Hay temor por la letra chica del tratado. Se desconoce cómo será la reducción de aranceles para la importación de productos sensibles, y las normas que determinarán el origen para evitar triangulaciones y ensambles. Quejas por la poca participación que les dieron a los empresarios.
Buenos Aires.- El anuncio del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea que el Gobierno lanzó desde Japón, despertó inmediatamente preocupación entre las PYMEs industriales domésticas, que en un contexto local adverso temen que, en caso de avanzar, el TLC termine de socavarlas y reclaman que se avance definitivamente en atacar los ejes que afectan a la competitividad sistémica de la Argentina.
Un reciente informe de la Fundación Observatorio PYME (FOP) consignó que en el primer trimestre del año las ventas reales de las PYMEs industriales -entre 10 y 200 trabajadores- se redujeron 10,7% y la ocupación un 6,1%, es decir, se perdieron 40.000 empleos en apenas tres meses. Con estos números rojos, se cumple un año de variaciones negativas en las cantidades vendidas y tres años de reducción en el empleo.
Hasta el momento solo se conocen trazos gruesos del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea que debe ser refrendado por el Congreso Nacional. Por caso, se dio a conocer los productos que tendrán acceso al mercado europeo, entre los que aparecen en su mayoría productos primarios o semielaborados, pero en el caso de la industria el horizonte aparece más nubloso. En tal sentido, un informe de la consultora abeceb señala que en el corto plazo “las mayores oportunidades se le presentan al sector agroindustrial y pesca” y alerta que entre “los más desafiados se encuentran mayormente productos industriales”.
Temor
Sin desconocer que el acuerdo de Asociación Estratégica abre las puertas a un mercado de 500 millones de habitantes, las PYMEs industriales locales están preocupadas a la espera de conocer los detalles técnicos que establezcan el proceso en que se realizará la integración comercial de ambos bloques. En ese sentido, aún no se sabe cómo será la reducción de aranceles para la importación de productos sensibles, y las normas de origen para evitar triangulaciones y ensambles que abaraten los productos europeos.
“Este acuerdo debería ser central para las pymes y deberíamos tener una participación central. Lo mismo sucedió cuando se creó el Mercosur en donde las pymes quedamos afuera del inicio del acuerdo que se hizo principalmente pensando en las automotrices y otros grandes sectores”, rememoró Pedro Cascales, secretario de prensa CAME en diálogo con ámbito.
Por su parte, Jorge Luís Cavanna, presidente de CADIEEL (Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas) sostuvo que “las pymes del sector de CADIEEL en general están temerosas y preocupadas, porque no es la primera vez que un acuerdo de este tipo pasa por encima de la Ley de Compre Argentino y no es la primera vez que tenemos este tipo de acuerdos y después nos invaden los productos extranjeros”.
“Para el sector PYME industrial esto va a generar una profundización de la crisis en la industria, sobre todo en los sectores sensibles como textil, calzado, metalúrgico y metalmecánico que son los que vienen cayendo en forma pronunciada. Si hemos perdido 200 mil puestos de trabajo, con este acuerdo vamos a perder otra cantidad similar”, alertó Daniel Rosato, presidente de IPA (Industriales PYMEs Argentinos).
En la misma línea, Damián Regalini, vicepresidente de la Cámara Argentina de fabricantes de media, afirmó: “Me preocupa mucho porque vamos a competir con países que tienen años, décadas, siglos de historia de apoyo estatal para convertirse en megaindustrias y en megaempresas competitivas. Para colmo la actualidad nos encuentra con un gobierno que no concibe apoyar a la industria desde ningún punto de vista y al mismo tiempo con una administración en la Unión Europea que cada vez es más consciente de que hay una guerra comercial en el mundo y sabe que hay que cuidar las industrias y los puestos de trabajo en cada uno de sus países”.
Uno de los aspectos que más críticas despertó entre los industriales es la falta de información y de participación de las PYMEs en el proceso de negociación. Marco Meloni, empresario Industrial textil y vicepresidente de IPA, dijo: “Lo que me extraña es la poca comunicación que nos dieron a las distintas entidades sobre lo que estaban pactando. Eso es preocupante porque nosotros fuimos varias veces a las distintas instituciones, fuimos escuchados especialmente en el Congreso, pero a todos nos faltaba la información de la letra chica”.
Al respeto, Cascales indicó que “es fundamental que las PYMEs seamos actores centrales, si eso no sucede seguramente no va a tener el éxito que todos pretendemos que tenga el acuerdo”. Por su parte, Cavanna señaló: “El acuerdo puede ser bueno o malo, hay que ver la letra chica para no prejuzgar, lo que sí es que un acuerdo de esta envergadura debería ser abierto, no tener letra secreta”. En tanto que Marcelo Fernández, presidente de CGERA afirmó que “no hemos podido ver cuáles son las bases del acuerdo porque cuando hemos ido al Congreso se nos decía que iba a ser a libro cerrado”.
“En un mundo complejo y multiderminado, los vínculos comerciales deben estar atravesados por lo que uno llama le inserción internacional inteligente. Es decir, no hay que tener una visión ingenua del contexto global, sino tener un esquema bien articulado. Hay que ver cuáles son las concesiones que se hacen de ambos lados”, explicó Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de la UIA.
