Si bajar el tratamiento de la ley ómnibus representaba la primera derrota legislativa de Javier Milei, el rechazo en el Senado (42 votos contra 25) por primera vez en la historia de un DNU supone su primer traspié en medición de fuerzas a través del voto parlamentario. Sin embargo, las reformas del decreto no judicializadas continúan vigente, a la espera del tratamiento en Diputados, donde si el Gobierno consigue mayoría en la Cámara Baja, el DNU será constitucional.
Buenos Aires.- En lo que representó una dura derrota para Javier Milei y el oficialismo libertario del Senado, el Frente de Todos y un grupo de la oposición anti kirchnerista se unieron y rechazaron este jueves el mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía. Ahora, la definición trascendental de este tema pasó a Diputados, con una norma aún vigente pero que podría convertirse como la primera en ser desactivada por ambas Cámaras del Congreso.
La norma insignia de Milei, que fue rechazada con 42 votos a favor, 25 en contra y cuatro abstenciones, elevó la tensión no sólo en el Congreso, sino también en la relación entre el primer mandatario y la titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel. La titular del Senado resguardó al Gobierno durante más de un mes y pagó sola el costo político de no convocar -ante pedidos para sesionar-, aunque se quedó sin margen en los últimos días y tuvo que incorporar el aterrizaje del mega DNU en el recinto. Eso generó la furia de la Casa Rosada.
Al inicio del debate el jefe de La Libertad Avanza, Ezequiel Atauche, ejecutó una medida salvadora a través de una moción para postergar el análisis de la medida. No tuvo éxito, con 41 votos en contra y sólo 30 a favor. Ahí quedó marcado el destino final. Fueron claves para ello el kirchnerismo, los peronistas disidentes Carlos Espínola y Edgardo Kueider, y silvestres provinciales como Mónica Silva (Río Negro) y los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano.
Los últimos tres responden a gobernadores patagónicos. A ellos se sumaron, entre otros, la neuquina Lucila Crexell y radicales como Martín Lousteau (Ciudad de Buenos Aires) y Edith Terenzi, que es aliada al mandatario chubutense, Ignacio Torres. Sin embargo, su comprovinciana Andrea Cristina hizo lo contrario y jugaron a dos bandas. Todos repitieron su accionar al momento de la definición, salvo los misioneros renovadores Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, que rechazaron la moción y luego se abstuvieron.
El Frente de Todos, primero en reclamar una sesión por esta cuestión, se mostró unido y tuvo a sus 33 legisladores para dicha moción. A ellos se unieron los opositores anti kirchneristas mencionados con anterioridad y el radical Pablo Blanco. En tanto, se abstuvieron la peronista disidente Alejandra Vigo, esposa del ex gobernador cordobés, Juan Schiaretti, los misioneros Arce y Rojas Decut, y el radical Maximiliano Abad.
La definición del mega DNU pasa ahora a Diputados, que parte de una base de al menos 110 votos a favor del rechazo. Ni bien sea informada de la votación de este jueves, la Cámara baja podrá debatirlo en el recinto, pese a que la idea del oficialismo es encontrar una salida y estirar la discusión a través de la bicameral de Trámite Legislativo, que analiza este tipo de normas.
El problema de la bicameral es que para hoy mismo tenía una reunión -no realizada por la sesión- para recibir las explicaciones de funcionarios. Hay dos que son exigidos por la oposición: el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; y el ministro de Economía, Luis Caputo.
De hecho, Posse representa el mayor interés por su discreción. No podrá eludir por mucho más tiempo al Congreso, ya que tendrá que asistir a alguna de las dos Cámaras para realizar el informe de gestión que plantea la Constitución. Algunos diputados radicales, como Julio Cobos, ya hicieron presentaciones en ese sentido.
En medio de todo este embrollo aparecen un inminente análisis de la renovada ley “ómnibus” en Diputados y los primeros contactos entre gobernadores y la Casa Rosada sobre la única batalla real que les interesa a ambos en estos momentos: la plata.
Durante la sesión de este jueves, el Senado avaló convenios internacionales y sancionó -importante, ante la visita del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI)- la ley que modifica el Código Penal respecto de la prevención y represión del lavado de activos, la financiación del terrorismo y el financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva.
Cómo fue el debate
El senador libertario y titular de la comisión bicameral de Trámite Legislativo, Juan Carlos Pagotto, tuvo una curiosa intervención exprés y prometió no extenderse debido a que, según dijo, “este DNU lo conocen todos y lo han estudiado todos de memoria”, tiene “una gran incidencia en lo que la gente quiere, y no creo que todos seamos los dueños de la verdad absoluta”.
Pagotto también criticó la “memoria selectiva” de la oposición kirchnerista, que en gestiones pasadas “emitió decretos que nunca se han tratado -muchas veces, ni la bicameral se conformaba- y afectan derechos de argentinos que hoy tienen vigencia”.
Minutos más tarde, el jefe del Frente de Todos, José Mayans, aseguró: “Pagotto no habló mucho porque no quería defender el DNU. Es abogado y sabe que le van a sacar la matrícula”. “Qué feo”, le respondió la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel.
