La Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional propició un interesante debate con referentes industriales y gremiales sobre la importancia de mantener un sistema de promoción económica para Tierra del Fuego, su real incidencia como motor de la economía en las últimas cuatro décadas, su futuro, su diversificación y el actual contexto en la era del COVID-19. Los industriales reclamaron un horizonte previsible post pandemia y dieron a conocer los datos duros de la producción y el empleo.
Río Grande.- En el programa ‘Café Tecnológico’ que conducen Abraham José y Carlos Clark que se emite por Radio Universidad 93.5, junto al Decano de la Facultad Regional Tierra del Fuego e integrante del Rectorado nacional de la Universidad Tecnológica Nacional, ingeniero Mario Félix Ferreyra, quien junto a otros invitados por la plataforma Zoom, ahondó en la ley de promoción económica de Tierra del Fuego.
Justamente el ingeniero Ferreyra introdujo que “primero quiero agradecer a los invitados que han aceptado concurrir a este programa, vía virtual, y tratar el tema de la promoción industrial de Tierra del Fuego en todos sus aspectos y en particular en esta necesidad de la prórroga o extensión del Régimen Industrial, que algunos llaman del sub régimen”.
En primer término, el Decano presentó al Dr. Federico Hellemeyer –titular de AFARTE (Asociación de Fábricas Argentinas de Terminales Electrónicas)- “quien es abogado, licenciado en Comunicación Social y máster en Administración de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella quien va a exponer sobre la promoción industrial y esta inquietud que tienen todos los que trabajan en la industria electrónica sobre una extensión al régimen y por qué no, tratar algo definitivo en su oportunidad por parte del Congreso de la Nación y las autoridades pertinentes para darle seguridad y tranquilidad a la industria fueguina, sobre todo en Río Grande y Ushuaia”.
Asimismo, Ferreyra presentó al Director Ejecutivo de la Unión Industrial Fueguina –UIF- profesor Gabriel Martínez “quien tiene una muy larga experiencia en la actividad industrial” y también al Secretario General de ASIMRA, Javier Escobar “para que también exponga su punto de vista desde la parte gremial y técnica de todo lo que produce la industria electrónica”.
Por parte de la UTN, participaron, además del ingeniero Mario Ferreyra, el Secretario de Extensión Universitaria, licenciado Fabio Seleme y el Secretario Administrativo de la alta casa de estudios, licenciado Carlos Alberto Cabral.
La industria electrónica perdió 3.300 millones de dólares en 2019
El titular de AFARTE e integrante del CENTEC aprovechó la oportunidad para brindar un panorama de la situación de la industria electrónica.
Se trata de un pantallazo de cómo se encuentra hoy la industria electrónica de consumo, cuál es su coyuntura y a partir de ahí “usarlo un poco de trampolín como para acercarnos a las inquietudes que tienen que ver con el mediano plazo que, en un contexto como el actual es un lujo, pero eso no quiere decir que no tengamos que ocuparnos de él”.
“En términos de volumen y dimensionamiento de la actividad económica, la industria electrónica argentina, la radicada en Tierra del Fuego que es electrónica de consumo, terminó en el 2019 operando con un 57 por ciento de capacidad ociosa promedio y con los niveles de producción más bajos de la última década. Todo esto, que está referido al 2019 que fue en líneas generales el peor año de los últimos diez de la actividad industrial electrónica, pero son marcas (variables) pre pandemia, por lo que hay que analizar que con el advenimiento del coronavirus la situación se agravó aún más”, describió Hellemeyer.
En este sentido resumió que “al cierre del año pasado, detectamos este primer factor que era una sub utilización de la capacidad industrial que tiene la electrónica en Tierra del Fuego. Si vamos línea por línea, la capacidad utilizada en el caso de la producción de celulares están en torno al 45 por ciento; en la de televisores del orden del 49/50 por ciento y en acondicionadores de aire en el 34 por ciento”.
Caída de los volúmenes de producción
En relación a los volúmenes de producción, el ejecutivo aseguró que “han sido bajísimos en el año 2019. Esto, de memoria, estamos hablando de una producción de 7 millones de celulares, un millón novecientos mil televisores y un poco menos de un millón de acondicionadores de aire”, detalló.