Es la competitividad
Con una presión impositiva que llega en algunos casos 50% -según un informe de IDEA-, la suba en las tarifas de servicios -se discute como se salió del virtual congelamiento de tarifario que dejó el kirchnerismo-, los costos logísticos, las cargas sociales, la falta de financiamiento, las altas tasas de interés y el derrumbe del consumo interno plantea un escenario por demás complejo para las pymes industriales.
Cuando se afirma que la industria autóctona esconde detrás del proteccionismo todas sus ineficiencias, se pierde de vista que la voracidad del Estado argentino en las últimas décadas viene atentando contra la producción nacional con impuestos que alcanzan niveles confiscatorios.
“Las pymes para ser competitivas necesitan un escenario de previsibilidad, de financiamiento y de tasas de interés coherentes para poder emprender ciertas modificaciones. Se necesitan políticas de largo plazo, bien articuladas, políticas de desarrollo productivo, y obviamente con la posibilidad de poder financiar todas estas mejoras”, explicó Dragún.
En tal sentido, Cascales sostuvo que “todos vamos a tener que trabajar para mejorar la competitividad. Cuando digo todos me refiero también al sector público, empresario y sindical, de esa manera vamos a poder empezar a aprovecharlo para ampliar nuestro mercado, nuestra tecnología y nuestro nivel de competencia. Las amenazas principales que tiene la Argentina pasan por problemas estructurales que hay que resolver de competitividad, y en la medida que el acuerdo sea gradual, eso se va resolviendo, y seguramente vamos a poder abordar las oportunidades con más chances de tener éxito”.
Las condiciones de competitividad en las que estamos trabajando en la industria argentina hacen que sea muy difícil competir contra cualquier país del mundo». (Damián Regalini, vicepresidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Medias)
Por su parte, Eduardo Fernández, presidente de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), analizó que “si el tratado de libre comercio va en el camino de competir con economías desarrolladas que tienen costos financieros y energéticos adecuados, contra empresas argentinas sin medidas de protección a nuestra industria, no nos satisface, y más aún creo que va a potenciar el deterioro económico del país”.
“Los impuestos y las tarifas las pone el Gobierno, entonces con esos impuestos y esas tarifas es muy difícil tener valores competitivos. No es que nuestra industria no sea competitiva, le sacaría a la industria las cargas sociales excesivas y las cargas fiscales que en nuestro sector llegan al 47% porque así no se podemos competir”, alertó Cavanna y agregó que “hay un problema de competitividad estructural de la Argentina que no depende de la industria”.
Oportunidad
En la actualidad la Argentina tiene acuerdos de libre comercio con el 10% del PBI mundial. Mediante este acuerdo ampliaría su acceso al 30% del PBI mundial, llegando a un mercado como el europeo que tiene 500 millones de habitantes, con un PBI per cápita de 34 mil dólares. Además, la Unión Europea es el primer inversor global, aún más importante que los Estados Unidos y China.
En lo que hace al impacto positivo del tratado, la consultora abeceb indicó que “en general un acuerdo de estas características tiene más chances de ser aprovechado por grandes empresas que por pymes”.
“Hoy las pymes necesitamos ampliar mercados, si esto nos permite un gradualismo en la importación de los productos que vienen del exterior, sobre todo los productos que pueden dañar nuestra competencia, y nos permite una apertura a un mayor mercado, y nos permite generar alianzas con otras empresas que necesitan plataformas regionales, industriales y comerciales, evidentemente que puede ser una buena noticia”, analizó Cascales.
En cuanto el acceso al mercado europeo, Eduardo Fernández es más escéptico: “Hay que recordar que de las 610 mil empresas, el 99% son pymes, de esas en el último año sólo han exportado unas 9 mil empresas, y algunas de forma ocasional. Por lo tanto, poner a competir internacionalmente a nuestras empresas sin la protección del mercado interno, es peligroso”.
“Estamos a la expectativa de saber cuáles son realmente los alcances, pero no dejamos de tener preocupación las pymes porque sabemos que los europeos en muchos sectores como el diseño y la moda, nos van a vender sus excedentes a precios de remate y con certificado de origen europeo que muchas veces ni siquiera lo producen, y eso nos va a perjudicar mucho, con lo cual creemos que va a haber sectores que van a estar muy perjudicados”, alertó Marcelo Fernández.
En la misma línea, Meloni señaló que “el temor está en los países de mano de obra muy barata, que están en el oriente de Europa, como Rumania o Polonia, en donde se puede perforar mediante productos a medio terminar, como una especie de ensamblaje, y que no agregan valor. En cambio, nosotros en el sector textil siempre pedimos dos etapas de producción para que le dé origen del Mercosur”.
Al referirse a las ventajas que pude tener el tratado, la consultora abeceb indicó: “La buena noticia es que el acuerdo contempla mecanismos e instrumentos específicas para pymes, entre los cuales pueden mencionarse el financiamiento, la cooperación técnica, la transferencia de know-how, la creación de joint-ventures y el apoyo para lograr su inserción en las cadenas de valor como proveedores”.
“Con este acuerdo habría que generar bases en donde las pymes podamos potenciar nuestra acción, tanto para complementarnos regionalmente para hacer negocios con Europa, o para complementarnos con tecnología europea para potenciar nuestros negocios en la región”, cerró Cascales.