Cristina Kirchner sigue puliendo su perfil renovado, ese que presentó en la Feria del Libro y que pone en primer plano la apertura al diálogo, la conciliación y el acuerdo. El nuevo capítulo consistió en visitar a la conducción nacional del Partido Justicialista en su reunión cumbre de la sede partidaria.
Buenos Aires.- La ex presidente sorprendió con su visita a la sede del PJ, donde pretende un frente panperonista luego del explícito rechazo del gobernador cordobés.
No es poco, para una persona que poco tiempo atrás había recomendado que esa misma dirigencia –de la cual ella se encontraba distanciada- se suturara una cierta parte de la anatomía.
Ahora, con su mejor sonrisa de campaña, Cristina llegó hasta la sede de la calle Matheu, se saludó con todos y se fotografió en grupo junto a personajes como Hugo Moyano y Daniel Scioli, en una muestra inequívoca de que su próximo objetivo es consolidar la unidad.
Al término de su visita, fueron elocuentes las declaraciones de Alberto Fernández, quien hoy por hoy se ha transformado en el vocero más autorizado de la ex presidente –aparte de su inspirador para temas literarios-.
Fernández planteó que Cristina quiere la unidad con los gobernadores del peronismo y también con Sergio Massa.
Y hasta quedó la insinuación de que podría llegar a participar en unas PASO panperonistas, pero son los demás los que no quieren competir con ella.
El gesto político fue fuerte, y llega en un momento muy particular. El domingo pasado, luego de su arrollador triunfo que lo consagró gobernador reelector de Córdoba, Juan Schiaretti había hecho un discurso de rechazo a la lógica de la «grieta» y la bipolaridad. Y había defendido la conformación de un espacio de centro liderado por un «peronismo republicano».
Todo parece dispuesto como para que ese espacio alternativo consolide una oferta electoral, por más que todavía luzca difícil la resolución de las diferencias entre Massa y Roberto Lavagna.
Por eso sorprendió la convocatoria de Cristina a su ex jefe de gabinete. Es un llamado extraño: Massa no sólo ha sido crítico del kirchnerismo sino que, como él mismo lo ha recordado en varias ocasiones, su principal activo político fue el «freno» que le puso a la ilusión reeleccionista de Cristina en 2013.
Por lo pronto, desde el movimiento de Massa reaccionaron con frialdad. La diputada Mirta Tundis, una de las referentes del Frente Renovador, que estaba en un programa de televisión cuando se produjo la visita de Cristina al PJ, fue lapidaria.
«Es la misma Cristina de siempre, habla de diálogo y unidad pero va al PJ, habla ella sola y se va sin escuchar a los demás. Sería bueno que ella misma creyera esa propuesta de diálogo antes de querer convencer a los demás», planteó.
Luego, el propio Massa volvió a pronunciarse contra «la Argentina del ‘vamos por todo’, que se impregna en los que llegan al gobierno, termina lastimando las posibilidades de la Argentina de desarrollarse».
Pero está claro que queda una última chance para negociar. El reglamento electoral prevé seis semanas que faltan para el cierre de las candidaturas, aunque José Luis Gioja mencionó el 31 de mayo como fecha límite para un acuerdo con el resto del peronismo.
La pelota, ahora, está en la cancha de Schiaretti, Massa y los gobernadores. A primera vista parece un acuerdo difícil, aunque en la Argentina de estos días las semanas que están por delante son un lapso lo suficientemente largo como para que se vean giros insospechados.
A fin de cuentas, ¿quién se acuerda hoy de la nómina de los 10 puntos de acuerdo social convocado por el Gobierno? Pasaron menos de dos semanas, pero la dinámica política del país parece haber sepultado ese hecho y dado vuelta la página.
Si Cristina se animó a esta operación de «seducción» del peronismo no K es porque en su análisis político detectó que ese espacio tiene problemas para definir candidatos y, por lo tanto, crecen sus chances de diluirse. Su argumento para convencer a ese peronismo díscolo es irrefutable: el liderazgo en las encuestas.
Tal vez el punto más enigmático de la reunión del PJ sea el hecho de que Cristina siempre deje abierta la posibilidad de no ser candidata. Según trascendió, dijo que apoyará a un frente de unidad «desde el lugar que le toque».
Para algunos, esa frase podría interpretarse como la posibilidad de dar un paso al costado si es que el peronismo de Alternativa Federal objetara su candidatura. Aunque, con más probabilidad, lo que esté significando sea su voluntad de ir a disputar la candidatura en unas PASO con el resto del peronismo. Una carrera, obviamente, donde nadie quiere apuntarse para correr contra ella.