Nuevamente el Congreso argentino debate un tema polémico y sensible para la sociedad argentina -eminentemente cristiana- y es el de legalizar el aborto inducido fuera de lo que el Código Penal establece. La mayoría de los que están a favor de estas aberrantes prácticas sustenta sus pretensiones en argumentos materialistas y absurdos. ¿Se abrirán también las puertas al debate de la finalización de la vida de ancianos e ‘indeseables’? ¿Se avanzará asimismo sobre el derecho de propiedad? ¿Se violará también nuestra intimidad y nuestra reputación? La Constitución de la Nación Argentina y el propio Código Penal garantizan el derecho humano fundamental a la vida. No se los neguemos a los niños por nacer.
(Por Ramón Taborda Strusiat).- Este viernes la Cámara de Diputados dio media sanción al polémico tema del aborto, una iniciativa enviada por el propio titular del PEN, Alberto Fernández, a la sazón, profesor de Derecho.
Uno de los argumentos de los que están a favor de legalizar estas prácticas es que el aborto clandestino está en aumento -dan cifras alarmantes- y aducen que en muchos casos también la ‘madre’ muere producto de estas intervenciones quirúrgicas llevadas a cabo posiblemente por galenos que no han respetado su juramento hipocrático, o bien por matronas voluntariosas, ávidas de dinero fácil o cumpliendo una misión justiciera iluminada.
No dicen cómo saben -con detalles- dónde, cuando, cómo y quienes son los que practican estas aberrantes intervenciones que son penadas por ley.
La Constitución nacional es ‘Pro Vida’
Tras décadas de guerra civil, los argentinos han logrado plasmar una constitución que rigiera su vida civil, regulara sus relaciones jurídicas y protegiera sus derechos personalísimos considerados ‘pétreos’. A saber, la vida, la libertad, el honor y la propiedad.
La vida:
Artículo 18.-
Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes.
Artículo 28.-
Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio.
Artículo 29.-
El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria.
Artículo 75 de la Constitución nacional:
El inciso 22 del Artículo 75 de la Constitución nacional establece como facultades del Congreso argentino el de aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede.
Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes establece y enumera:
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre;
La Declaración Universal de Derechos Humanos;
La Convención Americana sobre Derechos Humanos;
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo;
La Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio;
La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial;
La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer;
La Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes;
La Convención sobre los Derechos del Niño.
En las condiciones de su vigencia, todos estos tratados suscriptos por nuestro país, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso, Constitución de la Nación Argentina y tratados con jerarquía constitucional requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.
Es importante resaltar que los textos negociados sobre los tratados internacionales en materia de derechos humanos, no establecen el “derecho al aborto” y en ningún sentido demanda que los Estados lo despenalicen. De hecho el “lenguaje claro” de estos tratados internacionales es consistente con los derechos de la protección de la vida por nacer. Aún más, cuando los Estados soberanos negociaron y consintieron ser parte de ellos, fue su intención dejar sin cambios en la legislación interna la protección de los no nacidos.
Ley Nº 23.849, que aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño, en su Artículo 2º (con relación al artículo 1º de la Convención sobre los Derechos del Niño), dice que la República Argentina declara que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad.
El Código Penal tutela la vida
En Argentina el aborto se encuentra penalizado. Solo hay dos excepciones que no se consideran delito: en el caso de una violación de una mujer, y en el caso de que la madre corra riesgo de vida.
El código penal en su artículo 86 afirma: El aborto no es punible:
Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios.
Si el embarazo proviene de una violación, o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el aborto.
En el año 2012, en un fallo unánime, la Corte Suprema de Justicia de la Nación determinó que los abortos en caso de que el embarazo sea producto de una violación no son punibles, que estos no deberían ser judicializados y que cada provincia debería determinar un protocolo para la atención de todos aquellos casos en los que hubiera un aborto no punible.
Esta interpretación de la corte fue necesaria, porque dejó atrás una interpretación conflictiva acerca del inciso 2º del artículo 85 del código penal.
