar a moderar la suba de precios», afirmaron.