Cuando la artesanía es la vida misma

El artesano Luís Villanueva cuenta cómo comenzó su trabajo en la artesanía, su participación en ferias y su trayectoria como artesano de madera en Río Grande. También mencionó los viajes que ha realizado y la importancia del paseo artesanal en la ciudad. Además, cuenta su experiencia como esposo y padre, y su presencia en redes sociales y contacto para aquellos que deseen comunicarse con él. Está ubicado en Provincias Unidas, 755, en Chacra II.

Río Grande.- Luís Villanueva, un artesano de esta ciudad, contó que afición a trabajar la madera “empezó como un hobby, como un trabajo; y ya estoy hace ya 28 años con esta actividad”.

“Comencé la vida de artesano participando en una primera feria artesanal, pero debido a que la sociedad me demandó de mi hobby, hacer mi trabajo. Digo la sociedad porque cuando yo trabajaba en relación de dependencia, renuncié para poner un negocio acá en mi casa. Tuve un negocio 8 años, y la sucursal de Suma que se vino a poner acá en la esquina, me hizo que tuviera que cerrar las puertas con la estantería llena. Eso fue en el año 92 y anduve tres años en los primeros planes de trabajo del gobierno de (José Arturo) Estabillo”, agregó.

Explicó que esos tres años trabajó en Vialidad Provincial a través de los planes “y como no ingresé, porque cuando yo llegué había 12 personas efectivas, cuando me retiro ya habían 200 y yo no podía ingresar, y a mí me hicieron trabajar como soldador, pero por los planes, tenía que marcar tarjeta y toda la historia, y nunca me consideraron para meterme adentro de planta”, lamentó.

“Yo ya venía haciendo de hobby esto de la madera, incluso desde el colegio, y de ahí empecé a tocar puertas y como no tenía resultados -yo tenía tres hijos chicos estudiando todavía- y entonces decidí ir a una feria, porque escuché que había una feria, así que fui y me fiscalizaron dos artesanos en ese tiempo”, recordó.

“A mí el artesano que me fiscaliza por primera vez, era de apellido Baldovín, el hermano del fotógrafo (Alfio Baldovín) de acá de Río Grande, y es mi padrino en este incursionar de la artesanía, porque me dijo: – ‘Negro, toda la pila esto, y esto dejáselo a las viejas’, porque yo hacía manualidades también. Ahí arrancamos, me integré al grupo, ya empezamos a salir, íbamos a trabajar a Ushuaia. Justamente el Paseo de los Artesanos de Río Grande y el paseo de Ushuaia se logra por el grupo nuestro”, destacó.

En ese tiempo, “no era una asociación legal (ante la IGJ), sino que se conformaba como una asociación de hecho; éramos un grupo de 10 ó 12 artesanos nada más los que laburábamos acá como si fuéramos una asociación. Después con el tiempo se logró la personalidad jurídica, pero que al final igual se terminó todo. Transcurrieron los años, empezaron a quedar en Ushuaia, se logró el paseo de Ushuaia, la primera allá, la mayoría de los artesanos acá que no eran gente que estaba en el afán de la familia, de la casa, yo venía de ese lado. Ellos eran más, como decían antes, más hippies, más nómades. Entonces se quedaron en Ushuaia por una razón de venta, porque más turístico y toda esa historia. Yo nunca quise cambiar mi domicilio ni nunca me apegué a ese estilo de vida, siempre seguí con mi estilo de vida de ser un padre, de ser un esposo, y velar por mi familia y velar por mi hogar. Y entonces siempre fui como más responsable en todas esas cosas. Y terminé quedándome en la artesanía y me gustó, y me empecé a trabajar y a empezar a hacer cosas nuevas, a inventarme dentro de la artesanía”, compartió.

