El presidente de la organización, Federico Hellemeyer, expuso las consecuencias del rebrote de COVID en la provincia y en el país, que determinó medidas de paralización de actividades. Van a impactar no sólo en el abastecimiento de los productos que se fabrican en Tierra del Fuego, sino en los propios trabajadores. Los días caídos no podrán pagarse al ciento por ciento, anticipó, y apelaron a la intervención del Ministerio de Trabajo para poder negociar con los gremios una salida. También quedan sin ingresos los trabajadores contratados, por no haber actividad, y los PPD que estaban fuera de las fábricas o ya cumplieron sus cuatro meses de prestación mínima. Lo cierto es que hay demanda pero no puede proyectarse ninguna producción en estas condiciones. Desde la entidad afirman que el foco de contagio no está en las fábricas y esperan que, finalizados los 15 días de cuarentena en la zona norte, el gobierno pueda autorizar que se retome la actividad, con todos los protocolos de seguridad necesarios.
Río Grande.- A punto de culminar la segunda semana en fase 1 en la zona norte, el presidente de AFARTE, Federico Hellemeyer, fue consultado por FM Aire Libre sobre el futuro de la industria en el corto plazo, y el reclamo apunta a la necesidad de volver a la actividad, con todos los protocolos, para no agravar una situación que ya resulta insostenible.
“Estamos expectantes de las decisiones que comunique el gobierno provincial pero no tenemos más información de la que maneja el público común. La prioridad es la situación sanitaria por supuesto y se están dando números menores de contagio, así que prendemos una vela para que esta tendencia se empiece a consolidar y disminuyan los casos positivos diarios”, dijo.
“Las empresas de Río Grande están entrando en una situación muy crítica, porque llevan paradas más de dos semanas y en este segundo parate, luego del de abril y mayo entramos mucho peor. El mercado está en terapia intensiva y no venimos de una buena performance económica”, expresó.
“Hay que buscar alternativas para recuperar estos días que no se pudo trabajar porque es imposible para las empresas hacer frente a los compromisos normales que tienen. Incluso son bastante exigentes las condiciones de los acuerdos de suspensión que hubo de marzo a julio y la situación es muy complicada”, aseguró.
Consultado acerca de cómo van a recuperar estos días caídos, dijo que “todo depende de lo que podamos acordar con los sindicatos, dependiendo de cómo evolucione la situación y si se puede empezar a fabricar el martes”, dado que no hay certeza de que se autorice retomar la actividad.
“Una alternativa clara sería tratar de recuperar estos días, que toca pagarlos al 100%. Son 11 días hábiles que se pueden generar en jornadas sucesivas los días sábado, según lo que se acuerde con el sindicato. Esto sería lo más deseable. Acá la gente no trabaja por la decisión de la autoridad sanitaria para controlar el esparcimiento del virus, y sería fundamental recuperar esas horas, si es que se puede. Pero si esto se estira mucho más, se complica la posibilidad de recuperar estos días y hay que pasar a un escenario de suspensiones para los días que no se trabajaron”, adelantó.
PPD y contratados
A la reducción salarial que podrían enfrentar los trabajadores de planta, se suma la falta de trabajo para los PPD y contratados en estas condiciones en que no hay producción. “Ahora lo prioritario es la salud pública, pero muchas veces las medidas sanitarias tienen correlatos económicos. Estos son casos claros de consecuencias palpables. Los contratados tienen contratos mensuales que se pueden o no ir renovando. El parate actual el gobierno lo estableció a partir del 31 de julio y, al no haber visibilidad de poder retomar la actividad, las empresas no renuevan esos contratos, porque si no se puede trabajar no tiene sentido tener un contrato de plazo fijo eventual”, explicó.
“Para el PPD la inercia es mayor. Si estaban dentro de las fábricas y venían trabajando, tienen que continuar haciéndolo por el plazo mínimo legal de trabajo continuo, que son cuatro meses. Ahora, si ya se habían cumplido los cuatro meses o esos PPD no estaban dentro de las fábricas, pasa lo mismo que con el contratado: sin horizonte de actividad es imposible tomar un compromiso con la gente”, sentenció.
