Con mucho esfuerzo, Emilio Sáez, su propietario, se apresta para la pronta reinauguración, tras un año de aquel incendio que la destruyó. “Lo único que les pedí a quienes trabajen en esta etapa es que no pierdan la calidad humana”. Con instalaciones más modernas y pensando en brindar los mismos servicios de siempre, pero con algunas sorpresas, resurge, literalmente, de entre las cenizas y se prepara para devolverle a Tolhuin una insignia distintiva.
Tolhuin.- Hace poco más de un año, el tradicional comercio de Tolhuin fue arrasado por el fuego. Y con mucho esfuerzo, Emilio Sáez, su propietario, se apresta para la pronta reinauguración. “Lo único que les pedí a quienes trabajen en esta etapa es que no pierdan la calidad humana”, aseguró.
El 23 de enero de 2021 no fue un día más en la vida de Emilio Sáez. Esa jornada sería un antes y un después en su vida empresarial pero, también en la faz personal. Esa fatídica mañana de sábado, el fuego le demostró que nada dura para siempre y que, cuando menos lo esperaba, la vida lo puso frente a desafíos que parecen imposibles de afrontar.
Era sábado y Tolhuin se aprestaba para vivir un fin de semana con ciertas expectativas. Es que lo peor de la pandemia de COVID-19 había pasado, la ciudad había levantado la veda para quienes no eran residentes y el turismo, aunque más no sea local, reactivaba tibiamente las actividades esenciales.
Esa mañana -o mejor dicho, madrugada- nada hacía presagiar lo que un rato después sería un incidente a escala y con repercusiones no solo en la Argentina, sino también en muchos países del mundo. Un cortocircuito en una heladera provocó unas chispas que poco después se convirtieron en llamas que terminarían consumiendo la totalidad del icónico edificio de la panadería La Unión, el emprendimiento que 30 años antes había visto la luz en un Tolhuin muy distinto al actual.
El propio Sáez recuerda esa jornada del 23 de enero de 2021 y cuenta que ‘estaba acostado, un empleado viene a decirme tímidamente que se estaba quemando la panadería. Pensé que era algo chiquito. Me levanté tranquilo, sin desesperación.
Cuando llegué y vi el incendio, ya había tomado dimensiones totales’.
Cristina, una de sus empleadas con más antigüedad, rememora que ‘un amigo de mi hijo lo llama y le pregunta si yo estaba trabajando, porque se estaba incendiando la panadería. Mi hijo vino a despertarme, me dijo que se quemaba la panadería y cuando miro por la ventana de mi habitación veo las llamas que eran impresionantes’.
Para Tolhuin no fue un incendio más. Así lo atestigua Ricardo Bucarey, director de Defensa Civil de la ciudad, que admite que ‘fue un día que hasta hoy recordamos. Fue un incendio terrible, era impresionante como se veía el foco de incendio, como estaba ardiendo y las llamas abiertas era impresionantes. No era común un incendio de esas características en Tolhuin’. El paso de las horas y el intenso trabajo de los bomberos no lograron apaciguar el fuego que consumió la totalidad del edificio. El propietario de la panadería asegura que ‘vi ese incendio tan grande, le di la vuelta, lo vi desde el frente de la panadería, era tan alto e imponente, que me di cuenta que destruía todo’.
‘Uno no llega a tomar conciencia y seguramente cuando reinauguremos me voy a calmar y voy a empezar a entender todo lo que perdí pero todo lo que gané también, que fue maravilloso’, asevera después de un año de esfuerzo para levantar lo que el fuego arrasó.
Es que tras poco más de 12 meses, Emilio Sáez y sus colaboradores tienen todo listo para reabrir las puertas de la panadería La Unión. Atrás quedó el incendio y la repercusión que tuvo en muchos lugares del país, hecho que desató una cadena solidaria para juntar fondos que colaboraron en la reconstrucción del edificio.
Con instalaciones más modernas y pensando en brindar los mismos servicios de siempre, pero con algunas sorpresas, la panadería La Unión resurge, literalmente, de entre las cenizas y se preparar para devolverle a Tolhuin una insignia distintiva. ‘La gente me empujó desde al afecto que no esperaba recibir. Todo el mundo, con correos electrónicos, con mensajes o un abrazo en el medio de la nada me convencieron de que todo esto era posible’, resalta Emilio.
Y toma la posta nuevamente Cristina, quien asegura que ‘en una conversación con el jefe, yo le decía que a pesar de lo malo que sucedió, se dio cuenta de lo más importante que perdía, que era el cariño de la gente que jamás nos abandonó.
Nosotros sabemos que esto lo hace la gente porque para nosotros, la panadería La Unión es como nuestro segundo hogar’.
Y suma su opinión Fiorella, otra empleada de la panadería con amplia experiencia, quien aclara que ‘esto, para nosotros es una familia. Emilio jamás nos trató como empleados. Siempre nos trató como un compañero más’. ‘Jamás pensé que esto podía pasar. Siempre fuimos muy cautelosos, teníamos serenos. La pandemia destruyó todo’, precisa y a su vez, sobre la construcción del nuevo edificio, manifiesta que ‘esto fue hecho para mí y mi grupo, para que no se queden sin nada y quizás Dios fue quien nos sacó el viejo edificio de la panadería y nos dio este nuevo edificio’.
Y sobre la reapertura de panadería La Unión, Bucarey no tiene dudas: ‘Es un hecho muy importante. Nosotros estamos muy contentos con la posibilidad de que reabran sus puertas, sobre todo por lo que nos tocó vivir aquel día del incendio que fue tan doloroso para todos los que estuvimos ahí’.
El propietario de La Unión no duda al referirse a sus empleados y recalca que ‘somos una familia, con todos nuestros errores, virtudes y defectos. Indudablemente, la mayoría de la gente que se quedó, porque a todos no los pudimos bancar, me demostraron que esto era algo que realmente valía la pena’.
‘Lo único que les pedí es que no pierdan la calidad humana, que la gente tome esto como si fuera de su casa. Que hagan y deshagan, que no tengan reparos porque va a haber cosas muy nuevas, muy lindas, muy modernas’, aclara sobre el futuro edificio.
Emilio reflexiona que ‘todo tiene que ser un combo, para que la gente se sienta como en su casa, que usen las instalaciones, que las cuiden, porque todo es producto de ellos y su esfuerzo’ y para el cierre se esperanza al decir que ‘yo espero que, en ese sentido, me superen’.
Fuente: 9420 e Info3Noticias.