Llevaban 53 años de casados y se cuidaban mucho. Sus hijos no saben cómo fue que se contagiaron. Ocurrió en Río Grande, Tierra del Fuego, en una ciudad donde eran muy queridos y respetados. La historia fue rescata por el diario mendocino Mendoza On Line.
Río Grande.- Cerca de la una y media de la tarde del lunes 9 de noviembre fallecía Miriam Muñoz Águila en una habitación de la Clínica CEMEP de Río Grande, Tierra del Fuego. Claudio Boyadjian estaba sedado, por eso nunca se enteró de la muerte de su esposa. Él murió cerca de las dos y media de la tarde de ese mismo lunes en otra habitación de la misma clínica.
Con una hora de diferencia, el coronavirus se llevaba a un matrimonio muy querido y respetado en la zona. Ella tenía 86 años y él, 88, según relata el diario Crónica.
En ambos casos, el diagnóstico fue Insuficiencia respiratoria por una afección pulmonar. Los dos tenían patologías de base y la edad avanzada los convertía en pacientes de riesgo. Él, además, era diabético.
Sus hijos cuentan que los dos se cuidaban mucho. Vivían prácticamente encerrados y sólo salían para hacer compras o ir a la farmacia.
Claudio Boyadjian había sido un pionero. El 4 de septiembre de 2013 había sido reconocido por el Senado de la Nación. «Entregó su vida al desafío de reafirmar la soberanía nacional, forjando un marco de desarrollo poblacional homogéneo en la provincia más joven y austral de nuestro país», decía el texto del reconocimiento.
Tenían seis hijos, diez nietos y cuatro bisnietos. Nadie en esa gran y unida familia entiende cómo pudieron haberse contagiado. Habían cumplido el aislamiento a rajatabla.
Únicamente bajaron un poco la guardia en cuanto al protocolo cuando Alexis González, uno de los hijos de Miriam, falleció por coronavirus una semana antes. La sospecha de su contagio, entonces, apunta a las visitas y las condolencias de familiares, amigos y vecinos.
Fuente: Mdz On Line.