El grupo de exploradores que partió en búsqueda de los restos del “Titanic argentino” fue sorprendido por una serie de sucesos naturales que le impidieron llegar hasta los restos del naufragio.
Ushuaia.- El ingeniero Carlos Pane, quien lidera la misión compuesta por un grupo de estudiantes universitarios, tenía planificado acercarse a los restos de la embarcación, descender entre 30 y 35 metros con buzos y drones submarinos para poder filmar la lámpara de navegación del barco hundido en el año 1930.
La misión comenzó sin mayores contratiempos, el grupo partió sin problemas de la costa de Tierra del Fuego rumbo al lugar del naufragio. Pero con el transcurso del tiempo comenzaron las dificultades que llevaron a ponerle pausa a la expedición. La primera dificultad apareció cuando las autoridades les advirtieron que habían detectado la presencia de orcas en la zona del naufragio, por lo que el descenso de los buzos debió ser cancelado para preservar la seguridad de las personas
A pesar de esto, la misión decidió continuar su viaje y solo sumergir en las profundidades del mar a los drones submarinos. Pero horas después se desató un temporal de viento, nieve y granizo en el Canal Beagle que terminó de ponerle punto final a los planes del equipo de Pane
“Se presentaron varios inconvenientes, todos propios del lugar y de esta época del año. En principio el capitán del catamarán no pudo anclar en el sitio del naufragio por el oleaje y debió permanecer en movimiento, lo que era una amenaza para el cable de los drones que había que mantener lejos de las hélices de los motores”, explicó el ingeniero que se desempeña como investigador y docente de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego. Además señaló que la tormenta “nos dificultaba guiar los drones y conspiraba contra la claridad de las imágenes que pretendíamos. Llegamos a los 30 metros de profundidad pero era difícil seguir así la búsqueda”
A pesar de llevar más de 90 años sumergido junto a la costa argentina, poco se sabe del estado de los resto ya que nunca se pudieron concretar los intentos de reflotamiento ni generar registros fílmicos de las partes que sobrevivieron al desgaste del paso del tiempo.
Es por eso que el equipo planifico este viaje para “ver el estado de las cabinas del Monte Cervantes y buscar la lámpara de navegación. Sabíamos que hay sectores colapsados y que todo ha sido invadido por la vegetación marina, pero queríamos igualmente hacer un registro actualizado de los restos”, indicó Pane
Cabe destacar que el mismo equipo compuesto por Pane y cinco estudiantes universitarios, ya había realizado otra misión exitosa hacia otro naufragio en el mes de febrero. En esa oportunidad los exploradores llegaron a los restos de la embarcación Vapor Sarmiento, un barco de carga y de pasajeros encallado frente a la Estancia Remolino, también en el Canal Beagle, desde 1912.
Fuente: Diario El Día.