Compartió que “siempre trabajamos con las tres líneas más importantes porque son suficientes como para mostrar un pantallazo de la situación de la industria en Tierra del Fuego”.
Con relación a la facturación del sector, “también se registró una caída importantísima; en el 2019 hubo exportaciones al continente del orden de los mil setecientos millones de dólares cuando hace un lustro era de cinco mil millones de dólares, con lo cual la línea de flotación del año pasado fue muy baja históricamente”, reveló Hellemeyer.
Además de las tres líneas de producción emblemáticas (celulares, televisores y acondicionadores de aire) Hellemeyer comentó que “también se fabrican otros productos en Tierra del Fuego, por ejemplo microondas, en torno a las doscientas mil unidades anuales, asimismo hay líneas de electrónica del automotor, específicamente auto radios, pero, en los últimos años se han perdido –por distintos motivos- varias líneas de productos”.
En ese sentido enumeró que estos productos que se han dejado de fabricar son netbooks, notebooks, tablets, monitores, decodificadores y audio. Los motivos son varios, uno de ellos es el cambio de hábito de consumo de los usuarios, algo que afectó sensiblemente –por ejemplo- a los productos de audio porque ya la gente no consume música como lo hacía antes con toda la variedad de productos que había, sino que ahora lo hace de otra forma y por otros medios”.
El Presidente de AFARTE añadió en relación a los conversores, “que son productos be to be (Business to Business) que no van directamente al consumidor final, sino a las empresas de cable y demás, también es una línea que lamentablemente se ha perdido en los últimos años y después tenemos un capítulo de elementos informáticos en donde la razón claramente tiene que ver con la decisión del Poder Ejecutivo Nacional –adoptada ya por el primer semestre del 2017- de reducir el arancel de importación a este tipo de productos de origen importado de 35 a 0 por ciento, con lo cual expuso a la industria electrónica, no solo la basada en Tierra del Fuego, sino también en Buenos Aires y otros lugares, a la imposibilidad de competir contra esa alternativa”.
Hellemeyer expuso que “acá lamentablemente y producto de una acción puntual del Gobierno nacional hubo una consecuencia negativa para la producción”.
En este punto sin embargo, el entrevistado observó que la actual administración de Alberto Fernández “desde sus inicios intentó de alguna manera de revisar un poco esta decisión e impulsar algún tipo de relanzamientos del tipo ‘Conectar Igualdad’ y ese tipo de cosas, pero aún no se han materializado hasta el momento y lo único que tibiamente surgió al respecto fue una línea de financiamiento a compra de equipamiento informático para docentes a través del Banco Nación pero hasta el momento lamentablemente la industria electrónica fueguina no fue invitada a participar, pero de todos modos los proveedores de esas líneas fueron de origen importado”.
Pasando en limpio, Hellemeyer observó que las únicas líneas en donde se ha concentrado la producción en boga, son en las tres mencionadas (celulares, televisores y equipos acondicionadores de aire). “La realidad es que cuando comenzó el año 2020 ya se acumulaban casi 30 meses con indicadores de producción en caída y en este contexto había una suerte de expectativas y ansiedad por verificar algún tipo de tendencias y de alguna manera con el cambio de gobierno, era lógico que se supusiera que esas expectativas se iban a actualizar porque en definitiva era un nuevo gobierno y se iba a revitalizar un poco el consumo, pero lamentablemente todo eso naufragó cuando en marzo de este año sobrevino todo lo que fue el aislamiento producto de la pandemia del coronavirus y el impacto que esto tuvo tanto en la fabricación como en la comercialización de los productos electrónicos que se fabrican en Tierra del Fuego”.
Mantenimiento de fuentes de trabajo
Federico Hellemeyer también se refirió a la mano de obra ocupada en la industria durante estos últimos tres años y especialmente en el contexto del COVID-19.
“En términos de personal, en rigor de verdad es un indicador que no nos siguió mucho en lo que fueron estos meses de caída porque nosotros en noviembre de 2017 habíamos arribado a un acuerdo con la UOM, tanto la seccional Río Grande como la de Ushuaia, como así también con ASIMRA en febrero de 2018 para toda la Isla: el famoso acuerdo de suspensión de paritarias y mantenimiento de los puestos de trabajo con lo cual, de alguna manera, eso estabilizó la situación laboral en 2018 y 2019 y este año se volvió a negociar paritarias, pero ahora el paraguas, con respecto al mantenimiento de puestos de trabajo es ya de índole legal general (a partir de las disposiciones del Poder Ejecutivo Nacional) y en ese sentido ha habido, con respecto a las caídas que hemos tenido -según los indicadores- un escenario de cierta estabilidad en términos de trabajadores”.
