El propietario de Granja Porcina, Daniel Parún, se refirió a un emprendimiento que ha logrado colocar su producción no solamente en la zona norte sino en Ushuaia, donde la demanda aumenta en la temporada alta. Hay perspectivas de crecer, aun con las dificultades que plantea la coyuntura actual y la imprevisibilidad del dólar para la adquisición de insumos. También hizo un fuerte reclamo a Vialidad Provincial por la falta de mantenimiento de las rutas rurales, que deben transitar a diario muchos emprendedores.
Río Grande.- El propietario de Grande Porcina, Daniel Parún, dialogó con Radio Universidad 93.5 sobre su emprendimiento, ubicado a unos 100 kilómetros de la ciudad de Río Grande, donde se produce ganado porcino que luego se vende fundamentalmente en la zona norte.
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La actividad implica un traslado de “dos o tres viajes semanales con vehículos chicos, y una vez al mes con un camión grande, con un equipo de alimento balanceado que consumen los animales. Durante todo el año tenemos que transitar las rutas”, dijo, con un fuerte cuestionamiento por la falta de mantenimiento de parte de Vialidad Nacional.
Se mostró satisfecho por la calidad del producto, teniendo en cuenta que se importa carne porcina de Dinamarca, que “es casi el principal productor a nivel mundial, tienen mucha genética y tecnología para la producción intensiva de cerdo. Nosotros, a pesar de todo, hemos logrado mantenernos, teniendo en cuenta que las distancias son largas, que acá hace falta calefacción para los animales, que el valor de los insumos es muy alto. Hacemos lo posible para mantenernos”, dijo.
Respecto del lugar elegido para la faena, contó que “hicimos algunas en el matadero municipal, pero ahora volvimos adonde hicimos nuestras primeras armas, que fue en La Misión Salesiana, por una cuestión de calidad de faena. En el Municipio el costo es más bajo pero la gente que estaba haciendo el trabajo en su momento no había sido muy buena y era más la pérdida que teníamos por la dificultad de faena. Seguimos en La Misión Salesiana, la gente que está ahí hace muchos años que lo hace, y como ahora hay una nueva alternativa con el matadero municipal, se descongestionó mucho. El único productor que está yendo ahí soy yo”.
Normalmente los animales que llegan a la faena tienen “entre 85 ó 90 kilos limpios en promedio, porque son animales de 114 kilos. Estamos faenando un promedio de 15 animales semanales, que en esta época están en 75 kilos. En 30 ó 40 días más la temperatura aumenta, el animal puede transformar mejor lo que come y aumentan los kilos”, explicó.
“Habíamos llegado a 60 animales, pero como había menguado un poco el consumo bajamos a 45. Ahora estamos en 60 nuevamente y la idea es llegar a fin de año con unas 75 u 80 madres, para que dentro de un año tengamos 150 capones mensuales. Los precios son un poco más accesibles que la carne vacuna y hoy es una marca registrada, tenemos un producto muy bueno y la gente lo consume y lo recomienda”, celebró.
“Estamos satisfechos porque desde que el cerdo está en la panza de la mamá hasta que llega a la faena pasa un año. Hoy el corte más económico en las carnicerías es la paleta, que está en 220 pesos. Una cabeza entera, que pesa 7 u 8 kilos, cuesta 170 pesos. En esta época del año el cuerito no se vende tanto como en otras épocas, así que hoy vale solamente 50 pesos el kilo. La gente sigue haciendo comidas alternativas y hemos logrado que desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, junto con Bromatología y la Misión Salesiana, nos entregaran las vísceras. Hoy le podemos ofrecer al cliente un corte económico que puede ser el hígado de cerdo. Es un animal que solamente tiene cinco meses, está en perfectas condiciones de consumo, y está a sólo 50 pesos el kilo. Tiene mucho hierro y para la nutrición es muy importante”, destacó.
“La gente lo empezó a pedir porque era económico, lo buscan y también sirve para tener más aprovechamiento del animal en sí. Además se venden hamburguesas de cerdo, que ya son clásicas, milanesas y chorizos de primera calidad. Por suerte podemos lograr una buena producción para mantener la calidad de los productos y la gente lo consume. Hoy hay muchísimos médicos que están recomendando el cerdo, porque es más saludable comer con un poco de tocino de cerdo que con aceite. Nosotros vendemos todo el tocino y no tenemos acumulación. Al principio se acumulaba un poco porque no era tan conocido, pero hoy el cliente pide que se lo guardemos. Estamos logrando vender todo lo que producimos y, como van las cosas, hay posibilidades de aumentar la producción para ofrecer más cantidad de animales en el mercado”, aseguró, abriendo perspectivas de crecimiento.
