El decano de la UTN repasó las experiencias anteriores y los errores cometidos sobre todo al no haber convocado al personal adecuado para llevar a cabo los intentos de empresas estatales previos. Esta vez opinó que el gobierno debería asociarse a una petrolera, que ya conoce de la materia y tiene un espíritu empresario, para el desarrollo del proyecto y bajo la figura de una UTE. Hasta ahora no fue convocado ni por el Gobierno ni por los legisladores.
Río Grande.- El ingeniero Mario Ferreyra, decano de la Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional fue consultado por Radio Universidad 93.5 respecto del debate sobre la creación de Terra Ignis SAU, y si fue convocado como especialista en la materia.
Cabe recordar que desde el gremio de petroleros privados hubo un pedido a los legisladores para que se convoque a los entendidos que residen en la provincia y tienen mucha experiencia, como en el caso de Ferreyra, que ha pasado por YPF. “Yo no he sido convocado y tampoco tomé contacto con los interesados en el tema. No me han convocado los legisladores de ningún partido y tampoco desde el gobierno. Tampoco se ha convocado a la universidad, porque estaría en conocimiento”, dijo.
“Lo único que puedo opinar es que es un intento más de conformar una empresa productora e industrializadora de hidrocarburos en la provincia, y ojalá de una vez se dé. Yo hice mi experiencia como vicepresidente de RENASA, que en realidad nunca funcionó, nunca salió el expediente de la caja fuerte del Ministerio de Gobierno. Cada vez que nos reuníamos, el Ministro de Gobierno nos mostraba el expediente, hojeaba alguno de los papeles, pero ni el presidente ni yo lo leímos. El directorio no tuvo reuniones formales y fue una empresa que había nacido muerta ya. Esto fue durante el gobierno de Hugo Cóccaro”, recordó.
“Luego vino Tierra del Fuego Energía y Química, o el proyecto de los chinos como se lo llama popularmente, en la gestión de Fabiana Ríos. La propuesta era de una empresa privada pero después fue variando. Primero era industrializar el metano para producir metanol o algunos productos que se utilizan en la industria petroquímica, después pasaron a la urea, pero no tenían en claro qué querían hacer realmente desde la empresa al obtener determinado cupo de gas”, sostuvo.
Retrocediendo a la época de Estabillo, dijo que “de HIFUSA conozco porque fue una propuesta elaborada por tres alumnos de la universidad como proyecto final, del cual yo fui el supervisor. Se lo presentamos al ministro de Economía Ruggero Preto, la empresa se conformó pero no con la gente adecuada. No trató de asociarse con YPF, que era el eje del proyecto. En esa época estaba de director de industrialización el ingeniero Morat, que había trabajado en San Sebastián, y él facilitaba una pequeña destilería de La Plata, de una capacidad de alrededor de mil metros cúbicos de petróleo, que se utilizaba para entrenar a ingenieros y técnicos en destilación. Si la provincia se hubiera asociado, hubiera sido propietaria de esa planta, porque YPF la trasladaba, como una actitud de reconocimiento al cariño que le tienen los petroleros a la provincia. La provincia prefirió un proyecto más competitivo, no asociado a YPF sino a la actividad privada, pero todas las empresas privadas productoras de combustibles tienen en claro que tienen que conversar con YPF para instalarse. Esto fue una gran traba y eso hizo que el proyecto fracasara”, consideró.
“Fue una pena porque hoy Tierra del Fuego podría estar destilando petróleo en buena cantidad y suministrándolo a distintos lugares de la Patagonia. El diesel sería de calidad antártica, porque congela recién a los 20 ó 30 grados bajo cero por la calidad del petróleo, que prácticamente no tiene parafina en Tierra del Fuego”, indicó.
“Espero que Terra Ignis pueda salir adelante, escuché la exposición del Fiscal de Estado en la Legislatura, con la síntesis histórica que hizo, que no solamente es de gran valor histórico sino técnico y político, porque este tipo de emprendimientos hay que afrontarlos seriamente, con la gente adecuada que pueda trabajar en el meollo del negocio, que es la producción”, planteó.
Advirtió que “no se puede tomar la creación de una empresa como un empleadero. No tengo nada contra otros profesionales, pero una vez que la empresa esté en funcionamiento y haya encontrado la punta del ovillo, se puede incorporar a todo tipo de profesionales. Con RENASA en principio era solamente un geólogo y un ingeniero en petróleo, y no teníamos interlocutores para el desarrollo de la parte técnica de la empresa. Lo mismo le pasó a HIFUSA”.
Para Ferreyra la mejor figura sería una UTE: “Yo he aprendido que las UTE son una solución para muchos emprendimientos que pueden realizar los gobiernos. Para mí debería conformarse una UTE entre alguna de las empresas productoras, como podría ser Roch si le interesa, con otra empresa que el gobierno cree, de tal manera que ni la empresa ni el gobierno comprometan bienes más allá de lo necesario, y que las acciones las conduzca la empresa que conoce de la actividad petrolera. El gobierno aportará el capital financiero para que la empresa pueda desarrollarse”, señaló.
“La función del Estado es crear la posibilidad de emprendimientos empresarios con un porcentaje. Yo soy partidario de un subsidio a la formación de empresarios, porque si no hay personas con espíritu empresario es muy difícil que estas cosas se puedan hacer. El gobierno debe subsidiar esas capacidades. En este caso, como la inversión es mucha, se podría arrancar con la conformación de una UTE con una empresa que ya tenga ese espíritu empresario, y luego podría convocar a profesionales locales o contratar profesionales con mucha experiencia de otras partes del país y el extranjero, que vengan ocasionalmente a conducir las primeras acciones de la empresa, y mantener el asesoramiento cuando la empresa esté en desarrollo”, concluyó.
Por otra parte el ingeniero Ferreyra saludó a todos los ingenieros de la provincia por su día, celebrado el 16 de junio y, asimismo, a todos los docentes que diariamente forman ingenieros en los claustros de la UTN, universidad que ya formó a más del 50 por ciento de los ingenieros del país.