A grosso modo estimó en 7.800 empleados en la industria electrónica de manera directa “de acuerdo a los números de septiembre (de 2020) provenientes de la provincia”.
Asimismo recordó que la provincia entró en cuarentena antes que el país “y tuvimos muchas complicaciones, como por ejemplo el cierre en el primer tramo de 60 días con las fábricas cerradas sin ningún tipo de actividad en las dos ciudades hasta que en mayo se reactivó, protocolos sanitarios mediante, y aparte con restricciones muy duras y exigentes inicialmente, como una línea de producción por planta y por turno, reducciones porcentuales a la capacidad de producción. Y así seguimos hasta que sobre vino una oleada de contagios que inicialmente pegó en Río Grande con unas tres semanas de parate y después pegó en Ushuaia con una semana de parate también”.
Factores que conspiraron contra la producción electrónica
En este punto Hellemeyer observó que “haciendo números redondos, hemos tenido este año tres meses sin producir lo cual tuvo un impacto fenomenal porque es imposible recuperarlos en el resto del año, pero a su vez hay que analizarlo al revés: nosotros tuvimos dos meses de producción en el año en lo que sería algo más o menos normal, por esto de la capacidad instalada sub utilizada y después fue todo nuevo para nosotros porque la producción hoy día tiene muchas particularidades. En principio no están convocados todos los que tienen que ver con los grupos de riesgo, personas mayores de 60 años con patologías enumeradas por el Ministerio de Salud de la Nación, personas con deber de cuidado a menores, embarazadas, etcétera; con lo cual ahí ya hay una reducción de la cantidad de trabajadores que están dentro de las fábricas”.
“Después está todo el tema de los protocolos, como el distanciamiento y todas las medidas que de alguna manera afectan a la eficiencia operativa en las fabricas, por supuestos que son necesarios estos protocolos. A esto hay que agregarle –tras la dinamización de los contagios en las dos ciudades- el fenómeno que tiene que ver genéricamente hablando de la gente que está en cuarentena, bien porque dio positivo en COVID-19 o bien porque tiene un contacto estrecho una persona contagiada con coronavirus, que es un número importante y no dejan de ser restricciones a la producción”, evidenció.
“Es así que en algún momento del año se habló de falta de stock o de quiebre de stock o de desabastecimiento de algunos productos, lo que es completamente lógico. Si vemos desde el inicio de la pandemia, no se podía producir ni vender nada, estamos hablando de cosas que no fueron esenciales. A poco de andar, a las dos o tres semanas, la Secretaría de Comercio autorizó la comercialización de productos en el régimen paquetería. Esto es básicamente con entrega a domicilio en distintos lugares del país y es ahí donde empieza a producirse algo de comercialización de nuestros productos, donde básicamente la cadena comercial trabajó con sus propios stocks ya que no tenía reaprovisionamiento porque no había fabricación y esos stocks eran muy magros porque nosotros veníamos de una situación económica pre pandemia muy dura, con tasas de interés del orden del 65 por ciento entonces nadie tenía capital de trabajo inmovilizado en gran cantidad y consecuentemente los productos se agotaron rápidamente”.
Agregó que “recién se pudo ir a una situación de reabastecimiento cuando las fábricas recomienzan su actividad allá por mayo y lo hacen con la dificultad de tener que reabastecer el mercado, con la dificultad de no estar produciendo como lo hacían antes de la pandemia y después, con los cierres sobrevivientes, con lo cual ha sido un año muy accidentado”.
Prosiguió señalando que “por otro lado, uno ha visto en algunos medios que daban cuenta de cierto ‘veranito de consumo’ en torno a determinado productos los informáticos, los celulares, televisores, etcétera. Y si bien es cierto que en sectores con cierto poder adquisitivo esto pudiera ser verdad porque la gente estaba más confinada y usaba más intensivamente estos equipos, la verdad es que cuando uno analiza estos números agregados, esto no se verifica”.
