El referente de los almaceneros en Río Grande, Luís Schreiber, expuso el hastío de la gente ante la inflación que palpan a diario y que también los afecta, porque los precios están cambiando todos los días y muchas veces terminan vendiendo más barato de lo que cuesta la reposición. Aseguró que “no se aguanta más” esta situación y que no ven la hora de que terminen las elecciones para que los políticos se pongan a trabajar. La libreta del almacenero “es cada vez más grande” porque la gente no llega a fin de mes.
Río Grande.- El referente de los almaceneros de Río Grande, Luís Schreiber, integrante de la red de almaceneros a nivel nacional, fue consultado por Radio La Red 93.9 y Provincia 23 sobre la realidad que están viviendo, con un 13% de inflación en septiembre, según dio a conocer el INDEC.
“Hace rato que estamos sufriendo esto y la realidad es que esta incertidumbre nos está matando. Ya no aguantamos más este tema y no vemos la hora de que se terminen las elecciones porque esto nos está matando a todos, tanto al vecino al que se le licúa el sueldo, como a nosotros que terminamos comprando más caro de lo que vendemos. Nos está volviendo locos esta situación, los precios están distorsionados, vas a comprar a un lado y está a 8 pesos y en otro lado está a 16. Antes no había una diferencia tan marcada como ahora, que hay una disparidad de precios terrible”, dijo.
“La mayoría de los almaceneros nos abastecemos de los mayoristas. En alguna ocasión empezamos a comprar afuera pero después empezamos a hacer arreglos con mayoristas de acá y nos resultó más beneficioso. Hoy se está comprando mal, se compra lo que se consigue y es una incertidumbre total”, subrayó.
“En nuestro negocio siempre tratamos de tener alguna oferta de artículos que necesita el vecino y son indispensables, pero se hace difícil. A veces ponemos de oferta huevos, papas, queso cremoso, que son cosas que el vecino utiliza a diario. La gente está comprando lo básico e indispensable, lo que necesita en el día, y ya no se fijan tanto en las marcas, sino que van al precio”, planteó.
“La libreta de almacenero es cada vez más grande. El vecino que compraba con efectivo todo el mes hoy se encuentra comprando mitad de mes con efectivo y la otra mitad con tarjeta, porque no llega. La última semana piden que los aguantemos unos días hasta que cobren. Se está poniendo difícil la situación para todos. Para nosotros mismos es difícil, porque cuando nos piden que aguantemos, después no alcanzamos a comprar los productos. Muchos optan por anotar el producto y en el momento en que viene a pagar el vecino se le cobra el producto actualizado. Eso va de acuerdo al arreglo que tenga el comercio con sus vecinos”, explicó.
Consultado sobre los acuerdos de precios nacionales, dijo que “siempre terminan direccionando al vecino a los grandes supermercados y no a los comercios de barrio. Es uno de los problemas que tenemos, porque por ejemplo cuando se hicieron los acuerdos de Precios Justos, los comercios de cercanía no podíamos acceder a esos artículos”.
Baja en la demanda
Asimismo dio cuenta de la baja de precios en algunos productos de la canasta básica, como la carne, por falta de demanda. “Con el tema de la carne, ahora estuvo bajando por la poca demanda que hay. Hay ofertas pero no hay demanda. La gente compra lo menos posible de carne, porque se fue a un precio de locos. Ahora bajó un poco pero el precio del asado llegó a 6 mil pesos. Hoy está de vuelta en 4 mil y monedas. Es toda carne de la zona y hay diferencia con la carne de Trevelín. En carne enfriada hay ofertas muy accesibles en las grandes cadenas, porque se les vence. El kilo de pan nosotros lo tenemos a 800 pesos. Los comercios que no tenemos panadería estamos autorizados por Bromatología a trabajar por bolsita cerrada de medio kilo, pero si van a una panadería compran 200 ó 300 gramos, lo que necesitan para el día. En carne pasa lo mismo, la gente pide 200 ó 300 gramos de picada, cuando antes se llevaba churrascos para otro día. Hoy llevan nada más que lo que van a consumir en el día”, afirmó.
“Los precios varían casi todos los días, por eso nos resulta muy difícil tener los precios al día. No tenemos una computadora para entrar y cambiar todos los precios. Hay que ir artículo por artículo a la estantería y es un trabajo bastante engorroso”, señaló sobre la necesidad de remarcar constantemente.
Respecto del diálogo que mantienen con la red de almaceneros, indicó que “es muy bueno, cada tanto nos llamamos por Zoom, nos reunimos, se está armando la Confederación Almacenera Nacional y tratamos todos los problemas que tenemos, que son más o menos los mismos, con algunas diferencias según la región. En Formosa por ejemplo ha pasado que no tenían aceite, pero cruzaban la frontera y las góndolas de esos supermercados estaban llenas de aceite de acá, que estaba subsidiado. En todos los almacenes que están cerca de frontera la gente cruza a comprar acá”.
“Se está charlando mucho, inclusive a nivel nacional estamos diciendo lo que más conviene es hacer acuerdos regionales o provinciales, es decir acuerdos locales. Acá logramos, con la Secretaría de Comercio de la provincia y con la Secretaría del municipio, armar algún programa para acordar con los mayoristas de esta zona. Por eso a nivel nacional estamos pidiendo que bajen las herramientas a las secretarías locales para poder hacer acuerdos con los comercios locales. Está costando hacer acuerdos por el cambio permanente de precios. El acuerdo plantea que el mayorista nos sostenga el precio una semana o quince días, pero no lo puede hacer, porque cuando tiene que reponer ya el precio cambió”, sostuvo.
Comparando esta situación con otras crisis, es una de las peores que se están viviendo. “Yo llevo 34 años con mi comercio, antes era distribuidor, pasamos épocas muy difíciles como la hiperinflación, pero esta época también está muy difícil. Todo lo que le pasa al vecino nos llega, porque el problema lo tenemos todos. La mayoría está esperando que terminen las elecciones y que de una vez por todas se pongan a trabajar”, concluyó.