Hellemeyer pidió responsabilidad a la UOM Río Grande y “calibrar las expectativas”

El presidente de AFARTE atribuyó a la seccional Río Grande toda la responsabilidad del potencial conflicto que amenaza con medidas de fuerza, por disconformidad con el aumento del 45% otorgado a nivel nacional. Remarcó que, teniendo en cuenta que es un acuerdo por nueve meses y se prevé otro ajuste para el último trimestre del año, es “de las mejores paritarias” que se han negociado, por lo que pidió a la UOM local “calibrar las expectativas”. Advirtió el contexto desfavorable para el crecimiento, tanto por factores internos como externos: por un lado, la limitación de acceso a divisas, el tope de crecimiento del 5% impuesto por el Banco Central que “prácticamente es el crecimiento vegetativo”; y el contexto internacional que, luego de la pandemia, no se normaliza. Los fletes siguen costando un 500% más que en marzo de 2020 y se suma la incidencia de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Río Grande.- El presidente de AFARTE, Federico Hellemeyer, cuestionó a la UOM Río Grande por las aspiraciones desmedidas de recomposición salarial, tras haberse acordado un 45% de aumento por los primeros nueve meses del año en la paritaria nacional.

Por FM Del Pueblo se lo consultó sobre el rechazo de la asamblea del gremio local y la amenaza de medidas de fuerza. “Ese parece ser el trascendido. Hasta el momento tuvimos tres reuniones, dos antes de las elecciones tanto a nivel seccional como general, y una posterior a la elección de seccional cuando todavía no teníamos novedad del cambio del secretariado nacional. Las dos primeras fueron antes de que se cerrara la paritaria nacional, en un marco de reserva para honrar los términos de la negociación. Hicimos algunos avances, pero la marcha de la negociación paritaria de ese momento, no fue la que se terminó cerrando. La paritaria nacional se comenzó negociando en torno al 40% y ensayamos un par de propuestas que comunicamos a la UOM Río Grande, que no prosperaron. Ya conocido el cierre de la paritaria nacional hicimos una nueva reunión, pero no materializamos ningún tipo de propuesta. Fue toda una novedad lo que se alcanzó en la paritaria nacional, que cerró en el 45% por nueve meses, con una cláusula de revisión para regular el último trimestre, y se va a aplicar en noviembre así que uno podría decir que es por ocho meses”, destacó.

Aseguró que “es una negociación muy buena y muy alta para los trabajadores, que nos condiciona muchísimo, por eso no formulamos ningún tipo de propuesta. Por lo que dicen los medios, pareciera que a la UOM Río Grande esto le es insuficiente y no sé qué decir, porque en este contexto es una negociación muy alta”.

“A nivel local tenemos la unidad de negociación y la seccional reivindica ese espacio. Antes teníamos una paritaria que iba del 1 de julio al 30 de junio, y el año pasado la patronal resignó tres meses para acompasarse a la paritaria nacional, por eso la paritaria vigente a nivel Río Grande estaría venciendo el 31 de marzo y se da esta discusión ahora. Entendemos que el contexto inflacionario nos pega a todos y es muy difícil seguir la depreciación de la moneda y la inflación, pero un 45% para un período de nueve meses es una de las mejores paritarias posibles en este momento”, insistió.

El aumento se va a dar en tres tramos, un 18%, un 15% y un 12%, “es decir que se adelanta el efecto. La interpretación que hace la voluntad colectiva es que la inflación va a ser más importante ahora y después va a ir decreciendo, aunque puede no darse en este país. El primer escalón del 18% es un número que llega a cubrir los números sorpresivos del 4,7% en febrero y los que se prevén para marzo”, observó.

Respecto de lo que pueda pasar luego del rechazo, concedió que “en las negociaciones colectivas hay libertad de formas. Nunca es deseable la medida de fuerza, pero si fuera necesaria para que se ordene la voluntad colectiva, la tendremos que atravesar. Me parece que en Río Grande hay una intempestividad frecuente cuando pasan estas cosas y creo que hay que calibrar las expectativas”, sugirió.

