El licenciado en Economía Juan Ignacio García, ex secretario de Industria de la provincia, analizó el discurso de Macri, los anuncios de ayer y las perspectivas de salida para el próximo gobierno. Consideró que las medidas dadas a conocer por el presidente no van a tranquilizar a los mercados y tampoco sirven como paliativo, porque lo más probable es que la inflación se coma el bono extra prometido antes de que llegue al bolsillo de los trabajadores. La salida es política, con un acuerdo real, donde Macri deje de lado su aspiración personal a la reelección para priorizar la responsabilidad que le compete como jefe de estado. Para la gestión que viene, la alternativa pasa por renegociar los pagos al FMI, que “no se va a suicidar” dijo, remarcando que tampoco le conviene que Argentina estalle. A partir de ahí y con otro nivel de confianza, se pueden acordar líneas de crédito con países como China y evitar la hiperinflación.
Río Grande.- El licenciado en Economía Juan Ignacio García, ex secretario de Industria de Tierra del Fuego, analizó la debacle económica del último tramo de la gestión Macri por Radio Nacional Ushuaia y los anuncios que realizó ayer.
“Son anuncios que no apuntan en absoluto a resolver la cuestión de inestabilidad. Es un paliativo para lo que se viene como proceso inflacionario. No hay que esperar grandes cambios porque no están destinadas a los mercados”, advirtió.
“Para la clase media y clase baja, a las que apuntan estas medidas, tampoco van a ser un beneficio esencial, en la medida que la inflación se coma el beneficio antes de que llegue”, dijo de los bonos prometidos a los estatales y los privados, que además tiene carácter transitorio.
“Si estos ingresos representaran un crecimiento del salario real, podríamos pensar que esto alimente la demanda agregada, y que desde los mercados se lo interprete como una medida que apunta al crecimiento económico. Pero de ninguna manera va a tener esos efectos y me parece que tampoco los buscaba, por lo tanto no veo ninguna razón para que los mercados internacionales se tranquilicen. La cuestión de los mercados va directamente asociada a la situación económica tan compleja que atraviesa el país, ni siquiera está atada a la situación que se podría atravesar con un próximo equipo económico. Es una situación que responde exclusivamente a cuestiones de índole política y no nos permiten saber que va a pasar en los próximos cuatro, cinco o seis meses”, planteó.
“Los anuncios son una señal de que el presidente sigue en carrera y que tiene intenciones de recapturar a un electorado. El gobierno debe interpretar que votan a partir del bolsillo y que con esta ficción de que su salario aumenta puede llegar a los sectores que no los votaron. Digo que es una ficción porque, en la medida que la inflación acompañe la devaluación que estamos viendo, posiblemente no va a representar un aumento real de los ingresos”, señaló.
“Esto no tiene ningún efecto y ninguna señal para los mercados internacionales. En el corto plazo el Banco Central seguramente va a tener que actuar, pero si no se resuelven las cuestiones de fondo que están generando este nivel de incertidumbre, tanto la intervención del Banco Central como la intervención de Hacienda distribuyendo recursos, no va a alcanzar para revertir la situación que se presenta”, sentenció.
“La inflación va a seguir creciendo y comiéndose el salario, y la fuga de dólares va a seguir. Nos vamos a quedar con un banco sin dólares y con una moneda cada vez más devaluada. Hay que abordar los temas de fondo que han generado una reacción exacerbada, que no está asociada directamente a cuestiones económicas sino a una situación muy rara en la que el gobierno actual debe gestionar la política económica sin el apoyo de la sociedad, sabiendo que se van en seis meses”, expresó.
Lejos está la oposición de ser responsable de esta debacle, porque “la situación económica era delicada antes del viernes y estábamos con tasas de interés por arriba del 60%, con niveles de inflación altísimos. Si a esa situación le agregamos que el gobierno pierde el comando de la economía y va a priorizar el posicionamiento personal desde lo político al escenario de estabilidad, son los condimentos que estallaron esta situación”, argumentó.
La convocatoria al diálogo de ayer no va a calmar a los mercados. “Yo lo escuché y la sensación que me generó fue la de un volantazo que se pegó tarde y que no me deja tranquilo, porque lo que se viene no es un acto de grandeza donde se deja de priorizar el posicionamiento político personal para tratar de lograr las mejores condiciones para el desarrollo de la Argentina. Hace falta un acto de grandeza, que significa dejar de priorizar el posicionamiento personal del espacio político, y hacer un acuerdo genuino con la oposición para generar garantías a la sociedad, y por ende a los mercados, de que se van a respetar ciertas reglas de juego y que va a haber gobernabilidad”, dijo.
“Eso no está sucediendo y no me pareció que el anuncio fuera en esa línea. Me pareció especulación política para seguir posicionándose personalmente, con lo cual seguimos en la senda por la que veníamos y nos llevó a esta inestabilidad”, aseguró.
Respecto de lo que va a pasar en los próximos días, no se puede predecir. “Ya nadie podía prever que el dólar iba a superar los 60 pesos y nadie puede decir si en dos días va a estar en 50 o en 80 pesos. Hay condiciones económicas para que el dólar esté a 50 o a 40 pesos, si se deja de demandar dólar de manera compulsiva, como se está haciendo, teniendo en cuenta que hay un premio muy alto para no demandar dólares, que es una tasa de interés de más del 70% en pesos. Eso podría revertirse, pero para eso debería percibirse que hay un quiebre en el posicionamiento político de los actores, principalmente del gobierno, porque la oposición acá no tiene responsabilidad. Al contrario, el discurso de la oposición ha sido siempre intentar convencer de que no vienen a hacer un cambio sustancial en las reglas de juego. Sin embargo el caballito de batalla del gobierno ha sido decir que la oposición es impresentable, o que es Venezuela. La actitud de grandeza yo la espero del gobierno”, remarcó García.
“Macri enfrenta un escenario de difícil reversión y puede seguir con sus aspiraciones políticas, pero no debería gobernar los próximos meses para ganar una elección sino para que este país no siga cayéndose en este pozo, y ese cambio político sustancial no lo estoy viendo”, lamentó.
De cara a la nueva gestión y la posibilidad de maniobrar la crisis del país, consideró “fundamental que el FMI se siente con el gobierno que le toque a renegociar los pagos de deuda comprometidos, porque si priorizamos el pago a los organismos internacionales no vamos a tener los recursos necesarios para pagarle a otros, y esta política es insostenible. Las tasas de las Leliq por arriba del 70% son insostenibles y requieren devaluaciones semejantes para licuarlas. Si no devalúan y se comprometen a pagar el 70% en pesos, se está asumiendo un costo financiero en dólares que es imposible. Se ha armado esta bola y para eso se sacan recursos de afuera. En este período va a ser crítico la capacidad que tenga el gobierno que venga para negociar principalmente con el FMI y eventualmente con otros actores, como China, para obtener líneas de financiamiento y afrontar esta situación de coyuntura tan complicada”.
“Esto no debería ser algo tan raro porque el FMI tampoco se va a suicidar y está sumamente comprometido con la Argentina. Si la Argentina estalla, ellos salen perdiendo, y creo que quien asuma va a tener la posibilidad de sentarse a renegociar. Ahí va a estar dado el aire para afrontar la situación que viene, sin necesidad de caer en una hiperinflación”, concluyó.