La industria continúa en el pozo y no hay señales de repunte

La actividad industrial cayó un 0,6% mensual en mayo y la UIA ya anticipó que junio «la mayor posibilidad es que haya una contracción». Este jueves se conocerá el EMAE

Buenos Aires.- La actividad industrial no ve un horizonte de repunte. La UIA adelantó que, tras una caída de la producción fabril del 0,6% en mayo, en junio también la mayor posibilidad es que haya contracción. La recesión golpeó con fuerza en las fábricas y hacia adelante el panorama no parece alentador: las nuevas medidas financieras comprometen al Gobierno a alcanzar un mayor superávit a costa de más ajuste, en tanto que la recaudación sigue sin despegar y obligó a más recorte del gasto en junio. El Índice Líder que publicó la UTDT arrojó que hay solo un 0,08% de chances de expansión económica.

«Los datos adelantados de junio reflejan que la caída interanual persiste y en la serie mensual también podría observarse una nueva disminución. Es importante destacar que los datos del mes estuvieron parcialmente afectados por los menores días hábiles debido a los feriados. Igualmente, descontando dicho efecto, se observaron caídas de magnitud», destacó la UIA.

Los números de la central fueron en línea con los oficiales. El Indec difundió en mayo una caída de la producción del 0,2% mensual y del 14,8% contra el mismo mes de 2023. Para la UIA la caída interanual fue de 14,3%.

Este jueves se conocerá el dato de actividad económica del EMAE, mientras que el Índice Líder (IL) de la UTDT, arrojó que «la probabilidad de salir de la fase recesiva en los próximos meses se ubica en 0,08%». Casi nulas. A nivel anual, tanto el FMI como el Gobierno pronosticaron una contracción del 3,5% en la actividad, ya alejada de la deseada recuperación en forma de V. Luego de la sequía record de 2022, será el sector agropecuario, junto a la minería y petróleo, el que le ponga un límite al resultado negativo de la actividad.

La recesión provocada por la devaluación, salto inflacionario, pérdida del poder adquisitivo y caída de la demanda golpeó con fuerza en las fábricas, especialmente en aquellas vinculadas al abastecimiento del mercado interno. La industria aún no logra ver la luz al final del túnel.

Pese a que la recaudación tributaria cayó por el efecto de la propia recesión en junio, el Gobierno consolidó el superávit fiscal en el primer semestre y para ello tuvo que afilar la motosierra en el sexto mes del año y recortar el gasto público en un 35,2% real, con impacto en la actividad económica.

Es este marco, las nuevas medidas financieras, en particular el traspaso de los pasivos remunerados del BCRA hacia deuda del Tesoro, con la creación de las Lefi, generará una potencial mayor carga de intereses al fisco, lo cual compromete al Gobierno a alcanzar un mayor superávit primario. Si la actividad junto con la recaudación no repuntan, puede implicar un ajuste mayor jubilaciones, salarios, transferencias a provincias y obra pública, con aún más impacto recesivo.

 

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