Cómo quedó el nuevo escenario y el reparto de poder en la Cámara de Diputados

Sergio Massa se paró y una ovación bajó de los palcos. Antes de enfilar hacia la Presidencia para ocupar su nuevo rol, se dio un abrazo con Máximo Kirchner, que unos minutos antes, en la propuesta de designación, le había dedicado palabras elogiosas.

Buenos Aires.- Massa se sentó en el sillón que hasta la semana pasada ocupó Emilio Monzó -«mi amigo y gran presidente de esta Cámara, que deja la vara muy alta», lo recordó el flamante presidente del cuerpo- y volvieron a ovacionarlo: “Olé olé olé olé, Sergio, Sergio…”, le cantaron sus familiares, amigos y colaboradores que ocuparon buena parte de los palcos del recinto e hicieron sentir la localía.

El hijo de la ex presidente fue el segundo más festejado. “En este y cada día, sí, juro”, exclamó el diputado en su jura, con alusión a una frase de Los Redondos. Hubo más de una docena de legisladores que juraron por Néstor Kirchner.

El ex intendente de Tigre fue reconocido por Graciela Camaño, por su “capacidad de trabajo”, aunque lo comparó durante todo su discurso con el trabajo de Monzó.

Cuando Massa levantó la sesión, cerca de las 4 de la tarde, se saludó con los sindicalistas Carlos Acuña y Sergio Palazzo. Y se dio un largo abrazo con Mario Negri y Cristian Ritondo. Antes, había brindado un discurso casi presidencial, se había saludado, efusivo, con algunos de los intendentes presentes -Ariel Sujarchuk y Gustavo Menéndez, entre otros- y había charlado animadamente con Axel Kicillof.

La jura de los 130 legisladores y la asunción de Massa como presidente de Diputados, por unanimidad, dio este miércoles el puntapié inicial a la nueva conformación de la Cámara baja con predominio del bloque del Frente de Todos a tiro del quórum y frente a un complejo equilibrio en la bancada de Juntos por el Cambio, tensionada por la discusión de liderazgo entre sus socios.

Massa, Máximo, Negri, Ritondo, Alfredo Cornejo -fue elegido vicepresidente tercero mientras que Álvaro González quedó a cargo de la vicepresidencia primera- y Camaño serán, a partir del 10 de diciembre, actores claves de la nueva etapa del país que inicia con la asunción de Alberto Fernández del próximo martes.

Massa, por el reparto de poder en el Frente de Todos, frente al avance político de la familia Kirchner: Máximo en la Cámara baja y la ex presidente en el Senado con fuerte presencia en el armado del gabinete nacional. El halago del martes que Alberto Fernández -«de su generación, es el que más se preparó para ser presidente», le ofreció no fue al azar. Al cierre de hoy se confirmaba la inclusión de Mario Meoni, del riñón del líder del Frente Renovador, en el Ministerio de Transporte.

Negri, por su liderazgo del interbloque y el contrapeso con el sector que encabeza Cornejo.

Ritondo, por la jefatura del bloque del PRO. Deberá conducir una bancada atomizada que tendrá que dirimir, por ejemplo, el rol de Mauricio Macri como opositor cuando deje la Casa Rosada.

Maximiliano Ferraro, el presidente de la Coalición Cívica, también buscará un papel central: en principio, suplantar a Elisa Carrió, cuya renuncia será efectiva a partir del 1 de marzo. “Lilita” recibió silbidos desde los palcos cuando Mónica Frade juró en su nombre. Frade miró para arriba y tiró besos.

Las 48 horas previas a la jura de ayer habían sido definitorias para la composición de la nueva cámara. Negociaciones a contrarreloj en torno a los dos principales bloques, el del Frente de Todos y el de Juntos por el Cambio, con dos objetivos claros pero contrapuestos.

En el caso del oficialismo, a la pesca de legisladores que lo ayuden a conseguir quórum. Por el lado de la coalición que deja el Gobierno -por ahora son 116 bancas-, en busca de la unidad de sus socios -el PRO, la UCR y la CC-, atada con alambres.

El martes, el bloque del PRO, atravesado por la interna con el grupo de legisladores que responden a Monzó -Sebastián García de Luca, el viceministro del Interior que juró este miércoles, el más combativo-, tuvo una reunión de casi cinco horas para bajar discutir cuestiones partidarias.

A De Luca y a Ritondo les tocó jurar juntos. Se dieron un tímido abrazo. De Luca quedó casualmente sentado cerca del peronismo no K. “Andaremos cerca”, confiaban entrada la tarde en el despacho del todavía viceministro del Interior.

En el caso del Frente de Todos, la visita de este martes del presidente electo intentó coronar la unidad del PJ en Diputados. Mientras Fernández, Massa y Máximo Kirchner se fotografiaban, el ex intendente de Tigre ya había avanzado por lo bajo con el impulso de un nuevo bloque liderado por el mendocino José Luis Ramón, que tendrá ocho diputados, llamado Unidad Federal para el Desarrollo.

La bancada nació con polémica. Por la eventual colaboración con el interbloque del Frente de Todos, de 120 diputados. A 9 del quórum propio, el espacio de Ramón lo deja a tiro. Alma Sapag integra el monobloque del Movimiento Popular Neuquino. Antes de votar a Massa como presidente del cuerpo, tuvo palabras más que elogiosas con el ex intendente.

El pase de Pablo Ansaloni (Buenos Aires), Beatriz Ávila (Tucumán) y Antonio Carambia (Santa Cruz) de Cambiemos a la bancada presidida por Ramón colaboró aún más con la polémica. Los tres diputados intentaron justificar el cambio después de la jura. Aseguraron que serán “opositores”.

Una hora después, el propio Macri, a menos de una semana de dejar el poder, utilizó su cuenta de Twitter para pedir “que devuelvan sus bancas”. Con nombre y apellido.

Desde el interbloque de Cambiemos dan cuenta de que Alicia Kirchner, la gobernadora de Santa Cruz que estuvo presente en la sesión especial de este miércoles, habría sido fundamental para la mudanza de Carambia.

El otro espacio que quedó conformado es el del peronismo no K, presidido por Eduardo “Bali” Bucca pero liderado por Camaño, que planea tener un rol protagónico. Son 10 legisladores, mezcla entre peronismo y socialismo, que buscarán mediar entre las dos coaliciones.

“Ayuda mucho que no esté todo tan atomizado”, resaltó al final de la jura uno de los principales diputados del interbloque de Cambiemos, mientras caminaba por el pasillo que comunica el Salón de los Pasos Perdidos con los despachos.

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