Con la apuesta a que la tasa de plazos fijos empiece a escalar posiciones, en los últimos 45 días se acentuó el cortoplacismo en los depósitos privados, con un desarme neto de las colocaciones de más de 60 días y un fuerte aumento en las de 30 días. La expectativa a que la banca pague más por los depósitos se suma al factor electoral, con el temor a que en el mediano plazo se reavive demanda de dólares.
Buenos Aires.- Una inflación que no cede, el factor electoral sobre el dólar y el pedido concreto del Banco Central a los banqueros para que paguen más por estos instrumentos son los argumentos en que se basan los ahorristas para confiar en que las tasas van a seguir en alza.
La calma momentánea del billete verde, y la certeza de que en algún momento habrá una dolarización de cartera, también alimentan esa teoría, que se traduce en dejar inmovilizado sus pesos por un período cada vez más corto.
Según los últimos datos del Banco Central, en los primeros 9 días de abril el stock de plazos fijos del sector privado creció 4.865 millones de pesos, el equivalente a un 0,43%. Pero al analizar estos números según los días de colocación se desprende que en el tramo más corto, de 30 a 59 días (la mayoría de este grupo se hace a 30) el aumento fue de $17.294 millones (o 2,4%), casi 4 veces más que el total.
El fuerte crecimiento de los depósitos más cortos se compensa con un desarme tanto de las colocaciones de entre 2 y 3 meses (60 y 89 días) como de las que vencen a 90 y 179 días. En esos dos plazos, en los primeros 9 días de abril se registró una caída en el stock de $11.095 millones (-6,7%) y de $1.711 millones (-1%) respectivamente.
Esta tendencia, en rigor, comenzó en las primeras jornadas de marzo. En ese mes, los depósitos privados a 30 días crecieron 31.256 millones de pesos (4,51%), mientras que en las colocaciones que vencen entre 60 y 89 días hubo un desarme de $10.520 millones, una baja de 6%.
El punto de quiebre
«Cuando el Central empezó a subir la tasa, a mediados de febrero, y los datos de inflación mostraban que seguía alta, muchos empezaron a recortar el plazo de los depósitos, principalmente los grandes jugadores», explican desde la mesa de dinero de un banco local.
En total, desde el primero de marzo los depósitos privados a 30 días aumentaron $48.550 millones, un alza del 7% en el stock. Del otro lado, las colocaciones de entre 2 y 3 meses cayeron 21.623 millones, un 12,3%.
El stock total, en estos casi 40 días aumentó 28.427 millones, o 2,5%, lo que muestra que prácticamente se mantuvo estable ya que el alza apenas si compensa lo que pagaron por intereses los bancos.
«La inflación baja muchísimo más lento de lo que el Gobierno venía prometiendo, y en esa pérdida de paciencia empieza a haber apuestas más cortoplacistas a que suban los tipos de interés», sostiene Martín Kalos, director de EPyCA Consultores.
El razonamiento de los inversores es el simple: si creen que en el corto o mediano término la tasa que pague el banco va a ser más alta que la que paga hoy, lo mejor es hacer un depósitos por el menor tiempo posible (30 días) para en ese momento renovarlo a un mejor rendimiento.
Por el contrario, en momentos en que la tasa está alta y los ahorristas creen que va a bajar lo que suele ocurrir es que se hagan depósitos a mediano plazo, 90 o 180 días, para lograr una renta alta, mientras los bancos están pagando cada vez menos por los nuevos plazos fijos.
Esto último sucedió en los primeros meses del año, cuando el mercado esperaba que la inflación comenzara a ceder y las tasas iban bajando a un ritmo cada vez mayor. Ahí, los depósitos a 30 días fueron perdiendo participación en el total y cayeron desde el 66% del stock que ocupaban en enero a tener 63% a mediados de febrero. Los más beneficiados fueron las colocaciones a entre 3 y 6 meses, que pasaron de representar el 12% al 15%.
