Gendarmería Nacional Argentina, destacó en las Islas Malvinas efectivos provenientes de diferentes Unidades del interior del país, los cuales, al arribar a las islas, fueron incorporados a la compañía de Comandos 601 del Ejército Argentino. El Escuadrón ‘Alacrán’ tuvo siete muertos por la Patria. Se cumplen 40 años de aquellos sucesos.
Río Grande.- Por iniciativa de sus integrantes se autobautizaron con el nombre de Escuadrón ‘Alacrán’, poseían una capacitación especial para llevar a cabo operaciones de tipo comando, siendo esa su misión en el teatro de operaciones.
El Escuadrón ‘Alacrán’ participó en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur, juntamente con los Comandos del Ejército ya que eran una Fuerza de ‘Elite’. Recibió la responsabilidad de un sector de defensa específico, en el cual se hallaba el Regimiento de Infantería 25.
El 26 de mayo, fecha en la cual la contienda se encontraba próxima a su instancia más dura, el entonces Comandante José Ricardo Spadaro, fue llamado por el Subdirector Nacional de Gendarmería, Comandante General Antonio Becich, comunicándole lo que hacía más de un mes querían oír los integrantes de la Fuerza.
Un día después de impartida la orden, los gendarmes de distintas unidades se reunieron en Comodoro Rivadavia (Chubut). Inmediatamente un grupo consiguió una bandera y con cinta adhesiva negra escribieron “GENDARMERIA NACIONAL ESCUADRON ALACRAN”.
El 28 de mayo, partieron a bordo de un avión Hércules C 130 de la Fuerza Aérea Argentina, 40 gendarmes, serían los únicos en poder pasar a las Islas. Por razones de seguridad el piloto que trasladaba al resto de los integrantes de la Unidad decidió retornar al continente, tras intentar llegar a las islas en dos oportunidades.
El Hércules tocó la pista malvinense, luego de un vuelo rasante sobre el mar. Una vez descendidos, fueron recibidos por un oficial del Ejército perteneciente al Centro de Operaciones Logísticas. Ignorando que los gendarmes pasarían a Malvinas, dispuso como alojamiento un galpón en la zona portuaria. Proporcionándole los medios de transporte necesarios.
Al día siguiente el Comandante Spadaro fue presentado ante el General Mario Benjamín Menéndez, Gobernador de las Islas. En esa oportunidad el Jefe del Escuadrón Alacrán le informó, sobre la organización y las capacidades de la Unidad que comandaba.
Bautismo de Fuego El 29 de mayo. Se efectuó la reunión de coordinación con los comandos del Ejército. Se estableció que se realizaría una operación en conjunto. El transporte lo realizarían helicópteros del Ejército siendo los efectivos de Gendarmería quienes primero debían ocupar sus posiciones. El 30 de mayo por la mañana, después de sobrepasar las últimas posiciones argentinas, el aparato se aproximaba a su objetivo, cuando fue alcanzado por un misil disparado por un avión Sea Harrier enemigo, impactando a la altura de la cola del helicóptero.
El piloto logró evitar que se estrellara la nave. En tierra comenzó a incendiarse y a explotar debido a la gran cantidad de munición que transportaba. El Sargento Ayudante Ramón Gumersindo Acosta logra rescatar al Subalférez Oscar Rodolfo Aranda tirando de su mano, era lo único visible en medio del denso humo.
El Segundo Comandante Jorge Enrique San Emeterio y el Sargento Primero Miguel Víctor Pepe sacan de entre las llamas al Sargento Justo Rufino Guerrero, quien poseía heridas de gravedad en sus dos piernas, una de ellas prácticamente seccionada. Éste pedía a gritos ser dejado allí, temiendo por la vida de sus camaradas. Fue rescatado apenas segundos antes de que el helicóptero explotara. Muriendo el Primer Alférez Ricardo Julio Sánchez, Subalférez Guillermo Nasif, Cabo Primero (s) Marciano Verón y Víctor Samuel Guerrero, Cabo Carlos Misael Pereyra y el Gendarme Juan Carlos Treppo.
Los sobrevivientes se replegaron a Puerto Argentino. El herido junto con tres integrantes, fue rescatado después de esperar una tensa hora. El humo podría delatarlos y ser emboscados, entre los cerros apareció un helicóptero Bell del Batallón de Aviación de Ejercito 601 para rescatarlos. La última mirada al helicóptero abatido, lágrimas en los rostros y el saludo final a los compañeros caídos. La Patria los llamo y ellos respondieron, 6 gendarmes fallecidos en la primera misión. El mismo día se recibió la orden de alistarse para una nueva tarea, brindar seguridad a un grupo de ingenieros de la Infantería de Marina, ocupar posiciones en las cercanías del cerro Dos Hermanas, por espacio de 24 horas. La misión se realizó en forma satisfactoria tras lo cual se regresó a Puerto Argentino a la noche.
El día 14 de junio con las noticias del cese de fuego, se iniciaron los repliegues hacia Puerto Argentino, preparados para resistir si fuese necesario, hasta el final. En ese momento acude a despedirse el padre Astolfo (capellán de Gendarmería), partía rumbo al continente con un grupo de heridos. Con conocimiento de las horas críticas que se vivía, el Comandante Spadaro cerró el Libro de Guerra de la Unidad. Encomendándole al sacerdote lo hiciese llegar a la Dirección Nacional de Gendarmería.
Finalizados los combates, el grueso del Escuadrón Alacrán es embarcado en el buque Canberra, zarpando rumbo al continente. Volviendo la bandera del Escuadrón, escondida entre las ropas del Subalférez Aranda. El día 14 de julio, un mes después de producida la rendición, el buque Saint Edmund entraba a Puerto Madryn, trayendo de regreso al Jefe y al Segundo Jefe del Escuadrón Comandantes Spadaro y Díaz junto a otros oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas.
Ramón Acosta, el formoseño que salvó a tres compañeros atrapados entre misiles en la Guerra de Malvinas
El 10 de junio de 1982 una emboscada sorprendió al Escuadrón Alacrán de Gendarmería. El formoseño murió luchando por defender a la Patria. Sin embargo, logró despedirse de su hijo. El 2 de junio, en un refugio cerca de Monte Kent, el formoseño le escribió una carta a su hijo Diego, que estaba por cumplir 12 años.