La historia es una fuente constante de lecciones… de las que no aprendemos. Y eso que algunas eran de lo más evidente cuando estalló la crisis del coronavirus. Un ejemplo: la gripe de 1918.
La mal llamada gripe española se extendió por todo el mundo en 1918/19. Algunas ciudades restringieron la vida social y controlaron el virus. En otras regiones donde no se tomaron estas medidas, la infección se propagó libremente y se cobró muchas vidas. En total, entre 20 y 40 millones de personas murieron en la pandemia, alrededor del 2 por ciento de la población mundial en ese momento. Así lo muestra un estudio de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos que ha rescatado The Washington Post. Y que no puede ser más gráfico.
Cuando la pandemia llegó a Estados Unidos, dos ciudades reaccionaron de muy diferente manera. Filadelfia celebró un famoso y masivo desfile once días después de que estallasen los primeros casos y no cerró locales hasta la siguiente semana a la celebración. Mientras tanto, la ciudad de Saint Louis tomó medidas de aislamiento social de inmediato. ¿El resultado? En Filadelfia estallaron los casos de forma mucho más aguda que en Saint Louis, donde ocurrió de forma gradual y por lo tanto más gestionable. La mortandad en Filadelfia fue ocho veces mayor que en Saint Louis.
En general las ciudades que aplicaron medidas tajantes de intervención, como cerrar iglesias, escuelas, teatros, salones de baile y prohibieron fiestas populares y aglomeraciones en las calles, sufrieron picos mucho menores de mortandad.