“Las empresas están complicadas para cumplir con los compromisos con el personal normal y, no van a poder atender estos otros compromisos. Esta situación es consecuencia directa de la imposibilidad de producir”, subrayó.
Contacto con gobierno
Respecto de si existe diálogo con el gobierno y comprensión de los alcances de la decisión de paralizar la actividad productiva, informó que hablaron “con el Ministerio de Producción y Ambiente, con el Ministerio de Salud, con la Jefatura de Gabinete, con el Ministerio de Trabajo. El sábado tuvimos un buen intercambio, entendimos todas las cosas que nos explicaron y ellos también entendieron las preocupaciones nuestras, pero respecto de precisiones de qué va a pasar con la cuarentena actual, que debería terminar el domingo 16, no tenemos información”, dijo.
“Esperamos que el gobierno tenga margen para poder reiniciar las actividades productivas, teniendo en cuenta que ellos mismos han expresado que las fábricas no han sido los lugares donde la gente se contagió o donde más se propagó el virus, en función del respeto de los protocolos”, manifestó.
“Esto no es distinto de lo que pasa en cualquier otra parte del país. Cada vez que se analiza si se abre una actividad o no, las autoridades nacionales tienen claro que la industria y el comercio no son los lugares donde se propaga el virus, sino por el contrario, porque se propaga en la faz social, por cuestiones de cercanía, porque se comparte un mate, la vajilla, y allí se producen los contagios”, indicó.
La alternativa de Ushuaia
Teniendo en cuenta que Ambassador Fueguina recibió insumos para ensamblar 5 mil televisores para BGH, con la modalidad de un fasón, se le preguntó si es posible canalizar en la capital fueguina parte de la producción de zona norte, pero lo descartó. “No conozco los detalles pero es un fasón en Ushuaia para BGH que está en Río Grande. Ushuaia no sirve como alternativa porque en Río Grande hay una capacidad industrial instalada que no está ociosa en Ushuaia. Esto obedece a otro de los grandes riesgos que estamos teniendo en esta situación, porque muchas veces las fábricas tienen contratos comerciales. Sus obligaciones no son con los consumidores finales a través de sus marcas, sino que le tienen que fabricar a otra marca, o a un hipermercado. Si esos contratos no se materializan en un determinado tiempo, muchas veces se caen y eso es lo que está pasando. Es lo que ocurre también con la electrónica autopartista y su impacto por el parate en la industria automotriz”, agregó.
En este punto marcó “una situación muy preocupante y delicada, llena de incidencias en distintos planos”, porque exceden al ámbito provincial. Las autopartista están paradas porque los módulos en este momento no se pueden fabricar “y las terminales automotrices que reciben esos módulos terminaron sus stocks de seguridad y se pararon también. No queda otra, porque está desarrollada así la cadena de valor”.
Desabastecimiento en puerta
En este escenario, adelantó que “claramente enfrentamos en los días sucesivos una situación de desabastecimiento de teléfonos celulares, que ya se percibe en el mercado; otro tanto con los televisores, también faltan acondicionadores de aire y estamos en época de alta temporada; y el impacto sobre las líneas automotrices ya se verificó esta semana”.
La posibilidad de planificar la producción hasta fin de año, resulta inviable también: “Las fábricas tienen ganas de planificar y lo venían haciendo, incluso con la falta de indicadores macroeconómicos y microeconómicos que hay en la economía argentina, llámese estimación de demanda, inflación, valor del tipo de cambio. El problema es que ahora tenemos esta variable que son estos parates, y que se den recurrentemente en función de los rebrotes”, señaló.
“Si bien las últimas noticias parecieran plantear que está más cerca la solución de la vacuna, la realidad es que del punto de vista de la producción tenemos un componente de incertidumbre altísimo, y del punto de vista del mercado, está hecho añicos. Se está operando con la demanda residual que opera a través de canales electrónicos, y claramente no estamos en una situación económica en la que la gente se comporte muy expansiva en su presupuesto doméstico y por ende en sus gastos. Son volúmenes con cuentagotas y en esta situación la previsibilidad, que normalmente es un bien escaso en nuestro país, es muy efímera”, describió.
