El investigador argentino del CONICET, Jorge Rabassa, habló sobre esta hipótesis en febrero del 2020, indicando que «tarde o temprano es altamente probable» que se produzca esta catástrofe en las costas atlánticas de Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Ushuaia.- En febrero del año pasado, el geólogo argentino e investigador del CONICET, Jorge Rabassa, habló sobre una hipótesis que en ese momento repercutió en la comunidad de Santa Cruz y Tierra del Fuego, al indicar que hay probabilidad de que ocurra un tsunami en la costa atlántica de estas provincias.
En las últimas horas, un fuerte sismo de 7.0 en la Antártida volvió a generar el alerta, si bien, afortunadamente, en las bases argentinas y chilenas no ocurrieron daños importantes ni lesionados. Sin embargo, se trató de un fuerte movimiento telúrico, que reflotó la teoría de Rabassa.
El geólogo había hablado en esa ocasión con Radio Universidad de Río Grande (Tierra del Fuego), cuando ocurrió el desplome de un cerro sobre Paso Garibaldi. Señaló que en dicha zona hay registro de riesgo sísmico, que sería el causante de este tipo de hechos. De ahí surgió la otra premisa.
Rabassa recordó el último sismo de gran intensidad que ocurrió hace 71 años, en 1949, cuando en el Estrecho de Magallanes y la costa occidente de Tierra del Fuego se registró un terremoto de 7.9.
En otra entrevista con el diario Infobae, al ser consultado si es posible que se vuelva a repetir este escenario, su respuesta fue: «Muy posible. Tarde o temprano es altamente probable que haya un tsunami en Tierra del Fuego y Santa Cruz, en el Atlántico Sur. ¿Qué consecuencias puede tener? Habrá que ver el epicentro de la liberación de energía para observar el daño efectivo que pueda causar. Sacando Mendoza y San Juan, Tierra del Fuego está considerada como la tercera provincia en actividad sísmica», detalló en aquella entrevista.
Respecto a Santa Cruz, el investigador se refirió: «Ellos tienen un litoral marítimo muy extenso, donde podrían llegar a producirse tsunamis. En Puerto Loyola están los tanques que almacenan el petróleo líquido y hay un puerto donde se cargan los buques tanques. Eso está en la zona que potencialmente podría ser afectada por un tsunami», alertó.
Sobre la concientización y prevención ante una catástrofe de esta magnitud, Rabassa señaló: «Vengo de un pequeño pueblo en la zona chilena de la isla de Ushuaia y en cada esquina está señalizada con los riesgos y los procedimientos que habría que seguir en caso de tsunami y cómo desplazarse para llegar a la zona segura de la ciudad. Pero, ¿qué pasa? Chile es una zona de sismos y en 1960 tuvo el más grande que haya existido en el planeta: ocurrió en Valdivia. Entonces, ellos, que han sufrido mucho, tienen una conciencia sísmica que en nuestro país sólo ocurre en Mendoza y San Juan. Hay gente que, poco menos, y se mata de risa como si no pudiera ocurrir en otros lugares del país.
En este sentido, recomendó que «el primer paso es enseñar en las escuelas primarias y secundarias. Se puede contribuir a la creación de la conciencia sísmica, más allá de las dos provincias donde ya existe», además de familiarizar a las ciudad que están marcadas como «zona de riesgo» con la «presencia continua de cartelería», así como también «marcar las rutas de escape a las zonas altas donde el fenómeno tiene escasas posibilidades de llegar»