El Ministerio de Educación presentó las pautas para la reanudación de las clases presenciales a partir de agosto. El tapaboca será obligatorio en todo momento, habrá por lo menos 1,5 metros de distanciamiento y medidas rigurosas de higiene.
Buenos Aires.- El Gobierno presentó ayer el protocolo que se implementará para el regreso a las aulas en todo el país. Los lineamientos, que se aprobarán en el marco del Consejo Federal de Educación, incluyen medidas rigurosas de distanciamiento, de higiene y de asistencia alternada.
El ministro de Educación, Nicolás Trotta, reiteró que en agosto, una vez dejadas atrás las vacaciones, comenzaría la vuelta a clases presenciales en las provincias que tienen nula o escasa circulación del virus.
“El Área Metropolitana de Buenos Aires y Resistencia, Chaco, son dos zonas que por ahora no entran en ese esquema. En las provincias patagónicas también es posible que la vuelta se produzca unas semanas después por el frío, pero la decisión final la tendrán los gobernadores”, planteó el funcionario.
El protocolo consta de dos etapas: la preparación para la reapertura de las escuelas y la aplicación de las pautas una vez que se produzca el retorno. Su construcción estuvo en manos del nuevo consejo asesor para la planificación del regreso a las aulas, un órgano plural que preside el científico y director del INET Diego Golombek y está compuesto por ministros provinciales, sindicatos docentes, representantes de colegios privados y especialistas en infectología, seguridad e higiene y pedagogía.
La primera fase contempla la capacitación a todo el personal docente y no docente para la “nueva normalidad”. Habrá una articulación de las carteras provinciales de Educación y Salud para lograr que todos los maestros reciban la vacuna antigripal y para que los chicos tengan el calendario de vacunación al día.
Las escuelas deberán contar con los insumos básicos de higiene, asegurar agua potable, jabón, alcohol en gel y cestos de basura. “Aquellos establecimientos que no cumplan con estas pautas mínimas deberán postergar el regreso. Los protocolos son cumplibles. No son disparatados para la realidad argentina. Cada jurisdicción podrá hacer los ajustes pertinentes, pero estas son las pautas mínimas”, remarcó Trotta.
El distanciamiento social en los establecimientos será de 2 metros en los espacios comunes y de al menos 1,5 metros en las aulas. De acuerdo a las autoridades, no hay margen para ampliar la infraestructura escolar, por lo cual, habrá una división de los grados que concurrirán en forma alternada. La prioridad para el regreso la tendrán los últimos cursos de los niveles, tanto de primaria como de secundaria.
Otro punto clave será el transporte público. Más del 25% del movimiento, sobre todo en las regiones metropolitanas, se corresponde con la actividad escolar. El documento promueve el escalonamiento en los horarios de ingreso y salida de los establecimientos para no saturar el transporte ni generar aglutinamientos en los accesos.
En la fase 2, una vez que se inicie el regreso a las escuelas, será obligatorio el uso de tapabocas en primaria y secundaria tanto para alumnos como para docentes en todo momento, en las aulas y en los espacios comunes. Los docentes, incluso, podrán agregar una máscara para mayor protección. Estarán prohibidos los eventos o celebraciones masivas y se insistirá en la necesidad de limpieza y desinfección constante.
Si se detectara un caso sospechoso o positivo, se procedería a hisopar al estudiante o docente, a su aislamiento y al rastreo de sus contactos estrechos. Al día siguiente estarían suspendidas las clases en la escuela y se realizarían tareas de desinfección.
Una de las recomendaciones que Nación planteará a las provincias es trabajar con aulas en “burbujas”. “Se suele hablar de un máximo de 15 alumnos por aula, pero ese dato es incorrecto. El número variará de acuerdo a la capacidad de cada aula. Además del modelo de disposición tradicional, con los alumnos mirando hacia el pizarrón, proponemos un modelo con dos o tres grupos de no más de 4 alumnos en los vértices del aula. Traería una ventaja si se detectara un caso: solo se aislaría a los integrantes del grupo. Pero también sabemos que vamos a volver raros, con las bocas tapadas e incertidumbres. Este modelo nos permite vernos”, explicó Golombek.
La asistencia alternada, algunos días sí y otros días no, volverá a traer la dificultad del cuidado de los chicos. Por eso, las licencias vigentes se mantendrán en una primera etapa para que uno de los padres acompañe a sus hijos en el hogar. En esa línea, también se buscará que los hermanos concurran a clases los mismos días.
En las últimas semanas, algunos países que reabrieron las escuelas debieron dar marcha atrás por nuevos brotes de COVID-19. Ante la consulta, Trotta sostuvo que es una posibilidad que se contempla. “Nos basamos en experiencias internacionales, tanto de apertura como las marcha atrás. Si llegado el momento hay que suspender la concurrencia en algunas escuelas o jurisdicción, no vamos a dudar un minuto en hacerlo. Eso no es una derrota. La consigna va a ser cuidar siempre la salud”, afirmó.
El documento también comprende un protocolo para el nivel universitario, que estipula las mismas medidas en términos de distanciamiento, higiene y alternancia, pero contiene especificidades para áreas como investigación o prácticas en carreras que necesitan de presencialidad como Medicina. Esos lineamientos serán aprobados por los consejos que nuclean a las universidades nacionales y privadas.