“Desafortunadamente se trabaja en control de daños, contingencia y pura coyuntura. Ni hablemos de los temas de fondo que tienen que ver con la prórroga del subrégimen industrial, impuestos internos y otras cuestiones. Estamos en un momento muy angustiante de la operación, porque todos quisiéramos saber cuántos televisores, celulares, acondicionadores de aire o microondas vamos a fabricar, pero la realidad es que cuando se volvió a producir en mayo o junio, en un momento se estimó cuál podría ser la fabricación en 2020, y hay que ver dónde estamos ahora. Con esos números hubo que hacer un bollo y tirarlos a la basura”, disparó.
Negociaciones con sindicatos
Hellemeyer se refirió a la necesidad de llegar a un acuerdo con los gremios metalúrgicos por los días caídos, que no se van a pagar al ciento por ciento. “Las empresas no están en condiciones de pagar estos días no trabajados al 100%, e incluso las condiciones que tuvimos de suspensión en el pasado tampoco son alcanzables. En el pasado la suspensión era sobre los salarios anteriores, pero hoy recibieron un incremento muy fuerte del 31% en julio, por lo cual las condiciones de suspensión tampoco son aptas para atravesar esta situación económica acuciante”, planteó.
“Tendremos que ponernos de acuerdo o no con los gremios, existen alternativas y tendremos que ver qué solución le encontramos. Nosotros nos acercamos a los gremios la primera semana de parate para plantearles esta cuestión, obviamente los gremios no tenían mucha motivación como para largar la conversación ahí, pero nos escucharon. Les presentamos sendas notas formales y, en los últimos días, a partir de la comunicación con las autoridades del gobierno provincial, le pedimos intervención al gobernador a través del Ministro de Trabajo, para darle un marco de formalidad a las negociaciones”, dijo.
“Es un momento para que cada uno ponga lo mejor de sí para mantener a flote este barco”, instó y se mostró “a entera disposición del gobierno. Tratamos de tener un contacto fluido con ellos. Hemos alineado una serie de acciones y en nuestras redes sociales y pautas en los medios estamos tratando de instalar una campaña de difusión sobre la prevención de coronavirus. Estamos concentrando nuestros recursos económicos de comunicación en estos aspectos. El martes acercamos unas propuestas al gobierno, que son enunciados de ciertos aspectos a tener en cuenta para tener un poco más de restricciones y lograr una vuelta a la actividad lo más rápido posible. Estamos abiertos a estudiar otras alternativas, como los tests, porque queremos que nuestro personal esté seguro. Estamos esperando que el gobierno, que es quien tiene que tomar la decisión, tenga todos los elementos posibles para que esa decisión sea positiva y se pueda reanudar la actividad, manteniendo todos los cuidados que mandan los protocolos, y también que la sociedad mantenga todos los cuidados fuera de las fábricas. Esto es fundamental”, subrayó.
“Trabajar no contagia”
En una definición contundente, Hellemeyer reforzó el mensaje al gobierno sobre la necesidad imperiosa de volver a producir. “El período de incubación de la enfermedad es de 15 días. Cuando termine esta semana van a estar cumplidos. Trabajar no contagia, mucho menos si se hace ajustado a los protocolos, con lo cual nosotros le queremos poner al gobierno todos los elementos delante para que puedan tomar la decisión de continuar con la actividad, y esperemos que así lo hagan”, remarcó.
“Volver a trabajar no depende de nosotros. Respecto de la cantidad de horas, es uno de los aspectos que hemos planteado al gobierno. El contagio de un virus no pasa por la mayor o menor cantidad de horas de trabajo. En la presentación que hicimos el martes ponemos el foco en evitar las situaciones potencialmente conflictivas, como el ingreso y egreso de la gente y los solapamientos que se puedan producir ahí; las salidas a fumar y a recrearse, el comedor, el transporte. Son situaciones que no tienen que ver con la tarea en sí misma. Hacemos foco en todo eso y, si hubiera que hacer una reducción horaria para atender estas cuestiones, estamos abiertos a eso, sólo para privilegiar que no se produzcan cruces de gente y se encuentren a una distancia menor de la indicada”, concluyó.