Artículo 85:
El que causare un aborto será reprimido:
1º Con reclusión o prisión de tres a diez años, si obrare sin consentimiento de la mujer. Esta pena podrá elevarse hasta quince años, si el hecho fuere seguido de la muerte de la mujer.
2º Con reclusión o prisión de uno a cuatro años, si obrare con consentimiento de la mujer.
El máximum de la pena se elevará a seis años, si el hecho fuere seguido de la muerte de la mujer.
Apología del delito
Cuando la libertad de expresión se convierte en un instrumento al servicio de los que atentan contra la vida y la libertad, se produce un hecho ilícito que es sancionado por el Derecho Penal.
Artículo 213:
Será reprimido con prisión de un mes a un año, el que hiciere públicamente y por cualquier medio la apología de un delito o de un condenado por delito.
Como se ve, tanto el actual Presidente de la República, los diputados impulsores de esta iniciativa y los ‘militantes’ de esta cultura de la muerte, están también incursos en un delito por apología del crimen.
El materialismo en el fondo de los argumentos
Decía el reconocido José Narosky en uno de sus acertados aforismos, que el esfuerzo en seguir una meta vana, generalmente suele ser castigado con el triunfo. Llegar a una verdad evidente tal vez pueda llevar toda una vida y aquí un proverbio más mundano sería decir que la experiencia es un peine que te regalan cuando ya estás pelado.
Al margen de lo jocoso de esta máxima popular, llegar a la verdad de las cosas es más evidente y directa de lo que parece y de las sesudas interpretaciones de nuestros parlamentarios criollos. Más allá de aquel aserto de Marcos Mundstock en un sketch de ‘Les Luthiers’ de que “no existe nada absolutamente cierto y esto es absolutamente cierto”, lo cierto es que el ratio de las cosas es evidente y lo aprendimos desde pequeños. No poner las manos en el fuego porque nos quemamos, que el perro tiene cuatro patas, a menos que haya perdido alguna en un incidente; que el sol y la luna evidentemente son esféricos y que el embarazo es producto de la cópula, salvo que haya intervenido el Espíritu Santo.
Por eso nuestra Constitución nacional de forma sencilla y clara, establece los institutos que deben regirnos y de hecho nos ha regido hasta el presente, conceptos comprensibles para la generalidad de las personas “con dos dedos de frente” como decía mi abuela. Esta preclaridad constitucional ha permitido que los argentinos podamos medrar en nuestra tierra, con la posibilidad de nacer, crecer en libertad, acometer alguna industria o empresa beneficiosa, prestar servicios a los demás, que se respete nuestro honor, nuestra reputación, nuestra intimidad y que podamos tener cosas y un lugar en el planeta donde “estar” y donde “ser” con nuestros afectos.
Pero he aquí que apareció, de algún lugar de la noche, el ‘pensamiento’ materialista con sus definiciones terraplanistas y su tendencia maniquea a establecer una realidad absurda –como si ambos conceptos pudieran ser complementarios- dando un barniz de intelectualidad a sus afirmaciones.
A este pensamiento lo caracteriza su radicalidad y su intransigencia; ante la fuerza del razonamiento prefiere los argumentos superficiales e imposibles de ser probados.
Gusta de las divisiones: pobres contra ricos, negros contra blancos, mujeres contra varones, hijos contra padres. Es fácil advertir este pensamiento materialista, donde hay una división, está él.
Lo hemos visto atrapando a nuestros parlamentarios en las bancas del Congreso defendiendo posiciones irreconciliables y agrandando la grieta entre los argentinos.
Conceptos contradictorios
“Hemos votado en contra del aborto clandestino”. Vemos aquí que este argumento marca que ‘lo malo’ es lo clandestino, no así el aborto. Es una falacia en todo sentido; si tomamos esta ‘sesuda’ línea argumental tendríamos que despenalizar el consumo de estupefacientes y regular el comercio de drogas prohibidas, evitando así los crímenes y miserias que caracteriza a este submundo.
