La oposición justicialista se fortaleció con el triunfo de Omar Perotti en Santa Fe. La única victoria del oficialismo fue la de Gerardo Morales, que obtuvo su reelección en Jujuy.
Buenos Aires.- A la espera de los comicios en la provincia de Buenos Aires, la Capital Federal y Mendoza, distritos claves para determinar si Mauricio Macri obtiene su reelección o si Alberto Fernández regresa a la Casa Rosada como Presidente, el peronismo ratificó su poder en once gobernaciones, mientras que los partidos provinciales obtuvieron tres victorias y el Gobierno apenas logró retener Jujuy.
La batalla interior
En el norte argentino, la proyección es que los votos justicialistas vayan hacia la fórmula Fernández-Fernández, con la excepción de Jujuy, que es gobernada por Gerardo Morales y su peculiar coalición de partidos. El peso del padrón electoral norteño es relativo, pero todos los votos suman en una disputa presidencial con final abierto.
Juan Manzur inclinará Tucumán hacia Alberto Fernández, al igual que su antecesor José Alperovich, que gobernó durante doce años (2003-2015) y ahora se odian a muerte. La suma de Manzur y Alperovich asegura una victoria peronista frente a Mauricio Macri-Miguel Ángel Pichetto.
Gildo Insfrán, obtuvo su sexta reelección en Formosa, y siempre ha jugado con el presidente justicialista de turno. Arrancó con Carlos Menem en 1995 y terminó con Cristina Kirchner en 2015. Insfrán soslaya a Macri, repudia la conversión pragmática de Pichetto y apoya la elección de Alberto Fernández. No hay una sola chance que la fórmula Juntos por el Cambio derrote en Formosa al Frente de Todos.
En Cuyo, la situación electoral es más pareja. Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza, pertenece a la coalición Juntos por el Cambio y su delfín, Rodolfo Suárez, es muy probable que retenga la gobernación. Cornejo empujará como primer diputado nacional y el peronismo ya asume que saldrá segundo al momento de contar los votos en la elección presidencial.
Distinta es la situación en San Luis y San Juan. Alberto Rodríguez Saá retuvo la gobernación puntana, tras derrotar a su hermano Adolfo y a Claudio Poggi, que es peronista y ahora representó a Cambiemos en la contienda electoral. Rodríguez Saá es una pieza independiente en el tablero justicialista, pero tiene afinidad ideológica con Alberto Fernández y jamás apoyaría a Mauricio Macri, aunque esté acompañado de su amigo Pichetto.
En San Juan, mientras tanto, la hegemonía peronista es absoluta. Sergio Uñac logró su reelección, y su histórico compañero José Luis Gioja (tres veces gobernador), será primer candidato a diputado nacional. Uñac tiene buena relación con Alberto Fernández, pero afirma en la intimidad que Cristina «es el pasado». Sin embargo, al margen de alguna picardía sanjuanina, todo el aparato justicialista sostendrá la fórmula Fernández y Fernández.
Omar Perotti triunfó en Santa Fe y el justicialismo recuperó el tercer distrito electoral de la Argentina. Sin embargo, esta victoria no implica que el gobernador electo pueda inclinar a la provincia en favor de la fórmula de Fernández y Fernández. Perotti asume el 10 de diciembre, y además no comparte la perspectiva ideológica de Cristina. Habrá boletas conjuntas, pero el gobernador electo no olvida ciertas decisiones electorales que asumió CFK cuando estaba en Balcarce 50.
Gustavo Bordet obtuvo la reelección en la provincia de Entre Ríos. Y como su amigo Uñac pertenece a la nueva generación política del justicialismo. Bordet también asume que CFK es el pasado partidario, pero apuesta a Alberto Fernández y volcará su influencia política a la fórmula Fernández y Fernández.
En Entre Ríos habrá batalla electoral: el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, tiene muy buena imagen y no será fácil para los candidatos del Frente de Todos. Además, el presidente tuvo una política activa para la industria agropecuaria provincial -logró la apertura de la exportación de limones a Estados Unidos, por ejemplo-, y eso pesará al momento de la primera vuelta electoral.
Sergio Ziliotto es peronista de chico y ahora asumirá como gobernador de La Pampa. Heredero de la gestión de Carlos Verna -un caudillo provincial que dio un paso al costado-, sostiene la fórmula Fernández y Fernández. Macri y Pichetto tienen poco que hacer en La Pampa, un distrito electoral que habitualmente respalda al justicialismo.
Sur profundo
Alicia Kirchner va por la reelección cuando se vote en los comicios presidenciales, eso significa que Santa Cruz estará al lado de la fórmula Fernández y Fernández. Es un apoyo cuasi simbólico: Santa Cruz tiene escaso peso en el padrón electoral a nivel nacional.
En idéntica lógica política está Tierra del Fuego, una provincia netamente peronista que renovó su gobernador: hasta el 10 de diciembre, Rosana Bertone estará a cargo, y luego será sucedida por Gustavo Melella, que tejió una pragmática coalición dominada por La Cámpora.
Alberto apoyó a Bertone, y Cristina sostuvo a Melella. Bertone cuestionó los actos de corrupción durante la administración del kirchnerismo, Melella hizo silencio. Con todo, ambos adversarios políticos anunciaron que apoyarán la formula del Frente de Todos.
Pragmatismo estilo patagónico
En Chubut, Mariano Arcioni logró la reelección. Es aliado partidario de Sergio Massa y apostará adonde apueste el líder del Frente Renovador. Es probable que Massa encabece la lista de diputados nacionales en la Provincia de Buenos Aires, y si eso finalmente sucede, Arcioni colgará su lista «corta» de la fórmula Fernández y Fernández.
La Tercera Posición peronista
Juan Schiaretti retuvo la gobernación de Córdoba y Juan Manuel Urtubey será gobernador de Salta hasta fines de diciembre. Los dos apuestan a su alianza con Roberto Lavagna, GEN y el socialismo santafesino, y los dos jamás apoyarán una fórmula que integre Cristina Fernández.
Con todo, Schiaretti y Urtubey están en dificultades políticas: Perotti derrotó al socialismo en Santa Fe, y ese hecho electoral perfora la línea de flotación de Consenso Federal 2030, su coalición electoral para enfrentar a Juntos Cambiemos y el Frente de Todos.
Schiaretti y Urtubey no quieren colaborar en un eventual triunfo de Alberto y Cristina, y saben que mantener a Lavagna como candidato implica perjudicar las chances electorales de Macri y Pichetto. Lavagna seduce al votante defraudado con Cambiemos, y esa estrategia puede poner Fernández cerca de Balcarce 50 en primera vuelta.
Macri jamás lo reconocerá en público, y menos Pichetto: pero existe la voluntad política en Juntos por el Cambio de terminar con la nominación presidencial de Lavagna, cerrar un acuerdo político con Schiaretti-Urtubey, y aprovechar sus posibles votos para acercar posiciones con Fernández y Fernández.
Por últimos, los partidos provinciales que ganaron en Misiones, Río Negro y Neuquén se sienten muy cómodos con Macri y su perspectiva institucional acerca de las relaciones entre el Estado y las provincias. No debería sorprender que los gobernadores Oscar Herrera Ahuad (Misiones), Arabela Carreras (Río Negro) y Omar Gutiérrez (Neuquén) jueguen –con cautela y en silencio– al lado de la fórmula Macri–Pichetto.
Cuando se cuenten los votos, al final de la primera vuelta electoral, finalmente se sabrá.