El geólogo Pablo Torres Carbonell presentará hoy en el Centro Cultural Yaganes su libro “Toponimia del extremo oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego – un relato de su historia a través de sus nombres”, donde recoge los relatos vinculados con el origen de cada nombre del lugar. Adelantó que compartirá algunas de las historias, junto a otros especialistas invitados y dijo que es una “obra inconclusa” dado que todavía resta conocer el origen del nombre de muchos lugares. La expectativa es que sea un disparador para que el libro se siga enriqueciendo con el aporte de los fueguinos.
Río Grande.- Pablo Torres Carbonell, geólogo e investigador del CADIC, dialogó en el programa ‘Buscando el Equilibrio’ por Radio Provincia sobre su libro “Toponimia del extremo oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego, un relato de su historia a través de sus nombres”, que será presentado hoy a partir de las 19 horas en el Centro Cultural Yaganes, junto con otros conocedores de Península Mitre que esperan compartir un momento ameno, a partir de las historias del lugar. “Obviamente va a estar a disposición el libro para quien lo quiera adquirir, que ya está en venta hace unos cuantos días en las librerías. El libro cuesta 20 mil pesos en las librerías y en la presentación va a tener un descuento”, anticipó.
Respecto de la obra en sí, dijo que “este libro no lo hice como científico sino como miembro de la asociación civil Conservación de Península Mitre, que creamos hace más de diez años. Siempre la idea fue promover el conocimiento de esa región de la provincia, aspirando a su conservación. Finalmente la ley de creación del área protegida fue un objetivo cumplido, aparte de esta publicación”.
Explicó que “la toponimia es el conjunto de nombres de una región geográfica, de los accidentes geográficos, como ríos, lagos o montañas. Lo interesante es que detrás de esos nombres siempre hay una historia o un relato que nos permite ir rastreando en este caso la historia de Península Mitre, que comienza con los primeros habitantes, los pueblos indígenas que vivieron allí, y continúa con 400 años de contacto con los europeos y los argentinos que nos radicamos en la provincia”.
“Todos esos relatos en general están dispersos en textos inéditos o en documentos que están en poder de una familia, de gente que vivió ahí, y muchos otros pasan de boca en boca. No todo el mundo tiene acceso y la idea era plasmar toda esa información en un libro. Hay gente que a la que le gusta la geografía y saber el porqué de un nombre, y creo que la riqueza principal del libro es la historia que está detrás de todos esos nombres”, señaló.
Consultado sobre el relato que más lo motivó, aseguró que “son un montón y no sé si podría elegir uno. Cuando yo vine a trabajar en el CADIC, una de mis actividades fue hacer trabajo de campo en Península Mitre, principalmente en la costa norte. Conociendo a la gente que trabajaba ahí, los antiguos puesteros, me contaron las historias que estaban detrás de algunos de los nombres. Hay una historia que tiene vinculación con Río Grande, que es la del Cabo Leticia. Había un rancho que era un puesto de la estancia Policarpo, que era el puesto Leticia, y se llama así porque el puestero que vivía ahí estaba en pareja con una mujer de nombre Leticia, que era descendiente de los alakalufes. Esta chica había estado en La Misión Salesiana, junto con grupos de selk’nam que habían confinado en ese lugar. El puestero había sido un salesiano miembro fundador de La Misión, que era Juan Ferrán, y llegó con el padre Beauvoir. En algún momento colgó la sotana y se fue con Leticia a radicar en Península Mitre. Ella está mencionada en un libro de Anne Chapman, que la llegó a entrevistar. Esa es una de las primeras historias que escuché del lugar y está plasmada en el libro”, adelantó.
La emoción del paisaje
Más allá de la mirada científica, Torres Carbonell exteriorizó la fascinación que provoca Península Mitre tanto en los propios como en los turistas. “Es uno de los lugares con mayor biodiversidad de la isla, tiene un montón de especies de árboles nativos y es uno de los lugares con mayor superficie turbera del país. La mayor parte de las turberas de la isla grande están ahí. Son ecosistemas importantes y es un lugar que vale la pena preservar”, dijo.
“Con respecto a la fauna, está no solamente la fauna terrestre que uno conoce, como guanacos, zorros y demás, sino que es muy importante la fauna marina. Hay colonias de pingüinos penacho amarillo en Isla de los Estados, que en determinados momentos del año se acercan a las costas de Península Mitre. Me he encontrado con focas leopardo, con elefantes marinos en la playa, y hay una diversidad impresionante. También hemos visto bastantes perros asilvestrados y animales atrapados en la turba. En febrero estuvimos de campaña y había un toro que estuvo dos o tres días sin poder salir. Esas cosas se ven seguido”, aseguró.
También dio cuenta del interés que despierta la zona en los turistas. “Todos los veranos se llena de caminantes que hacen excursiones de dos o tres días. Se ha convertido en un lugar realmente atractivo para un segmento de los turistas. Es un lugar que tiene una geografía impresionante, porque hay costas con acantilados, costas con playa, por ahí en un acantilado se ve un cóndor al lado de un petrel o un albatros, y capaz a lo lejos se ven toninas overas e inclusive orcas. Yo nunca me canso de esos paisajes y he tenido la posibilidad de ir con turistas extranjeros, que casi lloran de emoción frente a esos paisajes. Es una experiencia única para el turismo. Además de ese patrimonio natural del paisaje, hay un patrimonio cultural histórico impresionante. Hay restos de naufragios y estas cosas le agregan un condimento especial al lugar”, expresó.
El próximo paso
Consultado sobre la tarea a emprender en el corto plazo, informó que “como geólogo trabajo con un grupo de colegas y estamos estudiando la formación de los Andes fueguinos. Hemos trabajado mucho entre el Lago Fagnano y el Canal Beagle y en la Sierra de Beauvoir. Toda la zona montañosa de la isla nos resulta sumamente interesante. Como fueguino siempre me interesó la historia del lugar y me sigue interesando seguir investigando sobre los topónimos del resto de la provincia. Cuando leo libros que se han escrito sobre la historia del lugar, sobre los exploradores que tenían encuentros con los pueblos originarios, me gusta seguir investigando por ese lado. Este libro sobre Península Mitre es una obra inconclusa, porque hay un montón de nombres que no conocemos, hay otros que no sabemos el origen, y la idea es seguir nutriéndolo, que la gente pueda ir aportando, para ir ampliándolo. Popper fue el que le puso el nombre a Península Mitre y a varios de los lugares que hay allí. Era un tipo muy emprendedor, y para sus emprendimientos necesitaba financiamiento, por lo que varios de los nombres que puso eran los apellidos de personas muy influyentes de Buenos Aires en aquella época. Esa gente, o ponía plata en sus empresas, o lo ayudaba políticamente a conectarse. Uno lo que más conoce de Popper es lo que pasó en la zona norte de Río Grande y la famosa foto que se sacó con los selk’nam, a los que asesinaba a tiros”, recordó.
Finalmente dio cuenta del pedido que están haciendo las asociaciones intermedias con relación a la ley que declara área protegida a Península Mitre, a fin de que se convoque a conformar la comisión prevista en la norma, dado que ya ha transcurrido un año y medio de su aprobación.