En la tarde del miércoles, después de que los fundadores de Alternativa Federal lo dejaran afuera de la reunión que mantuvieron en las oficinas que tiene Sergio Massa en avenida Libertador, Roberto Lavagna se enojó y se sintió defraudado por la forma en la que quedó encerrado por los dirigentes del peronismo federal. Tras anunciar que mantenía firme su candidatura por Consenso 19, el economista tendió puentes nuevamente con parte de Alternativa Federal.
Buenos Aires.- Sintió que la negociación política se trasladó a los medios y que el acuerdo que había alcanzado con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, para discutir sobre la modalidad para definir candidatos más cerca del cierre de las listas, se rompió cuando el cordobés lo presionó, en la noche del martes, para que tome una determinación con respecto a su participación en las PASO.
El economista cree que el gobernador cordobés operó a favor del gobierno nacional e implosionó la reunión en la que iban a confluir Alternativa Federal y Consenso 19, el espacio que impulsa su candidatura. En ese estado brindó un puñado de notas periodísticas durante la tarde y noche de ayer, y dijo que para él Alternativa Federal era un capitulo cerrado y que «por ahora» era candidato a presidente de su fuerza política. Además, lo cuestionó a Schiaretti por acordar los puntos de consenso propuestos por Mauricio Macri que, según entiende, «están centrados en el ajuste fiscal y pagarle a los acreedores».
El enojo de Lavagna también apuntó a Massa. La idea de que el líder del Frente Renovador saltaría al kirchnerismo está impregnada en el búnker del ex ministro de Economía. No solo creen que negocia con Alberto Fernández, sino que consideran que antes de la conformación de alianzas, terminará cerrando su pase al espacio que lidera Cristina Kirchner. Por eso consideran que el ex intendente de Tigre hizo caer la cumbre para utilizarlo como excusa, argumentar que el espacio se destruyó y pasar a las filas del kirchnerismo.
En ese contexto, reciente y explosivo, Lavagna resolvió retomar el diálogo con Alternativa Federal y hacerlo únicamente a través de Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto. Los puentes con Massa y Schiaretti están cortados. No hay diálogo. Además considera que ambos le quisieron «robar» a Miguel Lifschitz y Margarita Stolbizer, los principales dirigentes del progresismo que acompañan su candidatura presidencial.
El retorno al diálogo se produjo esta misma tarde. Mantuvo una reunión con Pichetto para intentar aclarar la situación que se generó ayer y que dejó a Alternativa Federal con fisuras que, a la larga, pueden ser irreparables. Lavagna tiene algo en claro. La presencia de Daniel Scioli dentro del espacio es incompatible con su proyecto político. Cree que lo vincula directamente con Cristina Kirchner y desperfila la identidad de la tercera vía, que tiene como objetivo intentar romper la grieta. En el socialismo y el GEN creen exactamente lo mismo.
«Siempre fuimos defensores del diálogo. El diálogo seguirá bajo cualquier condición y con el senador Pichetto tenemos una relación de mucho tiempo. Dialogamos con mucha tranquilidad», explicó Lavagna a la salida del Congreso luego de la reunión con el jefe de la bancada del PJ en la Cámara alta. En sus palabras ya se había borrado el enojo de ayer.
Durante el encuentro en el Congreso acordaron comenzar a transitar un nuevo camino para resolver las diferencias antes del 22 de junio, día en que se cierran las listas. Además, Pichetto le planteó la idea de volver a hablar con Schiaretti, con quien Lavagna mantenía un vínculo aceitado hasta hace poco más de 24 horas. Coincidieron en que las conversaciones entre ambos espacios continuarán y que todavía hay tiempo para llegar a un acuerdo.
Con el gobernador de Salta mantiene una buena relación pese a la diferencias sobre el proceso de conformación del espacio. Hay diálogo entre ambos equipos de trabajo. En las próximas horas retomaran el contacto. El economista lo eligió como uno de sus interlocutores porque la relación se mantiene estable.
Pese a la tensión existente y a la decisión de Lavagna de elegir sus interlocutores para lograr encauzar las negociaciones, Massa y Schiaretti están dispuestos a retomar las conversaciones con el ex ministro de Economía. Probablemente no lo hagan ellos en persona, sino dirigentes que oficien como delegados.
Tanto Lavagna como los fundadores de Alternativa Federal tienen en claro que se necesitan para subsistir y poder ser competitivos en las elecciones generales. Si se presentan por separado, no tendrán posibilidades de emerger por el medio de la grieta. Lo saben y trabajan, pese a los resquemores, en base a esa idea. Conocen sus limitaciones y sus ambiciones.