“Los abortos clandestinos provocan la muerte de las madres”. Otro argumento inexacto. Cualquier aborto conlleva peligro de muerte, lo hagan legal o ilegalmente porque en la mayoría de estas prácticas hay un galeno que con fines de lucro y obviando su juramento hipocrático, no tiene escrúpulo en practicar este atroz crimen, sin importarle el tiempo de gestación del bebé. De hecho en la gran mayoría de los abortos se los llevan puesto al bebé y si alguno logra sobrevivir, tiene grave secuelas físicas y mentales.
“Las mujeres ricas tienen la posibilidad de abortar porque pueden pagarse las clínicas privadas”. Típico concepto de división de los seguidores del pensamiento materialista. Es el mismo argumento de aquellos consumidores de drogas prohibidas que esgrimen que los ricos “toman de la buena”. Como se ve, tampoco aquí el aborto es cuestionado, sino que habría que darle las mismas condiciones a las mujeres pobres que puedan abortar en forma ‘segura’. Aquí es importante remarcar el racismo solapado -ese darwinismo social- que hay contra las mujeres de humilde condición, a las que los seguidores de esta corriente las ven como fabricantes de delincuentes.
“Decenas de miles de mujeres en la Argentina son internadas todos los años por complicaciones de abortos”. Este es un argumento oficial vertido en la sesión en Diputados. Por supuesto que es verdadero, pero incompleto. No todos los embarazos son normales, siempre surgen complicaciones y por eso las mujeres deben ser asistidas. Pero de ningún modo significa que estas gestantes quieran abortar, todo lo contrario, quieren dar a luz a sus vástagos y necesitan de la asistencia profesional.
“Abortar para no morir”. Otro típico lema del pensamiento materialista: el egoísmo y la cobardía. Entre la vida de ella y la del hijo, primero la de ella. Lo cierto es que si no aborta, no se muere.
“Es brutal e inhumano permitir que una mujer tenga el hijo producto de una violación”. Argumento válido y atendible y muchos consideran para estos casos, legalizar el aborto llamado ‘sentimental’. Estos son casos extremadamente raros y puntuales. En el 2010, la Corte Suprema de Justicia confirmó unánimemente la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Chubut que, en ese año, autorizó la realización de un aborto a una joven de 15 años, que había quedado embarazada tras haber sido violada por su padrastro. La Suprema Corte de Justicia dictó de este modo un pronunciamiento que sienta precedente.
Al margen del fallo, la cuestión fundamental sigue incólume. El bebé es inocente y se le ha negado su derecho a la vida. Resultado, un chubutense menos.
Por otro lado, los legisladores más expertos señalan que legalizar el aborto ‘sentimental’ es abrirle la puerta a serias complicaciones jurídicas: prácticamente cualquier unión, incluso consensual, podría ser presentada como contraria a la voluntad de la mujer y, por tanto, una violación. Finalmente, el argumento más importante, es que el aborto por violación no es siquiera aceptado por sus verdaderas víctimas, las mujeres violadas.
Lo paradójico es que el pasado 19 de noviembre, el Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Sur de nuestra provincia, condenó noviembre a un hombre y una mujer en un juicio por abuso sexual con aborto, en perjuicio de una víctima menor.
El hombre fue condenado a 25 años de prisión por abuso sexual, abuso sexual agravado por acceso carnal y por tratarse la víctima de una menor de 11 años, aprovechando la guarda, aborto y corrupción de menores. La mamá de la víctima, en tanto fue condenada a 20 años de prisión al considerarla participe necesaria del delito de abuso sexual con acceso carnal, aborto y corrupción de menores. Digo paradójico porque en este caso el aborto sí fue punible, aunque lo curioso –porque la justicia no lo aclaró- es que no se supo quién practicó dicho aborto y si esta persona fue condenada.
“Es necesario eliminar a un niño con deficiencias porque él sufrirá mucho y le ocasionará sufrimientos y gastos a los padres”. Este principio, conocido como ‘aborto eugenésico’ se basa en el falso postulado de que ‘los lindos y sanos’ son quienes deben establecer el criterio de valor de cuándo una vida vale o no. Con ese criterio, tendríamos motivo suficiente para matar a los minusválidos ya nacidos.
