Este domingo 1 de noviembre se cumplieron 500 años desde que Fernando de Magallanes, al ver las grandes fogatas del gas natural que emanaba de la tierra, le puso a nuestro territorio Tierra del Fuego. Justamente los pueblos originarios prendían fuego en la playa para cocinar moluscos y también hacían grandes fogatas por las noches.
Río Grande.- El 21 de octubre de 1520, la expedición de Fernando de Magallanes descubrió un cabo detrás del cual se divisaba una gran entrada de mar. Al cabo el propio marino portugués al servicio de España, lo bautizó como ‘de las Once mil Vírgenes’, hoy Cabo Vírgenes. El 1 de noviembre de 1520, luego de explorar la entrada de mar, Magallanes entró al estrecho al que llamó ‘de Todos los Santos’, ya que ese día la Iglesia católica celebra esa festividad.
Al navegarlo, contempló en la ribera sur grandes fogatas que desprendían mucho humo, las cuales se producían por la cantidad inmensa de gas natural que emanaba en esa zona a la que los aborígenes habían prendido fuego en algún momento para hacer sus rituales mágicos. La bautizó como ‘Tierra del Fuego’.
Pasado el golfo que le sirve de boca oriental, la escuadrilla se internó resueltamente en las primeras angosturas del canal, siguiendo siempre el mismo rumbo, el este-sur, hasta llegar a una espaciosa ensenada cerca de la cual se levantaban varias islas, la bahía San Bartolomé. En este punto, la naturaleza de aquellos canales cambiaba de aspecto. Hasta allí, el paisaje que se había presentado a la vista de los exploradores era triste y pobre. Extendidas playas de arena batidas por un viento frío, eminencias de poca altura, desprovistas de árboles y con una miserable vegetación herbácea, rocas áridas y peladas, y un cielo limpio y seco, fue todo lo que vieron en la primera parte del estrecho. Desde que pasaron la segunda angostura, el paisaje cambiaba como por encanto. Montañas más elevadas, con cimas cubiertas de nieve y con un suelo humedecido por lluvias frecuentes, ostentaban una lujosa vegetación de árboles y yerbas. Este cambio de paisaje causó una agradable sorpresa a los viajeros que acababan de pasar muchos meses en las estériles regiones de la costa oriental.
En los primeros días de noviembre, Magallanes, recorrió la prolongación de la costa de la península de Brunswick, hasta el cabo Froward observando allí que el estrecho tomaba una dirección hacia el noroeste y esperó durante cinco días mientras las otras dos naves exploraban el canal oriental sin encontrarle salida.
La región del sur, que Magallanes denominó ‘Tierra del Fuego’, por las muchas fogatas que allí encendían nativos que la poblaban, debía de ser una gran isla. Sin detenerse con las tres naves que formaban su escuadrilla, continuó resueltamente su navegación por el angosto canal que se abría con dirección al noroeste.