“Nunca, ningún presidente o presidenta ha esgrimido o intentado legislar con una magnitud como vivimos el 20 de diciembre de 2023. Ninguno de los 72 senadores y 257 diputados puede negar que el Ejecutivo se arrogó facultades legislativas e intervino sobre 300 leyes, ya sea derogándolas o, en muchos casos, modificándolas. Este DNU, sumado a la -fallida- ley ‘ómnibus’, es un cambio constitucional de hecho”, replicó la vicejefa del Frente de Todos, la camporista Anabel Fernández Sagasti.
El fueguino Pablo Blanco, que primero acompañó posponer la discusión, aprovechó el inicio del debate para manifestar su postura -ya conocida- en contra del mega DNU. De hecho, fue uno de los legisladores opositores anti K que firmó una de las notas para sesionar y analizar la medida. “Creo que estamos perdiendo el tiempo”, se sinceró el senador radical.
Para Blanco, “si tuviéramos un Gobierno que el 10 de diciembre inició gestión y lo hicieran en el marco de lo que se juró, no estaríamos discutiendo esta herramienta”. Seguido a ello enumeró algunos puntos que tienen aval de la oposición no kirchnerista, como la cuestión laboral.
“Muchos me dicen: ‘si estás en contra, votás con el kirchnerismo’. En todo caso, si coincidimos, están votando ellos con la UCR ya que algunos, a partir del 10 de diciembre, descubrieron una Constitución y un reglamento -de la Cámara alta- a respetar”, sostuvo.
Por su parte, la cordobesa Alejandra Vigo, esposa del exgobernador del peronismo disidente Juan Schiaretti, apuntó a cuatro puntos en los que se encontraba “dispuesta a debatir”, como el “desarrollo de economías regionales; el tratamiento de leyes laborales y previsionales, que son desafíos importantes; el sistema de salud y, fundamentalmente, las reformas del Estado”. No obstante, rechazó tratar “a libro cerrado” los 16 capítulos del mega DNU y solicitó la abstención.
En tanto, su compañero de interbloque, Edgardo Kueider (Entre Ríos), sentenció: “Desde el mismo 21 de diciembre, a pocas horas de que fuera emitido, dejé en claro mi posición respecto de que este DNU es inconstitucional. No esperé ni un minuto para que quede claro, no especulé con respecto a esto. Casi todos aquí sabemos que es inconstitucional. Me atrevo a decir que todo el Poder Ejecutivo sabe que es inconstitucional, que todos los diputados saben que es inconstitucional y lo sabe el presidente de esa cámara, y la Corte Suprema de Justicia sabe que es inconstitucional”.
Desde Juntos Somos Río Negro, Mónica Silva -responde al gobernador provincial, Alberto Weretilneck- advirtió, al inicio de su discurso, que existe “una concepción autocrática que se observa y se expresa en los dichos del presidente”, y que ello “se ve en el DNU y nos preocupa”.
Silva añadió: “Aprobar o rechazar este DNU tiene como consecuencia la ira del presidente de la Nación. Me parece que estamos en un momento en que esa situación debería dejar de existir y la ira no conduce a nada. Sugiero tratamiento”. Por último, la legisladora patagónica dejó en claro que “si hay un verdadero llamado a un diálogo”, que “sea sincero, de verdad, que precisa de escucha atenta y no un ‘si no me das esto, te hago caer sobre tu cabeza las siete plagas de Egipto’”.
“Ahora nos agarró un apego al republicanismo. Somos gendarmes de la Constitución”, fustigó el presidente del PRO en la Cámara alta, Luis Juez, al hacer uso de la palabra, y agregó: “Hoy aparece un señor con discurso horrible, pero la gente lo votó masivamente. Hizo lo que dijo que iba a hacer y ahora somos rigurosos examinadores de la Constitución. Yo no tengo nada que ver con este gobierno, pero la gente se expresó”.
Juez también felicitó a Villarruel ya que, “a pesar de las presiones”, entendió el reglamento del Senado y se apegó “a las normas” relacionadas con convocar al recinto ante pedidos de sesiones especiales.
Cierres
Primero, el titular de la bancada del centenario partido, Eduardo Vischi (Corrientes), reflexionó que rechazar el mega DNU “es una herida muy complicada desde lo político, un mensaje malo para el país”. En ese sentido, indicó: “Varios desconfían -del pacto de Mayo- y se habla de ganar tiempo. Ojalá no sea así. Necesitamos unir a los argentinos en un proyecto común. No se puede solo. Es el momento de apoyar”.
“Este DNU hace que suban todos los servicios y cada vez bajen más los sueldos de los trabajadores argentinos. Por derogar 82 leyes, reformar 300, modificar códigos de fondo, nuestro bloque va a votar en contra y pedimos de manera inmediata que -el Presidente- envíe los proyectos sobre estos títulos. Que deje de escracharnos, insultarnos y tenga respeto por el Poder Legislativo”, sintetizó más tarde el jefe del kirchnerismo en el Senado, José Mayans (Formosa).
Por su parte, el presidente del oficialismo, Ezequiel Atauche, cuestionó a quienes no apoyaron la prórroga de la discusión y enfatizó: “La realidad es que, cuando no gobiernan, no dejan gobernar. Lo que más les duele es que estamos haciendo las cosas bien. Los números nos dan y nos cierran”. Y finalizó: “Más poder para los argentinos es menos para la política. Eso asusta para los que están acostumbrados a los privilegios. El Presidente está haciendo lo que dijo que iba a hacer”.