“Creo que tenemos que poner estos razonamientos de un lado de la balanza y por el otro poner lo que ha significado en términos de impacto económico las medidas de restricción sanitaria que han imperado y siguen imperando en los grandes centros de consumo urbano del país y es ahí donde uno ve los números agregados y se da cuenta que han caído más este año los mercados”.
“Es un panorama en el cual nos encontramos con una gran fragilidad por parte de la actividad económica que genera la industria y esto también dificulta, de alguna manera, la previsión que podamos darle al mercado, porque ahora muchos analistas económicos hablan de una crisis sobreviniente más aguda, por lo menos en lo que tiene que ver con las variables macroeconómicas del país, lo que seguramente va a tener un correlato en la microeconomía, es decir en los precios, en los consumos, en la producción y demás. Consiguientemente es muy difícil modelizar, presupuestar y proyectar. Hacer prospecciones en este momento es muy dificultoso y cuando a la industria se le anula esta posibilidad es muy traumático para ella ya que es muy difícil visibilzar qué es lo que viene”.
“La pandemia generó también un incremento de costos para la industria, lo que en definitiva es un correlato de estas restricciones a la producción y también la situación macroeconómica, que no tiene que ver con la microeconomía (precios, consumo y producción) no deja de afectarla; desde hace un tiempo el Gobierno viene experimentando una escasez en las divisas y todo el que conoce la industria electrónica de Tierra del Fuego sabe de lo dependiente que somos con la importación de insumos, como le ocurre a la industria manufacturera argentina en general que necesita de estos componentes y solo le falta uno de estos insumos, sabe que deben parar una línea de producción”, observó.
Si bien no se conocen casos puntuales en la industria fueguina “de imposibilidad de acceder a las divisas para poder pagar los insumos, pero debemos estar alertas porque el Banco Central ya tiene una especie de corpus donde están las comunicaciones 6030, 7128, 7135 y hoy hay una nueva en donde básicamente están tratando de regular todo lo necesario como para administrar discrecionalmente las escasas divisas y en algún momento dado esto nos va a pegar”, advirtió.
Leve repunte
A modo de síntesis, Hellemeyer reveló que el 2020 comenzó, en lo que tiene que ver con televisores, en una fuerte recomposición de stock, a diferencia del 2019 donde cayó más de 40 por ciento en la producción y venta; “para dar una idea, se fabrican unos tres millones de televisores por año y en el 2019 se fabricaron dos millones, lo que es una cifra bajísima, es un producto que debiera recuperarse y ojalá se diera la dinámica económica como para que eso ocurra; en celulares también la caída fue muy grande el año pasado, cuando se fabricaron 7 millones cuando la producción anual estaba en 13,5 millones, si bien es cierto que es un producto consolidado a nivel global y la gente estira los ciclos de vida de estos aparatos y por ende se espacian las rotaciones de renovaciones y en acondicionadores de aire también estamos muy bajos, nuestras estimaciones de fabricar 650 mil en este año”.
En resumen, Hellemeyer estimó que en televisores estarán a los mismos niveles del pasado año, en celulares podrían cerrar “con toda la furia”, en unos 5 a 5,5 millones”.
“La pandemia frenó la previsiones productivas”
En tanto por la UIF, el profesor Gabriel Martínez aseguró que la situación descrita por Federico Hellemeyer “es lo que le está ocurriendo a todas las empresas, no solo a las electrónicas”. Justamente observo que la Unión Industrial Fueguina no solo abarca fábricas electrónicas, “sino también a textiles, plásticas y todas las empresas que están radicadas en Tierra del Fuego”.
Martínez aseguró que “la pandemia nos hizo ponerle un freno a las producciones que se tenían pensadas en el mes de marzo de este 2020 que iniciaba con expectativas, luego de un 2019 alicaído; gran parte de todo lo que es la producción no electrónica, como puede ser la textil o la confeccionista ha sufrido una caída importante en su producción. Por ejemplo, la textil ha tenido un 44 por ciento respecto al mismo período anterior y la confección ha tenido una caída del 35 por ciento”.
