Buenos Aires.- La batalla por la Casa Rosada comienza formalmente el próximo 7 de julio, ese día Macri y Fernández se subirán al ring para protagonizar la pelea política de sus vidas. Sólo un candidato quedará en pie, y jurará como presidente el próximo 10 de diciembre de 2019.
Redes sociales vs actos masivos
A diferencia de años anteriores, los candidatos no abrirán la campaña electoral con actos masivos en la Capital Federal. Ya no hay una puja entre radicales y peronistas por el Luna Park, o el tramo de la 9 de Julio desde Corrientes al Obelisco. Y menos todavía por la Plaza de Mayo con palco a espaldas de Balcarce 50.
En esta coyuntura histórica, Cristina junta a militantes e invitados especiales por su éxito editorial, mientras que el resto de los candidatos -Macri, Fernández o Lavagna-, utiliza las nuevas tecnologías y, con excepciones, ciertos actos proselitistas en las provincias o en salones porteños.
Macri y su equipo de campaña en redes sociales exceden la experiencia que tiene Fernández y sus asesores cuasi digitales. Marcos Peña domina las técnicas vinculadas a los algoritmos, Big Data, inteligencia digital y el uso de vídeos motivadores a través de WhatsApp. En cambio, Fernández sabe cómo postear un tuit y sonríe con esmero en Facebook, pero su sapiencia digital no va más allá de estos conocimientos familiares.
En Balcarce al 4oo, Macri tiene «la NASA» como se describe en la Casa Rosada. Mientras que a pocas cuadras de allí -en México al 300-, Fernández exhibe un modesto equipo de asesores con experiencia en medios o en la gestión de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires.
El candidato presidencial de Juntos por el Cambio posee un equipo para redactar discursos y al gurú proselitista Jaime Durán Barba, que tiene una mirada muy particular respecto a las sociedades modernas y el voto popular. El candidato a presidente del Frente de Todos intercambia ideas con Felipe Solá, descree de los consultores extranjeros y afina sus discursos en soledad.
Frente a la maquinaria digital de Macri, Fernández tiene una ventaja táctica: es mejor orador. El candidato a presidente nominado por CFK exhibe un discurso de barricada que viene entrenado desde sus años de dirigente en la facultad de Derecho de la UBA. Alberto sabe pegar cuando articula, y no se sonroja cuando propone revisar las sentencias en contra de su compañera Cristina Kirchner.
Fernández viaja en avión de linea y en clase turista. Hace campaña como en el siglo XX: va al interior y le gustan los actos con militantes que cantan la Marcha Peronista
Fernández viaja en avión de linea y en clase turista. Hace campaña como en el siglo XX: va al interior y le gustan los actos con militantes que cantan la Marcha Peronista
Discursos y línea ideológica
Al margen de «los fierros» de campaña -analógicos o digitales-, Macri y Fernández van a chocar con discursos muy diferentes. Aunque los dos viven en el mismo país y hablan el mismo idioma, los candidatos presidenciales harán referencia a dos argentinas diferentes.
Macri se apoyará en sus éxitos de política exterior, desde la inserción global del país al acuerdo histórico entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Fernández, en cambio, cuestiona ese tratado bilateral y afirma que la diplomacia de Juntos por el Cambio es una versión moderna de plegamiento hacia los Estados Unidos.
Macri llevará su ventaja respecto a la corrupción y la obra pública, en tanto que Fernández brillará cuando haga referencia a la situación económica. El Presidente alegará que CFK no puede justificar su patrimonio, mientras que el candidato a presidente opositor replicará que la economía está en rojo y asfixiada por la deuda externa.
En términos tácticos, Macri lleva una ventaja sobre Fernández. El Presidente sube su intención de voto con hechos institucionales como el acuerdo Mercosur-UE, un impulso exógeno que el candidato a presidente rival no puede emparejar. Si la imagen positiva de Macri subió con el G20, el tratado firmado en Bruselas implica una valoración a favor que no estaba en los cálculos electorales del Frente de Todos.
Fernández apoya su campaña en las críticas puntuales al plan de ajuste del gobierno. El candidato peronista hace referencia a la inflación, al desempleo y a la pobreza, tres asignaturas pendientes de la administración de Juntos por el Cambio. Fernández pegará con esa agenda, y por ahora, Macri no tendrá una efectiva línea de defensa.
El presidente mostrará sus obras públicas – o las que hicieron María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta-, su estrategia global de inserción de la Argentina y sus propuestas institucionales para el segundo mandato. Fernández insistirá con la situación económica y la inocencia de Cristina.
Dos campañas diferentes, con herramientas técnicas distintas. Son tres rounds distintos: PASO, primera vuelta y, eventualmente, balotaje. Macri asume que pierde en las PASO, y recupera en la primera vuelta. Fernández apuesta a ganar en balotaje.
Hay una sola certeza: todo empieza este domingo 7 de julio, y este combate electoral no tiene escrito su final.