Costos en dólar
Consultado sobre el costo de los alimentos para el ganado, dijo que “es terrible. Con el tema del dólar nos pasó ya en dos oportunidades que el molino no deja de vender pero lo manda sin factura. Cuando llega el momento de pagar, uno tiene que hacerlo a lo que vale el dólar en ese momento. El kilo de alimento en promedio debe estar entre 22 y 25 pesos puesto acá. Por cada capón que sale de la granja son no menos de 350 kilos de alimento balanceado, desde lo que consume la madre cuando lo lleva en la panza, luego el lechón y el padrillo que se utiliza para el servicio. Es lo que consume un animal durante cinco meses y medio para llegar a los 90 kilos. A eso hay que sumar el costo de la faena, de los traslados, los impuestos y gastos adicionales”, enumeró.
El mercado capitalino
También dio cuenta de la inserción que han tenido en la capital fueguina. “La gente de Ushuaia también se ha volcado mucho al consumo de cerdos. Tenemos clientes muy buenos, que son los restaurantes, que desde fines de diciembre, enero y febrero tienen mucha gente. Eso nos viene muy bien, porque son los meses que menos se vende en el circuito local, y se puede mandar a Ushuaia. Hoy se está ofreciendo cerdo fresco de Tierra del Fuego y a nosotros nos llena de orgullo”.
Capacitación
Por otra parte, dio a conocer que “en esta semana estamos gestionando que venga un veterinario que está en toda la zona del valle de Río Negro, en Chubut, llega incluso a Santa Cruz y atiende la mayoría de las granjas más importantes de la Patagonia. Se está tratando de lograr que venga acá a dar una charla con La Misión Salesiana y con algún otro productor que se quiera sumar. Hay que aprovechar la capacidad y el conocimiento que tiene para trasladarlo a lo que uno tiene acá. Se maneja genética, inseminación artificial, hoy los antibióticos son en polvo y se evita pinchar al animal. Eso hace que no tenga ningún nódulo la carne, y se trata de que el animal se manosee lo menos posible para que tenga un óptimo rendimiento”, señaló.
El problema de las rutas
Como aspecto negativo, marcó la dificultad para el traslado cotidiano no sólo en su caso, sino en el de todos los que habitan en la zona rural, por el estado de los caminos. “Es muy difícil la situación. Yo viajo muchísimo, de la misma manera que muchos productores que están en la zona. Sufrimos las consecuencias de la falta de mantenimiento de las rutas. No sé quién controla los trabajos que se hacen, porque se lleva la máquina, se gasta combustible, se le paga al personal, y año a año se va deteriorando más la ruta. Hoy hay alcantarillas que se tapan y el agua rebalsa 200 metros más adelante, es decir que al agua no pasa por la alcantarilla que se puso en algún momento”, afirmó.
“La situación es cada vez más grave porque para hacer 90 kilómetros a veces demoro tres horas. De los 90 kilómetros hay 25 que son de asfalto. En solamente 65 kilómetros de ripio estoy dos horas y media. El funcionario que está a cargo tiene que salir a la ruta, visitar al productor, a la gente que vive en el lugar, y llevar gente que tenga conocimientos y capacitación”, reclamó.
“No sé qué pasa con Vialidad, pero en los últimos años lo único que se ve es que van una o dos veces al año, hacen algo de movimiento y después se vuelven. El año pasado estuvimos casi tres meses con un puente cortado y no se podía pasar, solamente porque faltaban los tablones. Cuando van a trabajar, no sé quién es el que dirige, pero si van a recorrer la ruta, van a ver que las alcantarillas que se han puesto se desbordan, se sale la tierra de encima y quedan los pozos. Les ponen un cono o una señalización pero queda el pozo”, aseveró.
Dio cuenta de un reclamo formal realizado mediante nota por “Estancia Cabo Peña, Estancia El Roble, Estancia Ruby, Estancia Los Cerros, Estancia Buenos Aires, Las Vertientes, la gente de La Arrinconada, que está sobre la costa del lago Yehuin. Mucha gente quería firmar y pusimos un representante de cada uno. Si alguien se accidenta en la ruta, no entra una ambulancia, y nosotros tenemos familias con niños, bebés, gente grande que está jubilada. Ojalá nunca pase nada, pero si llegara a suceder es de primera necesidad que por lo menos pueda entrar una ambulancia. Este invierno hubo momentos en que llovió mucho y eso hizo que la ruta empeorara. Uno llama a Vialidad y dicen que el tiempo no permite arreglar. Cuando van, hacen un repaso mínimo y siguen”, criticó.
“No se trata de un productor en particular, se trata de todos, porque cualquier productor va a decir lo mismo. Nosotros necesitamos el acompañamiento de ellos para producir”, concluyó.