El geólogo Daniel Martinioni y Milagros López Belsué, compilaron en un libro la información necesaria sobre el continente blanco, apuntando a la divulgación y valorizando el rol y la importancia que tiene para los fueguinos. “El libro, es básicamente un manual; un faltante, necesario y útil. Se encuentra dividido en capítulos (geografía, geología, paisaje y flora y fauna antártica), “considerando la presencia humana como un eje de cambio”.
Ushuaia.- “El título encierra, más que nada, una intención”, dice Daniel Martinioni, hablando de su libro Antártida. Una mirada argentina desde la perspectiva fueguina. “Desde los espacios centrales -particularmente desde Buenos Aires- no se ha mirado mucho hacia la Antártida; con la consolidación de un núcleo de población importante en Tierra del Fuego y con la integración formal de la Antártida a la provincia (en 1991, durante el proceso de provincialización), se despertó en la gente local, una mirada particular: la perspectiva fueguina”.
Martinioni afirma que el libro no presenta un posicionamiento subjetivo, sino que apunta a “empezar a contar las cosas en primera persona y desde el lugar donde uno está”. “La mirada de Antártida que ofrece el libro quizás es la misma que pueda tener un noruego o un neozelandés: hablamos de Antártida de manera objetiva, pero la idea del libro es poner énfasis en lo que tiene para decir alguien que está viviendo en la provincia antártica o contar alguna vinculación geográfica particular por el hecho de habitar Tierra del Fuego. Empezar a entrelazar lo que naturalmente nos pone cerca y nos da una perspectiva diferente”.
Antes de llegar a convertirse en libro, el proyecto surgió como una recopilación de mucha información que había sobre el continente blanco, pero que estaba dispersa. “Durante la primera década del siglo XXI, hubo un momento en que se promovían los asuntos que pudieran acercar a la comunidad a los temas antárticos. En ese devenir de acciones, se observó que, en la currícula educativa, el tema antártico debía ser abordado de una manera más integradora, sumando información a lo que los docentes podían tener como material de base”.
Aunque el proyecto no llegó a concretarse, la idea quedó sobrevolando y resurgió en 2017, en un encuentro circunstancial entre las autoridades nacionales antárticas y autoridades de Tierra del Fuego. Ante la pregunta de qué es lo que se podía hacer desde la provincia para contar con más y mejor información, se pensó en elaborar un material didáctico que sumara datos relevantes en temas relacionados con la Antártida.
Meses después, a Martinioni le ofrecieron hacerse cargo del Ministerio de Ciencia y Técnica de la provincia y, ya en funciones, logró el apoyo de las autoridades para avanzar en “una carpeta técnica de compilación de material antártico”. Ese trabajo no pudo terminarse durante su gestión, pero, justo antes del comienzo de la pandemia, la Fundación Vida Silvestre Argentina, ofreció un fondo con el que se completó el trabajo que se había iniciado años antes. “Esa carpeta incluía toda la información que se ve en el libro, pero organizada como un documento técnico de datos sobre Antártida. Luego -sobre llovido, mojado- la Fundación ofreció también colaborar en la realización del diseño gráfico para amar un libro”. Antártida empezaba a hacerse realidad.
Ya en ese momento, Daniel era integrante honorario de la Fundación para la Conservación del Patrimonio Antártico, por lo que seguía trabajando en el contenido del libro y, ante una inminente publicación, reincorporó a la tarea —para la compaginación y edición— a Milagros López Belsué, quien había colaborado en la elaboración del dossier inicial. “Cuando el libro estuvo listo, tuvimos el feliz encuentro con Carlos Vairo -director del Museo Marítimo y del Museo Antártico José María Sobral-, quien nos dijo que la Asociación del Museo podía aportar fondos para su impresión y que, de esta manera, no quede sólo en el plano virtual”.
“El libro, es básicamente un manual; algo que se percibió como faltante, necesario y útil. La idea es que este libro esté en las bibliotecas de las escuelas como un texto más de consulta”, asegura Daniel. El material se encuentra dividido en capítulos en los que se abordan los aspectos antárticos independientes del ser humano (geografía, geología, paisaje y flora y fauna antártica), la historia de la Antártida, “considerando la presencia humana en el continente como un eje de cambio”; y luego se aborda la administración y tareas actuales en el lugar (“la pesca y el turismo, por ejemplo, son cosas que pre datan al Tratado Antártico, sin colisionar con lo que el Tratado pregona”), además de la conservación del ambiente antártico.
El último capítulo, llamado “Ushuaia, puerta de entrada a la Antártida” posee, según Martinioni, “la introducción a un debate que tenemos que continuar dando los actores que intervenimos en este tema. El hecho de que la gente vaya a Antártida por Ushuaia no nos hace únicos y exclusivos, pero sí partícipes necesarios, y ahí es donde tiene que haber acuerdos, discusiones, mejoras, orientación de políticas y un montón de cosas en las que deberíamos poder ponernos de acuerdo y trabajar”.
“Ushuaia es la puerta de entrada más cercana a la Antártida y la más visitada por el turismo, aunque no así por los programas nacionales de otros países”. Daniel asegura que, debido a la cercanía, Ushuaia es la antesala de la Antártida: “No hay que olvidar que Tierra del Fuego está más cerca de la Antártida que de Buenos Aires”, expresa.
“Somos el exponente de la bicontinentalidad del país, somos la única provincia bicontinental, y una de las ideas del libro es que eso no quede al margen de lo que tiene que saber un docente de cualquier disciplina. Antártida no es el único libro que hay sobre el tema, pero pretende ordenar un poco la mínima información indispensable para esta intención. El objetivo es poder ayudar a que la información llegue a todos mediante cursos y charlas con docentes y con gente interesada del área de turismo: es una introducción para quien quiere internarse en el tema y buscar en la bibliografía o seguir consultando”.
De cara al futuro del continente blanco, Martinioni opina que, como país, “si nosotros nos consolidamos institucionalmente y mantenemos un eje, Antártida puede ser considerada por todo el mundo como una parte de Argentina. Existe una proyección natural de que la Antártida forma parte de los países que han tenido más injerencia en el sector por historia, por posición geográfica y por el desarrollo y participación en el sistema del Tratado Antártico. Argentina fue uno de los artífices de la firma del Tratado y continuadora de la política que allí se estableció. El futuro nos demanda mucha más iniciativa, inventiva y creatividad para hacer las cosas bien y no colapsar el ambiente, con un manejo racional y sustentable, en todos los sentidos”.
Fuente: ecovidaambiente.com.ar