Se celebró la Santa Misa por los Fieles Difuntos

Este sábado a la tarde se celebró en el cementerio local de Río Grande, la Santa Misa por los Fieles Difuntos con un importante acompañamiento de la feligresía católica, pese a la persistente llovizna. Celebró el oficio religioso, el padre Guillermo Romano, acompañado por el diácono Dionisio Prado.

Río Grande.- La persistente llovizna no amilanó a la feligresía católica que en gran número concurrió a la celebración de la Santa Misa por los Fieles Difuntos en el cementerio local.

La persistente llovizna no amilanó a la feligresía católica que en gran número concurrió a la celebración de la Santa Misa por los Fieles Difuntos en el cementerio local.

Celebró el oficio religioso, el padre Guillermo Romano, acompañado por el diácono Dionisio Prado.

 

Creados para la vida

 

Durante la Liturgia se leyó parte del Evangelio de Romanos (8,38-39) donde dice que “Ni muerte ni vida, nada que existe ni nada todavía por venir, ni cosa creada alguna puede nunca interponerse entre nosotros y el amor de Dios hecho visible en Cristo Jesús, Señor Nuestro. Que este Cristo resucitado esté siempre con ustedes”.

En ese sentido, el sacerdote observó que “la muerte permanecerá siempre como un misterio y un sufrimiento. Pero, como cristianos, vivimos en fe y esperanza. Si tuviéramos suficiente fe, soportaríamos la muerte sin miedo y la acogeríamos como un regreso a la casa del Padre. En nuestra fe no hay lugar para dudar de que en la muerte Dios abandonará a sus gentes, que son obra de sus manos, hechas a su imagen y semejanza, por quienes Cristo murió y resucitó de entre los muertos. Dios no nos dejará perecer para siempre. En Cristo tenemos la promesa de Dios de que nosotros resucitaremos también de entre los muertos para la gloria y alegría eternas. Con esta esperanza ponemos hoy espiritualmente nuestros difuntos en las manos del Dios de vida”.

En este punto “Jesús nos asegura que estamos destinados para siempre a vivir en su amor, en el amor del Padre, y en la casa del Padre en el cielo”.

En la Santa Misa se pidió “por los difuntos de nuestras familias y de nuestra comunidad, por todos los que significaban mucho para nosotros en la vida, para que Dios, que los llamó por su nombre, sea su alegría sin fin”.

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