En el entorno cercano a Francisco desalientan las expectativas sobre una posible visita a la Argentina. La relación de frialdad que mantiene con el presidente Mauricio Macri torna difícil que la esperanza e ilusión de muchos católicos se concrete.
Buenos Aires.- Las tensiones derivadas de la crisis económica y social que envuelve al país, la creciente temperatura política que irá tomando el clima electoral y, al mismo tiempo, la relación de frialdad que mantiene con el presidente Mauricio Macri tornan difícil que la esperanza e ilusión de muchos católicos se concrete.
«Es difícil que el Papa resuelva hoy una visita a la Argentina para el año próximo. Si bien la expectativa es grande, las posibilidades son pocas. No hay que perder de vista el contexto político de la realidad argentina. Al menos, no lo resolverá por ahora», confió a LA NACION una fuente cercana al Santo Padre, que lo frecuenta varias veces por año en Roma.
La expectativa por un posible viaje a la Argentina quedó planteada cuando los obispos argentinos anticiparon hace tres semanas que le transmitirán personalmente al Papa el deseo expreso de que «no se prive de la alegría» de viajar a su patria, cuando lo vean durante la visita ad limina al Vaticano, que harán divididos en tres turnos, entre el 28 de este mes y el 18 de mayo próximos.
Incluso, el propio pontífice dijo el viernes pasado: «Veremos si puedo ir pronto», al contestar una pregunta de la periodista Inés San Martín, quien lo abordó en el vuelo que lo llevaba a Marruecos.
El presidente del Episcopado, Oscar Ojea, aclaró la semana pasada a Télam que el propio Francisco es el que decide los tiempos de su agenda. «Es una decisión de él», declaró, al aquietar la fuerte expectativa. Y lamentó una tendencia muy argentina: «Siempre queremos meterlo en todas las brechas y problemas que tenemos».
En el gobierno de Macri, en tanto, también intentan manejarse con prudencia. «Nos encantaría y lo esperamos siempre», es la fórmula que repiten los funcionarios consultados por LA NACION.
Lo más probable es que los obispos argentinos no vuelvan con un compromiso público de Francisco.
«Las lógicas expectativas no pueden dejar de lado las diferencias que separan a Francisco del gobierno de Macri. No le va a regalar una foto al Gobierno que más ha trabajado para impulsar el odio y el enfrentamiento entre los argentinos», se animó a pronosticar la fuente cercana a Francisco.
Si la grieta es la medida de la vara, qué queda para lo que fue la gestión de Cristina Kirchner, fue la pregunta obligada. «En el kirchnerismo gritaban fuerte, especialmente desde la cadena oficial y todo eso. Pero hoy se vive un modelo de exclusión. El clima de enfrentamiento se percibe en la política que lleva al aumento de la pobreza, a los crecientes despidos», justificó la fuente cercana al Papa.
Para la figura argentina más reconocida hoy en el mundo, el gobierno de Macri dejó pasar la oportunidad de convocar a una sincera unión entre todos los argentinos y eligió apostar a la confrontación.
Las diferencias no implican que los canales de comunicación estén cerrados. Hace un año hubo un intercambio por mail entre Francisco y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, calificado como «cordial y correcto» en el entorno del Papa, pero que no derivó en decisiones de trascendencia.
El 32% de pobreza y los afectados por los despidos no son, en ese sentido, las únicas preocupaciones del jefe de la Iglesia, según pudo saber LA NACION.
«La elección de los temas que se someten a debate y la forma en que se tratan son también generadores de odio y enfrentamiento», confió la fuente cercana al Vaticano. El comentario revela que no cicatrizaron las heridas por la decisión de Macri de lanzar al debate público, casi sorpresivamente y en una jugada política, el tema del aborto, que divide como pocos a la sociedad.
En la Iglesia reconocen que esa situación no se habría planteado con Cristina Kirchner. Sin embargo, no solo la ex presidente votó a favor de la interrupción del embarazo, sino que durante su gobierno desafió y doblegó a la Iglesia con el debate del matrimonio igualitario.