 

Viviendo de la artesanía

 

“Empezaron a salir los viajes. Yo fui tres veces a Santa Fe, a Cañada de Rosquín, por el grupo de artesanos, con apoyo de la Municipalidad de Río Grande y del Gobierno de la Provincia y hacíamos esos viajes como para promocionar nuestra feria que hacíamos en el Club San Martín. Eso fue desde 1995 en adelante y hacíamos cuatro o cinco ferias provinciales y una nacional. Ya estábamos bastante organizados. Entonces nosotros hacíamos toda la organización y necesitábamos el apoyo de la municipalidad para el lugar, que era el San Martín. Jorge Colazo tuvo dos periodos como Intendente y después seguimos con Jorge Martín con quien nosotros logramos el Paseo de los Artesanos, pero lo veníamos peleando ya con Colazo. Bien. Esas ferias eran importantísimas. El San Martín se llenaba, venían treinta, cuarenta artesanos de afuera. Era una feria espectacular de pura artesanía. No había otra cosa, eran ferias artesanales. Y después Ushuaia quiso copiar el tema de la feria nacional. Nosotros la teníamos en octubre. Ushuaia alcanzó a hacer creo que tres ferias nacionales nomás, también con un grupo de artesanos. La desunión del grupo hace que se pierda todo, porque nosotros estábamos conectados con Punta Arenas, con Puerto Porvenir, con Puerto Williams y Puerto Natales. Entonces ellos venían a nuestra feria y nosotros íbamos para allá. Era un ir y venir siempre. Y bueno, al norte tuvimos la posibilidad de ir a Coahuila (México), tuve la posibilidad de ir a Colón Entre Ríos, a la Feria Nacional de las Artesanías. En Colón estuve cerca de obtener un premio, es una feria de más de 800 artesanos, y son maestros artesanos. Eso a mí me sirvió en la apertura de cabeza sobre dónde estaba parado, cómo tenía que trabajar y todas esas cosas. Siempre es una enseñanza una feria”.

“El Paseo de los artesanos ya fácilmente lleva 15 años largos y siempre estuve, salvo un par de años ausente por motivos de que no me era habitual, y después volví otra vez porque yo tomé, le vendí un comercio y ese comercio me abastecía a mí. O sea, yo abastecía el comercio y el comercio me abastecía a mí en mi requisitoria. Entonces, laburaba casi prácticamente para el comercio. Y después ya cuando cerró -era un negocio importante ahí en el centro-, volví al Paseo. Y de ahí ya no me he movido”, contó.

“Quedamos estancados un poco con la pandemia, pero después retomamos y ahora estoy ahí permanente. Ventas siempre hay. Para lo mío siempre hay algo. O sea, es difícil que un fin de semana yo no venda algo. Dependo más de la gente que anda de viaje y del que va a viajar. No dependo del común de la gente o del núcleo de toda la gente de Río Grande. Dependo de la gente que anda viajando y de la gente que va a viajar”.

“Es sorprendente que en Río Grande todavía hay mucha gente que no conoce el Paseo de los Artesanos y eso que está abierto todos los fines de semana, debería estar días de semana igual. Esa es una lucha que no se ha podido lograr porque toda la gente que hoy que se llaman emprendedores tienen un problema de lunes a viernes porque tienen sus trabajos, porque tienen sus obligaciones. Entonces no tienen tiempo completo como yo. Para mí lo ideal sería que yo estuviera de miércoles a domingo en el paseo. Que tenga dos días para laburar y estar cinco o cuatro días en el paseo tratando de vender. Eso sería lo lógico”.

Villanueva está casado hace cuarenta y cuatro años Edith. “Ella es mi compañera. Cuatro por cuatro le digo yo porque ha ido a todas las paradas mías y si no fuera por ella tampoco yo sería artesano. Hay que entender que yo salí mucho y muchas veces salí nada más que por la aventura porque volvía con lo que me fui. Pero era la experiencia también. Era la experiencia que se ganaba. Tenemos tres hijos ya profesionales, prácticamente los tres. Tengo dos nietos varones y dos nietas nenas. Tengo un nieto de 21 años en Córdoba estudiando que también necesita el apoyo nuestro porque él siempre vivió conmigo”.

Si alguien quiere comunicarse con él tiene una página en Facebook que se llama Artesanía Tierra al Fuego. Hay que buscarlo por Luís Villanueva y ahí aparecen todos sus trabajos. “No le doy mucha bolilla porque no entiendo mucho de la tecnología. Pero me las rebusco y cada tanto por ahí subo algún video, subo fotos de mis trabajos. Mi teléfono es 2964 542993 de Río Grande. Ese es el celular porque el fijo lo di de baja porque prácticamente no se ocupaba. Estoy en Provincias Unidas, 755, en Chacra II”.

Fuente: 19640Noticias.

 

 

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