Por Federico G. RAYES (*)
Durante los últimos meses el Bono TFU27 volvió a la tapa de los diarios, llamado por un nuevo intento de reestructuración de pagos por parte del Ejecutivo, finalmente exitoso; que traerá alivio fiscal a la caja provincial durante 2024. Muchos se preguntan si al final, el endeudamiento sirvió para algo, o si por el contrario solo trajo dolores de cabeza (y de bolsillo).
Repasando la historia reciente, fue durante 2016 cuando el gobierno nacional invitó a las provincias argentinas a transitar un camino de toma de financiamiento en los mercados externos; con un objetivo de incentivar la autonomía financiera estadual; proceso que se complementaría con el denominado Pacto Fiscal suscrito en noviembre de 2017. Fueron 8 las provincias que colocaron deuda en dólares durante 2016, y otras 5 realizarían lo suyo en 2017; entre ellas Tierra del Fuego. Por aquel entonces, la tasa del Bono de EE.UU., los más ‘seguros’ del mundo, a 10 años; rondaba el 2,3% anual. Sumando el riesgo argentino (aprox. 450 puntos) y el riesgo del debut de la provincia en los mercados internacionales; el bono se colocó a 10 años con un cupón de 8,95% anual. No tan favorable como la colocación de Buenos Aires a 4,5% de octubre de 2016; sino más cercano a las colocaciones de la Rioja en 9,75%. Esta mal, pero no tan mal, diría un reconocido conductor de la TV argentina. En resumen, parece que la propuesta de la novata provincia con sus títulos garantizados fue lo suficientemente atractiva para recibir ofertas por más de USD 700 Millones, cuando finalmente se terminaron adjudicando sólo (sic.) USD 200 M. en aquel lejano abril de 2017. Pues sacando cuentas resulta que la deuda se colocó ‘bajo la par’, lo que significa que si bien nos endeudamos por USD 200 Millones, terminamos recibiendo financiamiento por USD 197,2 Millones; situación que implica una tasa implícita de 9,25% (no del 8,95%). De lo recibido corresponde restar diversos pagos por USD 2,4 Millones en conceptos de servicios de colocación de la deuda. Se han servido de aquí: Puente Hnos.; Holland & Knight LPP; Brouchou, Fernández, Madero & Lombardi; Linklaters LLP; Cabanellas, Etchebarne & Kelly; The Bank of New York Mellow; Hogan Lovells US LLP; Perez Alati, Grondona, Benites, Arntsen & Martinez de Hoz; y Tavarone, Rovelli, Salim & Miani. Por honorarios y gastos diversos es menester descontar también USD 607 mil pagados a UBS Securities LLC. En definitiva, así de rápido como se colocó deuda por USD 200 millones, luego de cobrados todos quienes participaron en la colocación, las cuentas de la provincia contaban USD 189,7 Millones, considerando que también aproximadamente USD 4,5 Millones fueron inmediatamente transferidos al fideicomiso de garantía, con el objeto de disponer del dinero para afrontar el pago del primer servicio que sería pagado el 17 de julio de ese año. A todo lo mencionado hay que descontar con amplia frecuencia los abonos a la calificadora de riesgos, como así también al Bank of New York Mellow por los servicios de pago a tenedores; considerando asimismo las comisiones del BTF por las transferencias internacionales. En relación a la reestructuración reciente, en mayo de 2022 se adjudico a MR Consultores por asesoramiento el monto de $20,5 M. En abril del corriente se adjudicó a Contexto Investments por $19 Millones por asesoramiento, a los cuales habrá que sumarles un pago de hasta USD 108 mil, por el éxito de la reestructuración. Se adjudicó también a la firma Morrow Sodali como agente de información y por identificación de los tenedores por la suma de USD 32 mil. Los números siguen. Si bien está claro que la reestructuración traerá alivio a las cuentas provinciales durante 2024; implica también el pago de un premio de USD 6 Millones a los tenedores, así como también un engrosamiento en casi USD 18 M. en concepto de intereses. Del presente racconto, algunos números serán inexactos, y otros habrán sido pasados por alto, pero el punto está: endeudarnos nos sale caro, o al menos, así lo parece.
Todo esto nos llama a reflexionar sobre si tuvo sentido económico la emisión del TFU27. Como premisa básica, además del análisis técnico financiero, la toma de deuda tiene sentido cuando viabiliza un proyecto de inversión que de otro modo no hubiese sido posible con los flujos de fondos disponibles. ¿Hemos usado bien el endeudamiento? ¿Hubiese sido posible financiar las obras realizadas con los flujos mensuales de las regalías sin necesidad de pagar los intereses y demás costos implícitos de la emisión del Bono? Cada lector estará ahora esbozando una respuesta propia por lo dentro; más aún sería un gran aporte la información que pudiera brindarse desde el Gobierno; así como también la que pudieran aportar el Tribunal de Cuentas y la Legislatura en el ejercicio de sus facultades. Así las cosas, por el momento, sólo tenemos “algunos números”.
(*) Fueguino. Director de la consultora ECOTONO y profesor de economía en la UNTDF.