Hoy en día, los depósitos de más corto plazo volvieron a recuperar terreno y acaparan nuevamente el 66% del stock privado.
Los pasos que dio el BCRA
El Banco Central no sólo llevó su preocupación a los bancos porque no trasladaban la suba de tasas de las Leliqs a los plazos fijos sino que hasta tomó medidas concretas.
Primero, a través de la Comunicación A 6661, aumentó la tenencia permitida de Leliqs en las entidades, al llevar el límite del 65% de los depósitos al 100%. La medida, según confiaron en Reconquista 266, apuntaba a algunos jugadores concretos que estaban limitados para comprar más Leliqs y ahora, al tener más margen, podrían pagar más por sus depósitos.
Antes de esa normativa, la cúpula del BCRA mantuvo una serie de reuniones con banqueros y con la línea técnica de algunas entidades para ver el impacto que tendría ampliar el plazo de las Leliqs de 7 a 30 días. La iniciativa surgió como una respuesta a los banqueros, que se excusaban de no trasladar la suba de tasas de las letras del Central a los depósitos por la muy corta duración de la Leliq.
Pero la medida no llegó a buen puerto y el organismo monetario lanzó una medida con la que apunta a generar una guerra entre los bancos. Fue el 5 de abril, con la Comunicación A 6666, con la que habilitó a que desde el 30 de abril se pueda hacer un plazo fijo en cualquier banco, sea o no cliente de la entidad.
«Eso va a generar una fuerte competencia por fondos frescos, porque con un clic ya poder captar un cliente. Si no, es muy raro que alguien se pase de un banco a otro, abra una cuenta y todo por unos puntos más de tasa», explica el gerente de banca minorista. De todos modos, agrega, «es muy difícil determinar qué tasa ofrecer ya que no sabés de todos los clientes nuevos que captás cuántos se quedan en tu banco».
El número uno de una entidad extranjera con fuerte presencia en el segmento minorista asegura que con esa medida, los tipos de interés van a subir, aunque no de manera agresiva. Lo que sí se va a ver, explica el directivo a iProfesional, es mucha volatilidad y mucha dispersión entre bancos.
La dolarización, siempre latente en un año electoral
Pero no sólo la expectativa a una suba de tasas es lo que motiva a los ahorristas a acortar los plazos de sus depósitos. El factor electoral, que a medida que se acercan los comicios podría recalentar el mercado de cambios, también juega a la hora de tomar decisiones.
«Posicionarse a corto término en plazos fijos es para aprovechar que el horizonte temporal actual no va a ir más de 30 o 60 días. Después hay bastantes preguntas sobre lo que pasará, entonces los inversores buscan sacar rédito, con un dólar que está bastante quieto pero solo por ahora», destaca el economista Amilcar Collante, de Cesur.
Para el experto, el rol de las tasas altas apunta más que nada a garantizar una estabilidad cambiaria y no tanto a contener la inflación. «Hay 60 días durante los cuales el dólar puede estar un poco más tranquilo por la liquidación del agro. El BCRA no va a bajar rápidamente la tasa de Leliq, pero sí lo irá haciendo de a poco», sostiene Collante, que cree que el spread entre la Badlar y le rendimiento de las letras del Central no va a achicarse mucho más de lo que está ahora, que ronda entre 18 y 20 puntos.
Desde hoy el Tesoro licitará 60 millones de dólares por día que, junto a lo que liquide el agro, promete mantener controlado el dólar, y hasta con cierta tendencia bajista. Pero todos saben que esa calma no será eterna.
Tarde o temprano, el riesgo electoral podría generar una dolarización de cartera y en ese momento todos querrán estar líquidos para tomar la decisión acertada. Por eso, y como no se sabe si ese momento llegará en uno, dos o tres meses, los ahorristas prefieren acortar el plazo en que dejan inmovilizado su dinero y concentrarse en los 30 días.