El Director de Bromatología de la Municipalidad de Río Grande dio a conocer los controles que se realizan sobre los alimentos que se consumen en la ciudad, comercializados a través de distintos canales habilitados, como también de los que ingresan en camión por vía terrestre. Actualmente hay unos 1.100 comercios en la ciudad donde se manipulan alimentos, y “van desde un quiosco a una rotisería, una distribuidora o el concesionario de una fábrica que elabora las comidas para los operarios”, dijo. La cantidad se mantuvo estable, con una leve baja, pero lo que creció en el último tiempo fue el dinamismo entre las altas y bajas. Respecto de la venta ambulante, diferenció productos envasados que pueden comercializarse, de los que se elaboran en forma casera sin control, por lo que se apunta a la concientización ante “cierto vacío legal” para poner un freno. También detalló la tarea que realizan en la zona de la balanza, con los camiones que ingresan con mercadería.
Río Grande.- El ingeniero Víctor Canalis, director de Bromatología de la Municipalidad de Río Grande, dialogó con Radio Universidad 93.5 y Provincia 23 sobre la labor que desarrolla el área a su cargo y los controles de la mercadería que se consume en la ciudad. “Tenemos dos funciones dentro de la dirección, una que está dirigida a los comercios que manipulan alimentos y cuentan con una habilitación que emite la Dirección de Comercio. Como área participamos en el otorgamiento de la aptitud bromatológica para esa habilitación. Contamos con un registro de más de 1.100 comercios de distintas categorías que manipulan alimentos, y van desde un quiosco a una rotisería, hasta una distribuidora de alimentos o el concesionario de una fábrica que elabora las comidas para los operarios”, señaló.
“Hay un dinamismo de los comercios, porque hay cierres y aperturas de nuevos. La situación económica actual hace que en forma permanente haya solicitudes de habilitación de nuevos comercios, algunos lamentablemente no tienen el resultado esperado y cierran, así que la dinámica es bastante alta. En general se ha mantenido estable la cantidad, y un poco a la baja, porque llegamos a tener 1.300 habilitaciones en el registro. Lo que hemos detectado es un aumento en la dinámica, así como aumentan las bajas, aumentan las aperturas de nuevos”, indicó.
Consultado sobre el control de la venta ambulante, observó que “es un fenómeno que no solamente se da en nuestra ciudad y permanentemente compartimos experiencias con los municipios de Ushuaia y Tolhuin. También se ve en otras jurisdicciones del país el crecimiento de una economía más aleatoria. Existe normativa municipal que ampara la venta ambulante de una gama de productos envasados, pero hay una actividad irregular de elaboración domiciliaria en lugares no habilitados, a través de canales de comercialización puerta a puerta o por redes sociales. Lamentablemente hay cierto vacío legal para controlar y hacemos un trabajo constante de concientización, de notificación a las personas para indicarles que no pueden llevar a cabo esa actividad. La situación económica hace que muchas personas busquen una salida con la elaboración de comidas, pero una mala manipulación de alimentos implica riesgos para la salud de la población. Después tenemos las consecuencias de enfermedades transmitidas por alimentos”, advirtió.
Controles en supermercados
Respecto de los supermercados, se le preguntó cómo evitan la venta de alimentos vencidos. “Para nosotros el supermercado es una categoría de riesgo significativo dentro del universo de comercios, por el volumen que maneja. Si hay un problema con un alimento, tiene consecuencias masivas por el volumen que trabajan. Siempre están sometidos a una frecuencia de inspecciones permanentes, y normalmente los mismos supermercados tienen auditorías internas. Ocurren inconvenientes como en cualquier otro lado, porque a veces ingresa mercadería donde no se calculó el consumo y quedan sobre-abastecidos. Ahí vienen los inconvenientes con mercadería vencida”, dijo.
“Ante estos casos hay dos opciones: el comerciante nos informa que tiene mercadería no apta para el consumo para hacer un decomiso voluntario, o el propio establecimiento lleva a cabo la gestión. Hay cadenas de supermercados de la ciudad que tienen su sistema de compactadores para la mercadería no apta. No obstante, hemos detectado mercadería vencida a la venta y se hace el decomiso correspondiente más la parte punitoria que corresponda”, aseguró.
Control en la balanza
Por otra parte, dio a conocer la tarea que realizan en la zona de la balanza. “Hay una primera barrera de control al transporte que ingresa a la ciudad, antes de que ingrese la mercadería y tenga una distribución masiva. Cuando ingresan al área aduanera especial podemos contar con la documentación de amparo del tránsito desde el lugar de origen, y con esto podemos verificar que proviene de un establecimiento habilitado, ver si se mantuvo la cadena de frío en todo el tránsito, además de los controles físicos una vez abierto el camión”, explicó.
“Como cualquier mercadería tiene que ingresar primero al predio fiscal donde está la autoridad aduanera, y es el momento oportuno para que nos hagamos de la documentación y ahí se hacen los controles. Definimos distintas estrategias, dependiendo del producto, porque no es lo mismo un camión que viene con mercadería de almacén, que es no perecedera y no lleva frío, a un camión con mercadería con vencimiento corto que requiere cadena de frío. Ahí es donde uno apunta los cañones del control, porque cualquier anomalía que se produzca tiene consecuencias sobre la mercadería”, manifestó.
Este control tiene un costo y “se hace el cruce con Rentas de acuerdo a la tara del camión, y luego el área define en base a un porcentaje de la unidad fiscal”, apuntó.
Ingreso de verdura y carnes
El ingeniero destacó la gran cantidad de alimentos que ingresan, tanto verduras como carnes, por la falta de producción local. “Nuestra provincia no es un centro de producción hortícola y en la provincia se está produciendo en verdura de hoja poco más del 1% de lo que consumimos. Todo el resto de la mercadería que se consume proviene de ciudades del norte, y lo mismo ocurre con productos cárnicos. En ese caso se produce entre el 20 y el 22% en la provincia. Hay animales fueguinos que salen en pie, se engordan en ciudades de la Patagonia y vuelven faenados, pero de animales producidos en la isla solamente alcanza para cubrir poco más del 20% de la demanda. El 85% de lo que se consume es carne bovina, y lamentablemente la producción ovina de la isla tuvo una merma muy importante, y el consumo de cordero es prácticamente estacional”, expuso.
“La producción porcina local, más allá del fomento que hay desde el municipio de Río Grande, es muy chica respecto de lo que viene del continente”, agregó, y algo similar ocurre con los productos avícolas.
Elaboración de cerveza
Finalmente, se le consultó sobre la cerveza, que es una de las bebidas de mayor demanda y también el ingreso es importante de productos del continente, pero “ha crecido la elaboración de cerveza artesanal. En los últimos cinco o seis años se han habilitado unas cuantas plantas de producción y bienvenido sea, porque es una actividad económica en auge”, concluyó.