Este sábado 12 de junio se cumplen 65 años del fusilamiento del General Juan José Valle durante la ‘Revolución Libertadora’. Desde Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional, le rinden homenaje con la publicación de la última carta escrita por este insigne militar argentino. Cabe destacar que el General Juan José Valle estuvo en Río Grande en 1942 para supervisar el inicio de la construcción de lo que hoy es el BIM 5 Escuela. “El General Juan José Valle pagó con su vida la lealtad al pueblo argentino”, reconoció el ingeniero Mario Ferreyra, Decano de la Facultad.
Río Grande.- El Decano de la Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional, ingeniero Mario Félix Ferreyra, recordó que este sábado 12 de junio se cumplen 65 años del fusilamiento del General Juan José Valle.
“Como homenaje, queremos que se difunda su última carta, donde con estoicismo acepta su destino y pone en evidencia la traición al pueblo argentino de sus victimarios. El General Juan José Valle pagó con su vida la lealtad al pueblo argentino”, reconoció.
La última carta del General Juan José Valle
“Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado. Debo a mi Patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y de militares, movidos por ustedes mismos, son los únicos responsables de lo acaecido.”
“Para liquidar opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego fríamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta.”
“Así se explica que nos esperaran en los cuarteles, apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución. Con fusilarme a mí bastaba. Pero no, han querido ustedes, escarmentar al pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas de los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí esta inconcebible y monstruosa ola de asesinatos.”
“Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus víctimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones.”
“La palabra ‘monstruos’ brota incontenida de cada argentino a cada paso que da.
Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclama radial comenzó por exigir respeto a las instituciones y templos y personas. En las guarniciones tomadas no sacrificamos un solo hombre de ustedes. Y hubiéramos procedido con todo rigor contra quien atentara contra la vida de Rojas, de Bengoa, de quien fuera. Porque no tenemos alma de verdugos. Sólo buscábamos la justicia y la libertad del 95% de los argentinos, amordazados, sin prensa, sin partido político, sin garantías constitucionales, sin derecho obrero, sin nada. No defendemos la causa de ningún hombre ni de ningún partido.”
“Es asombroso que ustedes, los más beneficiados por el régimen depuesto, y sus más fervorosos aduladores, hagan gala ahora de una crueldad como no hay memoria. Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría, y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro país. Todo el mundo sabe que la crueldad en los castigos la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como tienen ustedes los días contados, para librarse del propio terror, siembran terror. Pero inútilmente. Por este método sólo han logrado hacerse aborrecer aquí y en el extranjero. Pero no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes.”
“Como cristiano me presento ante Dios, que murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y como argentino, derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos no sólo de minorías privilegiadas. Espero que el pueblo conozca un día esta carta y la proclama revolucionaria en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable. Así nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias en sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos. Viva la patria.”
Juan José Valle. Buenos Aires, 12 de junio de 1956.”
Valle en Río Grande
El general Juan José Valle, entonces con el grado de Mayor del Ejército Argentino, estuvo en Río Grande en abril de 1942 para supervisar la construcción de un cuartel, el que hoy pertenece a la Marina con el nombre de Batallón de Infantería de Marina N° 5 Escuela.
Quiso el destino que hace unos años el periodista Ramón Taborda Strusiat se hiciera con unas fotos históricas de ese momento junto a unos recortes de diarios, cuando aún el actual cuartel eran unas tablas en el suelo, fotos cedidas por el Coronel Guillermo Llorente.
El historiador y periodista Oscar Domingo Gutiérrez hizo una importante investigación para darle el contenido a esas imágenes, las que fueron publicadas en el Mensajero del Río y que reproducimos a continuación.
“En el año 2003, a poco de asumir la Presidencia de la Nación el Doctor Néstor Kirchner la cadena nacional nos trajo referencias a un acto, en la Casa Rosada se estaba recordando a los militares que se alzaron contra la Revolución Libertadora en el año 1956.
Cincuenta y cinco años después de ese hecho, que tuvo final luctuoso con fusilamientos que fueron dados por disposición antedatada del presidente provisional, General Pedro Eugenio Aramburu; una contribución del colega Ramón Taborda Strusiat que iremos desgranando los próximos días.
El tema venía a ampliar una referencia que teníamos levemente documentada en publicaciones de la revista Argentina Austral, donde junto a la presencia del Ministro de Guerra, en el año 1941, visitaba nuestro norte fueguino como edecán quien con el tiempo lideraría la insurrección militar de junio de 1956.
Damos un pequeño detalle de aquel paso:
La visita fue el 11 de abril de 1942, habiendo salido desde Río Gallegos en un avión Focke Wulf y regresando el mismo día. La comitiva estaba integrada por:
– Ministro de Guerra: Grl Br D JUAN N TONAZZI
– Director General de Sanidad: Cirujano Mayor D GUILLERMO RUZO
– Director General de Ingenieros: Coronel D RAMON ALBARIÑO
– Director General de Gendarmería Nacional: Coronel D JUAN J. PALACIOS
– Secretario Ayudante: Teniente Coronel D ANTONIO CARLOS PALADINO
– Ayudante de Campo: Mayor D JUAN JOSE VALLE
– Acompañante: Sr D ALBERTO RODRIGUEZ LARRETA
– Representante de «La Razón»: Sr D OSCAR LOMUTO
– Representante de «la Prensa»: Sr D FELIX OSCAR RIVAS
La finalidad de la visita fue reconocer el lugar en el que se levantarían los cuarteles del Ejército Argentino en Río Grande, con el desplazamiento de una unidad militar desde Río Gallegos que se daría antes del invierno.
Volvemos al tiempo circundante al 11 de abril de 1942 cuando en nuestro pueblo llega el ministro de Guerra, y con ello un edecán que en el tiempo será inmortalizado en su martirio.
La información santacruceña habla de inconvenientes en vuelos, de los clásicos vermouth de entonces –sin los cuales no había festejo- y de una denominación, Cañadón León, que se corresponde a la actual Gobernador Gregores.
En tanto que la Partida de Tropas al sur hace referencia al origen cordobés de los efectivos que tendrían por destino San Julián y Río Grande.
Si bien la visita del Ministro de Guerra, del cual Juan José Valle con grado de Mayor era edecán, perseguía conocer los futuros emplazamientos militares en la zona, hubo un tiempo para la vida social. Entonces se los puede ver a los integrantes de la delegación junto a los íconos del progreso rural: el galpón de esquila más grande del mundo, y la Villa María situada en la misma estancia María Behety. Establecimiento al cual todavía los vecinos de Río Grande identificaban como la segunda.
Por entonces era rara la visita de un ministro y suponía en todos los casos la comprensión de ciertas necesidades lugareñas, y su pronta solución.
Las dos fotografías que acompañan esta presentación de la visita ministerial del 11 de abril de 1942, deben haberse dado en la quinta adjudicada para levantar los cuarteles: hoy Fuerza de Infantería de Marina.
El Mayor Juan José Valle ha de ser el que sostiene los papeles, un croquis tal vez, un plano; función que era propia de un edecán.
En el horizonte se divisa el disperso caserío del pueblo.
Recordamos la tarea de aquella delegación ministerial de la cual Juan José Valle era el militar de menor jerarquía.
La incursión del general Tonazzi en abril de 1942 venía a traer efectivos militares a este sur -Patagonia y Tierra del Fuego- con un antecente cercano de su presencia en los hechos huelguísticos dados al filo de los años 20 en Santa Cruz”, finaliza la publicación del año 2011.