Por otro lado, científicamente, las pruebas prenatales no tienen seguridad del 100% para determinar malformaciones o defectos. Por ejemplo, en el caso de la rubeola, revisando 15 estudios de importancia, se encontró que sólo el 16.5% de los bebitos tendrían defectos. Quiere decir que el aborto por causa de la rubeola matará a 5 criaturas perfectamente sanas por cada bebé afectado.
“El aborto debe ser legal porque todo niño debe ser deseado”. Este es un argumento absurdo. El ‘deseo’ o ‘no deseo’ no afecta en nada la dignidad y el valor intrínseco de una persona. El niño no es una ‘cosa’ sobre cuyo valor puede decidir otro de acuerdo a su estado de ánimo. Por otro lado, el que una mujer no esté contenta con su embarazo durante los primeros meses no indica que esta misma mujer no vaya a amar a su bebé una vez nacido.
“El aborto debe ser legal porque la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo”. Argumento valedero, pero también vale para el bebé. Además, en el mundo natural, los atributos femeninos son generalmente para el sexo opuesto y para la prole, las mamas para amamantar, su sistema reproductivo para recibir al del varón.
“Con la legalización del aborto se terminarían los abortos clandestinos”. Las estadísticas en los países ‘desarrollados’ demuestran que esto no es así. Por el contrario, la legalización del aborto lo convierte en un método que parece moralmente aceptable y por tanto, como una opción posible que no es igualmente considerada allí donde no es legal. Pero dado que la gran mayoría de abortos no son por un motivo ‘sentimental’, ‘terapéutico’ o ‘eugenésico’, sino por un embarazo considerado ‘vergonzoso’, no es extraño que la mujer -especialmente si es adolescente o joven- busque igualmente métodos abortivos clandestinos por la sencilla razón de que una ley, aunque quite la pena legal, no quita la vergüenza y el deseo de ocultamiento.
Tampoco es cierto que el aborto es una operación tan sencilla como extraerse una muela y que casi no tiene efectos colaterales.
Ahora, la mayoría de los argentinos espera que el Senado de la Nación revoque este proyecto y que vuelva la cordura entre los argentinos.
Intereses inconfesables
Agrego a esta columna de opinión, la postura de la diputada nacional María Lucila Lehmann -Coalición Cívica de Santa Fe-, por considerar que puso en evidencia el verdadero trasfondo del proyecto.
Lehmann pidió que se aplazara la moción para después del 6 de enero de 2021 para respetar el culto de los religiosos que “se ve herido profundamente”. “Es un disparate que en vísperas de Navidad estemos debatiendo el aborto. Es un atropello y una ofensa para el culto católico y cristiano”, dijo. Si bien no tuvo un acompañamiento, evidenció que nada es casual en política.
“Acá estamos de nuevo debatiendo lo que ya hace dos años este cuerpo rechazó en otro debate que parece no tener fin y que la verdad es que nada tiene que ver con los problemas que está atravesando la Argentina hoy: un año de pandemia, de mucho dolor, de muertes, de soledad con un saldo de 64 por ciento de niños en situación de pobreza con un gran déficit sanitario, una crisis económica sin precedentes y una inseguridad que realmente abruma y estamos debatiendo esto”, lamentó la diputada Lehmann.
Agregó que “mientras tanto por si alguno no sabía o no se enteró, en el día de hoy acá enfrente en el Senado se estuvo para probando él fue un gran un altísimo recorte a nuestros jubilados pero esto pasó desapercibido por estar debatiendo esto”
“Qué poco tacto, qué poca sensibilidad, qué poca empatía con lo que le viene pasando a la gente y qué forma bastarda de insultar la inteligencia de los argentinos que no demoramos mucho en darnos cuenta que esto es una cortina de humo para tapar lo que realmente está pasando en este país. Pero saben qué es lo que sucede que la ley del aborto tiende o pretende imponer una ideología del descarte. Descartar un niño que es niño del ser humano desde el momento de la concepción tal como lo indica nuestra constitución y múltiples tratados internacionales”.
