El diputado de Juntos por el Cambio Héctor ‘Tito’ Stefani defendió los dos proyectos que generaron rechazo de grupos sindicales, como la limitación de la reelección y la eliminación de las indemnizaciones. Aseguró que el fondo que propone ya se aplica en varios países y es beneficioso tanto para el empleador como para el empleado. Negó que sean los trabajadores los que hagan el aporte, como señalaron los dirigentes sindicales, y les reclamó poner sobre la mesa en qué gastan los aportes que reciben. Consideró que hay que terminar con los sindicalistas ricos y los trabajadores pobres, y subrayó que no está en contra de los trabajadores, sino de los “sindi-garcas” que se quedan con la plata de los afiliados, los que habilitan contratos por fuera de la ley y miran para el costado, y los que han acumulado fortunas de miles de millones.
Río Grande.- El diputado nacional de Juntos por el Cambio Héctor Stefani respondió por Radio Provincia a las críticas del dirigentes sindicales plasmada en un acta, en la que se oponen a dos proyectos de su autoría que buscan limitar la reelección de sindicalistas y eliminar las indemnizaciones.
“Me preocupa cuando se da mala información o se quiere malinterpretar, porque el proyecto busca dar una solución a la falta de empleo que tenemos los argentinos. De 100 argentinos, hoy 25 trabajan en el Estado, 25 en el empleo privado formal, 25 son informales y 25 no tienen trabajo. Evidentemente las conquistas sociales son para una minoría o no funcionaron”, dijo.
“Tampoco funcionó tener tantos impuestos, porque somos el país que más tiene y el Estado igual es deficitario. Con las leyes laborales que tenemos es imposible tener nuevos empleos, ni siquiera pensamos en que vengan empresas de otros países, porque en nuestras empresas, pymes, micropymes a las que les va mal y se funden, el trabajador no cobra ninguna indemnización. Este sistema va a permitir cobrar por despido o si quiere renunciar, y además no pierde la antigüedad, porque la ley laboral vigente dice que pierde la antigüedad al pasar de un trabajo a otro”, sostuvo.
“El primer proyecto lo presenté yo el 24 de agosto y el senador Martín Lousteau presentó otro el 12 de septiembre. En la reunión de los candidatos me encontré con Martín Tetaz y él también tiene un proyecto, y son todos proyectos de países con estado de bienestar, no de países neoliberales. Esto busca soluciones para la actividad privada, porque si le va bien y genera empleo, también pagan más impuestos. Vamos a unificar el proyecto entre los tres que sea superador y esto se aplica en 27 países para generar empleo y en nada perjudica al trabajador”, subrayó.
“Yo soy hijo de un laburante, mi papá estuvo en Gas del Estado, se jubiló, no cobró el 82% móvil, hizo juicio. Ese juicio todavía no salió y mi papá se murió en el 2007. Eso quiero evitar para los argentinos que vienen. No estoy en contra de los trabajadores”, insistió el parlamentario.
Contó que cuando lo pusieron de jefe de operaciones del puerto de Ushuaia, “los estibadores no tenían registro y cobraban en mano. Nosotros armamos una planilla y todos los meses la mandábamos al ANSES y Rentas de la provincia. Muchos estibadores se pudieron jubilar porque tenían demostrados los aportes, así que nadie me va a venir a correr con que no defiendo a los trabajadores, porque además muchos están vivos y pueden decir que es verdad”.
Que los dirigentes rindan cuentas
Stefani reiteró que “no estoy en contra de los trabajadores, estoy en contra de los sindi-garcas, de los sindicalistas que se hacen ricos a costa de los trabajadores, de los que aprietan a los trabajadores y los que se perpetúan en el cargo y no los defienden cuando los tienen que defender. Estoy en contra de que tengamos un sindicato que permite contratos por fuera de la ley, y miran para otro lado como si no pasara nada”, disparó en alusión a los contratos de la UOM.
“A mí nunca me bancó ningún empresario y ningún sindicato. El proyecto que presentamos es para beneficiar al trabajador y al empleador, porque hay un montón de gente que no tiene trabajo, que vive de un plan que es como una cadena, o tiene una pasantía de 35 mil pesos y con eso no vive. Supongamos que este proyecto sea ley, no es retroactivo, así que todos esos sindicalistas que están sentados se pueden quedar tranquilos. Los fondos salen de los que hoy se está aportando y los proyectos de los diputados son públicos. En ningún lugar dice que el fondo lo va a poner el trabajador solamente, sino que surge de los aportes actuales. Ese fondo va a una cuenta a nombre del trabajador, que es intransferible, solamente heredable en caso de fallecimiento y que no lo haya cobrado. El trabajador lo va a cobrar si queda sin trabajo, si no, queda guardado y cuando se jubile funciona como una caja compensadora”, explicó.
“En vez de decir los sindicalistas que el fondo lo va a poner el empleado o el empleador, tendrían que decir cuánto perciben y qué hacen con los fondos del gremio, o cuál es su salario. Yo lo puedo hacer con mis bienes y mi declaración jurada. Hoy el empleador aporta el 6% del sueldo para la obra social más el 1% de sepelio, el empleado pone el 3% para la obra social y un 2,5% para el sindicato; y si no se afilian les descuentan el 2% igual más otro 1%. Eso ronda el 14% del sueldo bruto y hay que sacar la cuenta de cuánto va al sindicato y qué hace el sindicato con eso. Esto tienen que explicar los sindicalistas, no decir que el fondo va a salir de los trabajadores”, manifestó.
Aclaró que el proyecto no fue un invento suyo sino que se aplica “en países donde ha servido para generar trabajo, lo mismo el proyecto de segunda bandera, que lo copié de países que recuperaron su industria naval. Vengo de una familia de trabajadores, no soy un empresario y vivo al día, así que de ninguna manera voy a buscar algo para perjudicar a los trabajadores. Lo que sí es hora en Argentina es de terminar con los sindicalistas ricos y los trabajadores pobres, con los Moyano que tienen miles de millones de dólares de patrimonio, con los que tienen flotas de 400 taxis y arrancaron siendo choferes, con los Barrionuevo, los ‘Caballo’ Suárez, terrible delincuente del puerto. Con eso se tiene que terminar”, sentenció.
“Si este país no reforma la legislación laboral y la política tributaria e impositiva, vamos camino a Venezuela y a empobrecernos todos. El salario promedio de Chile es de 475 dólares, el de Uruguay es de 425 dólares, el de Argentina es de 225 dólares y el de Venezuela de 7 dólares. Los países a los que nos quiere llevar este gobierno kirchnerista construyen muros para que la gente no se les escape, y se van igual en balsas, como los cubanos”, concluyó.