“El gremio está muy conmocionado por el cambio de liderazgo a nivel nacional y Río Grande tuvo unas elecciones muy reñidas, más allá de que Oscar Martínez haya resultado reelecto. Los que votaron se dividieron casi en tercios e imagino que debe haber mucho debate en este momento”, manifestó.

Consultado sobre la incidencia de la interna del Frente de Todos, ante la supuesta cercanía con el kirchnerismo del nuevo secretario general Abel Furlán, y si puede explicar la reacción local, consideró que “el contexto en Río Grande no creo que se explique por algo de relevancia nacional. Acá hay un tema de expectativa de los trabajadores y nada más. Quisiera opinar lo menos posible de la interna de la UOM, pero me voy a permitir decir una cosa: yo con el nuevo secretario general Abel Furlán tengo relación desde hace mucho tiempo porque era el secretario de organización cuando Antonio Caló era secretario general. Es una persona que viene trabajando en el gremio hace muchísimos años y tiene un fuerte involucramiento con las seccionales. Al conjunto de trabajadores y empresarios nos ha acompañado en muchas negociaciones, incluso desde lo formal porque tenía que rubricar los acuerdos, pero aparte ha trabajado acercando las partes. Confío en que va a ser un interlocutor tan bueno como Caló para la relación colectiva. Es un sindicalista que viene trabajando hace tiempo y lo hacía coordinadamente con la anterior conducción de la UOM. Imagino que continuará defendiendo el interés de los trabajadores”, señaló.

“Creo que en una situación así es importante que ese debate se canalice con responsabilidad, porque esto parece un río revuelto y los más aventureros quieren sacar las mayores ventajas. Desde ya que hay que atender la desactualización de los salarios, pero hay que poner en perspectiva lo que pasa en el país”, enfatizó.

 

Sin dólares y con techo al crecimiento

 

Precisamente sobre las limitaciones internas para poder crecer, indicó que “nosotros estamos enfrentando una coyuntura muy difícil, por un marco de incertidumbre respecto del crecimiento en general, y porque a su vez el crecimiento de la industria tiene como limitación propia la escasez de divisas del país para poder importar insumos. Por el momento no hay dólares, en febrero no pudimos oficializar ninguna SIMI -Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones-, que son los documentos con los que uno tramita las importaciones, porque todo el comercio exterior estuvo parado por la implementación del sistema de la capacidad económica de la AFIP”, marcó como primer factor.

“En marzo nos encontramos con las restricciones que impone la comunicación 7466 del Banco Central y está muy limitada la capacidad de crecimiento de la industria. Afuera los precios internacionales suben y es muy difícil el momento. No estamos para desmadrarnos en pedidos voluntaristas. Hay que ser realistas y conscientes de que hay que ser dimensionados en los pedidos”, sentenció.

“La voluntad de crecimiento siempre existe, pero proyectarlo es difícil porque, así como está golpeado el poder adquisitivo de los trabajadores, también lo está el de los consumidores. No tenemos muy claro cuánto realmente podría crecer el mercado. Los analistas intuyen que algo se podría crecer, pero ese crecimiento está limitado por la escasez de divisas”, reiteró.

“Nosotros somos muy dependientes de la importación de insumos extranjeros y el Banco Central puso un cupo para la importación en la comunicación 7466, que autoriza lo importado en 2021 más el 5%. Tácitamente está diciendo que ese es el tope de lo que se puede crecer, y el 5% es un crecimiento estrictamente vegetativo. Si tenemos en cuenta lo que se han incrementado las materias primas y los fletes afuera, ni siquiera puede haber crecimiento”, advirtió.