“Y se trata de avasallar, con esto también, al primer derecho humano que tenemos los seres humanos que es el derecho a la vida. Pero entonces yo me pregunto y pregunto también a mi colega por qué entonces este Congreso insiste con el aborto. ¿es porque supuestamente la mortalidad materna por abortos clandestinos es muy alta? Esto no es cierto, esto es un verso, esto es mentira. Este Gobierno como siempre se ha acostumbrado a manipular estadísticas; esas 35 muertes maternas que señalan en el proyecto del oficialismo, nos señala que son embarazos terminados en aborto, pero no señalan que solamente esas 35 muertes, el 7,4 por ciento son por abortos provocados y el 92.6 por ciento son por causas naturales, por embarazos ectópicos, por diferentes anomalías”, reveló la parlamentaria.
“Ahora yo me pregunto: ¿nadie habla del 92,6% de madres que mueren por embarazo o por otras cuestiones? ¿Sólo nos vamos a focalizar en un 7,4 por ciento? ¿Esa es nuestra bandera?
“¿Saben la cantidad de mujeres que mueren a causa de falta de atención, de controles obstétricos, por falta de acceso a la salud? Esta es la realidad de la verdadera exclusión que se vive principalmente en el interior de nuestro país fuera de esta capital”.
“Señores, no nos engañemos más porque este no es un debate del proletariado; este es un debate de la burguesía, este no es un debate argentino; esta es una agenda global impuesta ideologizada y financiada lamentablemente por empresas que lucran con la muerte y estamos yendo y nos están llevando a cometer errores muy graves, como por ejemplo a usar el aborto como método anticonceptivo, a la selección genética, a abusos sexuales que pasarían desapercibidos a jefes que deciden impulsar a sus a sus empleadas abortaron o se quedan sin trabajo”, denunció.
“La verdad es que son cosas muy graves de las puertas que estamos abriendo. Qué curioso es el movimiento peronista que reivindica la obra del general Perón cuando le conviene pero olvida que en temas como éste tanto Perón como Evita se pronunciaron en contra y le voy a recordar una frase que dijo Evita en un discurso con las enfermeras: ‘cada hijo del pueblo que no nace es un hombre menos en la fila de la defensa de la Patria y allí vi carteles de Evita con un pañuelo verde. Absurdo”, calificó María Lucila Lehmann.
“Nos dicen que trata de ayudar a las mujeres pobres porque no pueden mantener a los hijos. Otro verso, otra mentira. La mayor dignidad que tiene el pobre o el que tiene poco, son sus hijos, es su familia. Dejemos de lado las excusas y las mentiras; acá no se trata ni de pobres ni de muertes por abortos ni de nada, se trata de la imposición de una ideología que pretende que las mujeres seamos iguales que los hombres y en consecuencia que despreciamos esa hermosa capacidad que tenemos de dar vida. La verdad señor presidente yo no tengo interés como mujer en que todo sea lo mismo ni que se relativice en nuestra capacidad de dar vida, como si fuera un ‘fenómeno’ como dijo nuestro ministro; opcional que se ejerce o se desecha, ni mucho menos que ya ni siquiera seamos mujeres embarazadas. Somos cuerpos gestantes, es increíble la autofagia que a veces podemos llegar a tener entre nosotras”.
“La Argentina -y para terminar- tiene que tener de una vez por todas una política para que todos nos hemos del derecho a la vida y no nos mientan que el aborto no es la solución, el aborto es dolor, el aborto es sufrimiento no es una victoria. Todos tienen que tener cabida en este suelo argentino nuestra querida Argentina merece que todos sus ciudadanos sean deseados; que nadie sea excluido, que pregonemos con ese orgullo que siempre nos caracterizó, la dignidad, la educación, el trabajo, la familia. Yo realmente espero que mis pares reflexionen con todo esto y que centremos nuestro trabajo en defender la vida, la vida de todos, la vida de los que estamos presentes y también la vida de los que están por venir”, concluyó.