La tecnología de vehículos autónomos con inteligencia artificial y control remoto está en constante desarrollo en Argentina. Tanto el sector privado como el sector público, junto con universidades y el Ministerio de Defensa, trabajan en impulsar esta innovación para su aplicación en áreas de difícil acceso y peligrosas, como la Antártida.
Río Grande.- En Argentina, los vehículos autónomos con inteligencia artificial y guiados en forma remota están avanzando en terrenos donde resulta complicado y riesgoso llegar. Esta tecnología se ha convertido en un área en crecimiento, con el apoyo tanto del sector privado como del sector público, en colaboración con universidades y el Ministerio de Defensa. Estas entidades han establecido un programa conjunto para impulsar su desarrollo con objetivos específicos, como la investigación y el rescate.
Uno de los ejemplos más destacados de esta tecnología es el vehículo de exploración Skúa, el cual se desplaza por el suelo antártico, un territorio complejo en cuanto a su orientación y con pocas diferencias en el paisaje. El Skúa está equipado con cámaras térmicas y ópticas de largo alcance, sensores de calidad del aire, temperatura y derrames, y cuenta con la capacidad de transmitir información a antenas ubicadas a más de 30 kilómetros de distancia. Esta herramienta no tripulada brinda apoyo científico y de búsqueda y rescate en esta inhóspita región.
Sebastián Mirich, CEO de la empresa argentina encargada del desarrollo del Skúa, llamada American Robotics, destaca los múltiples usos de este vehículo. Entre ellos, se encuentra el facilitar el conteo de colonias de pingüinos, donde los investigadores pueden operar el vehículo a distancia mediante cámaras, permitiendo el registro de las actividades. Además, a través de inteligencia artificial, se le ha enseñado al Skúa a reconocer las siete especies de pingüinos presentes en la zona. Esto resulta especialmente valioso, ya que el conteo de colonias se realiza actualmente de manera manual y a distancia, en circunstancias climáticas difíciles y con especies agresivas, como el pingüino emperador.
Después de su experiencia en la Antártida, el Skúa se encuentra en la sede de la empresa en Entre Ríos, donde se le realizan nuevas pruebas y actualizaciones de software. Una de las adiciones más recientes es la incorporación de un georradar para detectar grietas en el suelo, lo que permitirá que el Skúa se convierta en un vehículo guía para otros vehículos tripulados y evite incidentes peligrosos.
Según Mirich, el Skúa analizará el terreno unos metros por delante para detectar si hay aire debajo de la nieve y alertará rápidamente a los otros vehículos. Una de las tareas fundamentales será que el Skúa realice mapas de las grietas presentes en el terreno. Esta nueva función ya fue probada en glaciares del cerro Tronador, en Bariloche. El desarrollo de este trabajo se lleva a cabo en colaboración con la Dirección General de Investigación y Desarrollo del Ejército Argentino y el Comando Conjunto Antártico.
Una Mula inteligente
Además del Skúa, la empresa también está desarrollando un segundo vehículo llamado Mula, de mayor tamaño y con funciones adicionales, especialmente en transporte de carga. El Mula tiene una capacidad de carga de hasta 2000 kilos y puede arrastrar hasta 6 toneladas, gracias a su gran fuerza que proviene de dos motores de camión. Este vehículo también puede adaptarse a diversas funciones, como búsqueda y rescate, transporte de heridos e incluso puede actuar como un robot bombero mediante el control remoto de cañones de disparo de agua.
El impulso a esta tecnología en Argentina ha llevado al Ministerio de Defensa a crear el Programa de Desarrollo de Sistemas No Tripulados para la Defensa. Según la secretaria de Investigación, Política Industrial y Producción para la Defensa, Daniela Castro, el uso de estos sistemas se ha incrementado tanto en el ámbito civil como en el militar a nivel mundial. Se están desarrollando actualmente 13 proyectos para tierra, aire y agua, los cuales cuentan con financiamiento del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF).
El desarrollo de vehículos autónomos con inteligencia artificial y control remoto en Argentina no solo brinda funciones específicas de vigilancia y control en espacios de jurisdicción nacional, sino que también tiene como objetivo el desarrollo y dominio nacional de ciertas tecnologías transversales, con el fin de aumentar la soberanía del país en esta área. El Ministerio de Defensa ha iniciado un relevamiento de proveedores en el sector, que podría impulsar el crecimiento y la consideración de este sector dentro de la matriz productiva del país.
El ROV
El uso de esta tecnología también se extiende al cuidado del medio ambiente. En el Instituto de Desarrollo Costero (IDC) de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, se utiliza un Vehículo Remotamente Operado (ROV) de la empresa Pancora Robótica Submarina para la elaboración de mapas de sensibilidad ambiental en áreas subacuáticas que requieren una mayor conservación y medidas de mitigación rápida en caso de derrames. El ROV permite relevar profundidades a las que los buzos no pueden acceder o permanecer durante mucho tiempo debido a los efectos de la presión en el organismo.
El IDC utiliza el ROV para realizar relevamientos de recursos marinos, costeros, sitios arqueológicos y turísticos en colaboración con la empresa Terminales Marítimas Patagónicas (Termap), responsable del transporte de hidrocarburos. El ROV también se utilizará para monitorear y establecer una línea base ambiental en un futuro proyecto de dragado en asociación con la Administración Portuaria de Comodoro Rivadavia. Asimismo, el ROV se empleará para la prospección de zonas de congregación de centollas en épocas reproductivas y proyectos de acuicultura en desarrollo.
Pedro Mariano Nowakowski, ingeniero nuclear y creador de Pancora Robótica Submarina, destaca las diversas funciones de estos vehículos subacuáticos, como el control de las jaulas en la industria acuícola, los estudios de impacto ambiental y el control de la pesca ilegal. Estos sistemas no tripulados tienen un futuro prometedor debido a su capacidad de adaptación y su amplio rango de aplicaciones.
En resumen, los vehículos autónomos con inteligencia artificial y control remoto están encontrando su camino en áreas de difícil acceso y peligrosas en Argentina. Con aplicaciones que van desde el conteo de colonias de pingüinos en la Antártida hasta la elaboración de mapas de sensibilidad ambiental en áreas subacuáticas, esta tecnología demuestra su utilidad en diversos campos. El impulso tanto del sector público como del sector privado, junto con la colaboración de universidades y el Ministerio de Defensa, está permitiendo el desarrollo y la implementación de estos vehículos autónomos, brindando beneficios tanto científicos como de búsqueda y rescate.