 

Fletes un 500% más caros

 

A las limitaciones nacionales se suman los factores externos vinculados con la logística: “Es una situación insólita, pero desde que empezó la pandemia los fletes se incrementaron. Uno creería que a esta altura del partido la cuestión estaría normalizada, pero no se normaliza. Los fletes siguen un 500% más caros de lo que costaban en marzo de 2020, y es un valor en moneda dura, en dólares. Después están los costos de la propia materia prima, los semiconductores, los microprocesadores, que también se incrementaron por la sobredemanda que hay. El comercio exterior todavía no está normalizado después de la pandemia y llama la atención, porque pasaron dos años de esto, y la inercia es muy lenta”, dijo.

Se le preguntó si hay incidencia de la guerra entre Rusia y Ucrania en el comercio exterior. “Por supuesto que las guerras siempre tienen un impacto en toda la economía. Puede llegar a afectar por el impacto en los combustibles, pero pareciera que tiene que ver más con alimentos. Es un fenómeno lo suficientemente complejo como para que no pueda opinar al respecto. Lo tenemos que tener en cuenta porque evidentemente va a haber un correlato de todo esto”, avizoró.

“Todavía no se corrigió el desbarajuste que provocó la pandemia y ahí sí pegó durísimo en la zona del Sudeste asiático, de la que somos dependientes. Creíamos que iba a normalizarse más temprano que tarde, pero todavía no lo ha hecho. Evidentemente hay una situación de cuello de botella que está evitando eso. El flete marítimo es transversal a todas las actividades y muy probablemente la guerra entre Rusia y Ucrania también va a pesar. Por el momento hay que trabajar con este marco de referencia, que es mucho más caro de lo que conocíamos antes de marzo de 2020. Esperamos que el mundo se normalice lo antes posible, pero por el momento no es así y nos preocupa cuánto nos pueda llegar a pegar, por un lado del punto de vista de los costos, que haga que los productos se encarezcan, el consumidor no pueda acceder y en consecuencia bajarían los volúmenes. Por otro lado, hay preocupación del punto de vista del aprovisionamiento, que nos impida acceder a la cantidad de insumos que necesitamos y nos pare las líneas de producción”, expresó.

 

Casi al borde del desabastecimiento

 

Volviendo sobre las restricciones nacionales, aseguró que se logró sortear la situación pero hubo riesgo de continuidad de la producción. “No se llegó a notar todavía, pero la situación que tuvimos por la capacidad económico financiera impuesta por la AFIP en febrero y la comunicación del BCRA en marzo, estuvo muy cerca de sentirse en los almacenes de nuestras fábricas, con desaprovisionamiento de insumos. Afortunadamente no se llegó a notar y pudimos corregirlo a tiempo, pero estamos atentos porque la escasez de divisas continúa en el país y veremos qué habrá que hacer con la nueva medida que venga”, se adelantó.

 

Prórroga del subrégimen

 

Luego de las expectativas que generó el decreto de prórroga, se le preguntó si ve posible en este contexto que pueda haber un desarrollo, por todo lo que ha venido expresando. “Hay que ver distintos planos, ahora estamos con la tensión propia de la discusión salarial y estamos en una economía mundial enrarecida por la pandemia y la guerra. El viejo anhelo de la prórroga se cumplió y esto hay que verlo en dos planos. Tenemos que tener esperanza porque hay un marco de referencia que nos permite el mediano y largo plazo, y eso es bueno. Desafortunadamente la circunstancia económica mundial no acompaña, pero no podemos ponerlo todo en la misma línea de análisis. Esperamos que estas cosas se corrijan lo más rápido posible y que nuestro país, que ahora logró la aprobación del acuerdo con el FMI, dé una señal que permita empezar a transitar un camino hacia la normalización y la prosperidad”, deseó.

“Sabemos que va a tardar, porque toda la economía global está en suspenso por estos eventos. Desde cierto punto de vista estamos para el cachetazo, pero esto está pasando en la economía de todo el mundo”, concluyó Hellemeyer.

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