Con el candidato presidencial a la cabeza y su compañero de fórmula Miguel Ángel Pichetto, Juntos por el Cambio tuvo su acto en la ciudad de Córdoba, último punto de las 30 marchas del «Sí, se puede».
Córdoba.- El presidente Mauricio Macri encabezó el acto de cierre de la campaña electoral en la ciudad de Córdoba, junto a gobernadores radicales y los principales dirigentes de Juntos por el Cambio, de cara a las elecciones nacionales del próximo domingo, donde buscará su reelección. “Tenemos que consolidar el voto para cambiar la historia de la Argentina para siempre”, arengó a sus seguidores.
Macri estuvo acompañado por su esposa Juliana Awada; el candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto; el diputado cordobés Mario Negri, además de legisladores y referentes nacionales del espacio.
“Estamos acá para decirles a todos los que tengan que escuchar que no vamos a quedarnos callados, ya bastante nos aguantamos el atril, el dedito y la prepotencia al Gobernar”, señaló en referencia a sus contrincantes políticos del Frente de Todos.
“También intentaron ir por nuestra libertad, pero por suerte nos despertamos y empezamos a levantar la voz hasta empezar a gritar porque nos dimos cuenta que la verdadera fuerza la tenemos nosotros los que nos levantamos temprano todas las mañanas. Pero esa fuerza la ejercemos en paz, no queremos la violencia”, continuó.
La masiva convocatoria que lo acompañó tuvo lugar, a cielo abierto, en la avenida Vélez Sarsfield y Boulevard San Juan, frente al shopping del Patio Olmos, en la zona céntrica de la capital mediterránea.
Además, chicaneó: “¿Dónde están los colectivos? ¿Cómo vinieron hasta acá? Solitos. Por todo lo que nos une vamos a votar el domingo”.
“Queridos cordobeses, los miro y les juro que esta noche no se me va a olvidar nunca más. El corazón me crece por segundo con toda la fuerza de ustedes”, expresó.
“Llegar hasta acá nos costó más de los que pensábamos y los problemas cuesta más resolverlos, pero no nos equivocamos cuando dijimos que el cambio era posible. Demostramos que se puede tener una política social sin clientelismo, que se pueden construir obras por todo el país sin corrupción”, sostuvo a modo de mea culpa.
“Tenemos la tranquilidad de que sobre esas bases podemos sentar una base distinta para los próximos cuatro años. Vamos a tener que seguir enfrentando desafíos, pero traer a los mismos del pasado no nos va a servir de nada, por eso no caigamos en espejismos. No caigamos en escuchar a aquellos que destruyeron la Argentina decirnos con el dedito levantado que ellos son los que saben”, dijo, en clara alusión a Alberto Fernández.
Y concluyó: “No dejemos que las dificultades nos hagan dudar de las cosas que ya hemos logrado, de los sueños maravillosos que tenemos. No tropecemos otra vez con la misma piedra. Sí se puede dar vuelta esta elección”.
El acto proselitista representó el cierre de la marcha nacional electoral «Sí, se puede», que comenzó el 28 de septiembre en la plaza Barrancas el barrio porteño de Belgrano y que recorrió varias ciudades del país.
Las encuestas no hablan de balotaje, y la oposición tampoco
El Gobierno sigue entusiasmado con el “La damos vuelta”. El operativo para levantar la derrota de las elecciones PASO comenzó a gestarse de la mano del asesor ecuatoriano, Jaime Durán Barba, y del jefe de gabinete, Marcos Peña.
En privado, Mauricio Macri hace cálculos. Cree que podrá acceder a una segunda vuelta basado en dos ejes: mayor participación y mejor fiscalización. “Esa es la premisa que se plantean para llegar al balotaje”, reconoció el asesor de un ministro.
Hasta ahora se habla de porcentajes en la Casa Rosada. “Alberto Fernández debe bajar a 44 por ciento y Macri subir a 37 por ciento”, calculó otra fuente del entorno presidencial. En la primera vuelta de 2015, el actual Presidente había quedado con una desventaja de sólo tres puntos sobre Daniel Scioli por lo que fue mucho más fácil revertirlo en una segunda vuelta. Pero hubo una gran afluencia de público entre las primarias y las generales. Había votado casi un 9 por ciento más del padrón, superando el 81%.
En las PASO del 11 de agosto fue a votar el 75,7%. Pero la diferencia es que en los comicios de este año los dos principales oponentes tuvieron una brecha de casi 17 puntos, lo que significa 4 millones de votos. Juntos por el Cambios apuesta a disminuir ese porcentaje con Alberto Fernández. Macri debería aumentar más de 1,3 millones de votos. Cómo mínimo llegar al millón. Pero el lado opositor, debería disminuir el caudal de votantes o por lo menos mantenerse en los 12,2 millones.
Para evitar la segunda vuelta y ser proclamado presidente, la Constitución Nacional establece que el candidato necesita el 45 por ciento de los votos o 10 puntos de ventaja respecto de la otra fórmula. Entonces la fórmula del Frente de Todos debería disminuir 2 puntos, ya que sacó más de 47% en agosto y además la otra dupla llegar a acortar la diferencia porcentual. La esperanza está puesta a lograr una participación de 84 por ciento, algo similar al récord registrado en 1983 (85,3%) con el regreso de la Democracia.
Por otro lado, el macrismo apuesta a revertir el resultado con una mejor fiscalización, uno de los puntos que el Ejecutivo señala como causal de la derrota de las PASO. El Gobierno promete que 150 mil fiscales estarán controlando las urnas de todo el país. Juntos por el Cambio quiere asegurarse que no haya fallas, sobre todo en los territorios más complejos. En el Frente de Todos habla de una diferencia de al menos 20 puntos sobre Macri.