Sobre los puntos que están incidiendo negativamente en la producción, el representante de la UIF detalló “los mayores costos que le viene ocasionando a las empresas esta pandemia, que a diferencia de una parte de la electrónica, las textiles y confeccionistas sobre todo están sufriendo el tema de la imposibilidad de conseguir las licencias no automáticas que son las que permiten la
importación de las materias primas para poder producir en Tierra del Fuego”.
“Eso viene ocurriendo en todo el período de la pandemia y en algunos casos ha producido en algunas empresas algún quiebre de stock y la imposibilidad de poder producir”, describió.
Agregó que “fundamentalmente nosotros debemos tener un panorama más allá de la pandemia que no tiene fecha de vencimiento y en cambio la promoción industrial sí la está teniendo con lo cual lo interesante sería que todos los fueguinos, especialmente los actores involucrados y las autoridades públicas, nos aboquemos a tratar de mantener la promoción industrial y si bien sabemos que el Gobierno nacional se ha comprometido con Gobernador (Gustavo Melella), nosotros estamos a muy corto plazo del vencimiento de la promoción”, advirtió.
Para Gabriel Martínez, “la industria es parte de una pirámide invertida, que la tiene como base y desde ahí creció el comercio y las demás actividades. Sería interesante modificar la matriz productiva, pero también mantener la base de esa pirámide que es la industria y que nos viene sosteniendo y manteniendo desde los años ´80 del siglo pasado, fundamentalmente en Río Grande y sería bueno mantenerlo”, entendió.
Finalmente el titular de la UIF reveló que la industria en general ocupa a 10.900 personas de los cuales alrededor de un 30 por ciento trabaja fábricas no electrónicas, distribuidos en 20 empresas.
“Estamos sufriendo el éxodo de profesionales”
En tanto Javier Escobar, representante de ASIMRA (Asociación de Supervisores de la Industria Minera, Metalúrgica y Mecánica de la República Argentina), consideró también que hay una situación muy compleja que se agravó “después del 2019 cuando se han quitado estos aranceles que de alguna manera u otra siendo un proteccionismo de los productos importados y llegando el vencimiento del régimen industrial muy cercano, nos pone en un alerta y nos pone también en una preocupación constante entre los trabajadores, tanto varones y mujeres, calificados, no solo ingenieros electrónicos sino también ingenieros en otras especialidades que se han ido de la Isla y eso provoca un efecto preocupante en nuestra asociación porque estamos perdiendo calidad en el recurso humano que tiene una profunda incidencia en la producción”.
Escobar añadió que “debido a eso hemos bajado el volumen de dotación de los trabajadores; hay que recordar que en un momento llegamos a ser 16 mil trabajadores en la industria electrónica y hoy somos unos 7.800 trabajadores, menos de la mitad. Esto es gravísimo y en este contexto, sino unimos esfuerzos entre todos los sectores –sean políticos, empresariales, sindicales, sociales y los que fueran para lograr revertir esta situación- estaríamos muy cerca de llegar al vacío en la parte industrial”.
Recordó que el régimen industrial “se creó con sus protecciones y son estas mismas protecciones las que están a punto de vencer y el decreto del 2019 del entonces presidente (Mauricio) Macri de arancel cero para las importaciones, lo que conspira contra los productos fabricados en Tierra del Fuego, que de este modo no tienen defensa legal”.
Confió que desde ASIMRA “estamos entre todos los trabajadores confeccionando un informe para ser presentado al Gobierno de la provincia para que éste a su vez lo de a conocer a la Nación”.
Entendió que “es fundamental, no solo para la industria electrónica, sino para la textil y las demás, seguir manteniendo el sub régimen industrial para la parte económico-social de Río Grande y Ushuaia”.
También se mostró partidario de abrir la matriz productiva, por ejemplo hacia la industria del software y asimismo de establecer definitivamente un puerto en Río Grande “por todo el movimiento logístico y económico que eso conlleva”.
Escobar dijo que mantener el régimen industrial “es la lucha en la primera etapa y ya en un escenario previsible, avanzar en la lucha gremial con la patronal para generar una estabilidad laboral y terminar con los contratos y sus caídas porque esto a la larga termina siendo perjudicial para todos”.
Finalmente resumió que “hay una gran incertidumbre dentro del mundo laboral y no culpamos a la patronal porque está presa de una situación de incertidumbre también por la finalización cercana del sub régimen y no pueden planificar seguir produciendo porque no ven un horizonte previsible”.